Salsa, ritmos afrocaribeños

Calipso, patrimonio cultural universal. Foto Amprensa

Por Edgard Hozzman

En 1964 el locutor venezolano Phidias Danilo Escalona durante la entrevista que le hacía a Bobby Cruz y Richie Rey, el comunicador al interrogar al pianista Richie, sobre el género musical que ellos interpretaban comentó al aire “¿qué es esa jerga musical que ustedes tocan? ¿No es Mambo, Charanga, Guaracha, Guaguancó y menos Pachanga que es? Richie, en broma le contestó, Ketchup, la salsa que se le hecha a la hamburguesa para que le de sabor, a lo que Phidias agregó, amigos oyentes ya lo escucharon la música de Richie y Bobby, se llama SALSA. Sin proponérselo el comunicador venezolano ese día bautizó el género musical que haría suceso en los últimos tres decenios del siglo XX.

Tito Puente en honor a Phidias Danilo Escalona compuso la canción, “El bigotón Danilo”

En la Salsa se fusionan todos los ritmos folclóricos de los países que conforman la mítica y bella Cuenca Antillana, con su misterioso Triángulo de las Bermudas, el encanto de su mar Caribe, sus islas perlas de los mares con sus playas.

Fue en este territorio en el que se dieron cita tres milenarias culturas en el siglo XV, la autóctona, la europea y la africana, tres razas que fueron definitivas para el surgimiento de una nueva cultura la que entendió que la tierra no era plana, sino redonda y que no éramos el centro del Universo.

Con la dinámica que le dieron a la Cuenca Antillana, Bucaneros, Piratas, misioneros, esclavos, nativos, mulatos, mestizos y europeos, al calor del ron, sufrimientos y adversidades, nacieron cantos y danzas, las que animaban con instrumentos rudimentarios y autóctonos, guacharacas, maracas y percusión, los que acompañaban a sus voces y coros, los que aliviaban sus penas, sufrimientos, frustraciones y daban esparcimiento al espíritu.

Este fue el origen de los ritmos, bailes e instrumentos que más tarde darían identidad a las diferentes divisiones políticas de la región. Folclor que se fue enriqueciendo con la incorporación de nuevos instrumentos algunos de ellos evolucionados en el nuevo mundo, como el tres cubano, el timbal, el bongo, el güiro, entre otros.

En los decenios treinta, cuarenta y cincuenta del siglo XX, Cuba se convirtió en el epicentro del Show Business. Allí se reunieron, músicos, arreglistas, compositores y cantantes, quienes sin proponérselo fusionaron los diferentes folclores de sus respectivos países con una buena dosis de Jazz, así nació el Mambo, la Charanga, la Pachanga.

Uno de los grandes del sonido afrocubano fue el Maestro Pérez Prado, secundado por Machito, Bebo Valdés y Benny Moré, La Sonora Matancera, entre otros.

Quienes definitivamente proyectaron el sonido de la cuenca Antillana desde New York fueron el catalán Xavier Cugat y el puertorriqueño Tito Puente, en los años cuarenta, cincuenta y parte de los sesenta del siglo pasado.

En el decenio de los setenta, la compañía discográfica Fania, fundada por el abogado de origen judío, Jerry Masucci en 1964, comenzó a rendir grandes éxitos, orquestas y cantantes, gracias al concurso del flautista de origen dominicano, Jhonny Pacheco quien agrupó a una buena cantidad de músicos cubanos, puertorriqueños, americanos de origen latino y colombianos, con los que creó varias orquestas para lanzar a Héctor Lavoe, Ray Barreto, Eddy Palmieri, Celia Cruz, Ismael Miranda, Ismael Rivera, Willy Colón, Richie Ray & Bobby Cruz , Rubén Blades, Cheo Feliciano , Larry y Andy Harlow, entre otras figuras del sonido latino, elenco al que se lo conoció como Las Estrellas de Fania.

En Colombia las grandes personalidades de La Salsa han sido Joe Madrid, pianista que trabajo al lado del Gato Barbieri, Ray Barreto y Las estrellas de Fania, Eddy Martínez pianista y arreglista de gran figuración en La Unión Americana, Julio Ernesto Estrada, Betho Diaz y Jairo Varela.

Además, periodistas colombianos han sido grandes promotores de La Salsa a través de sus programas de radio y crónicas, Miguel Granados Arjona, el maestro de los salseros nacionales, Juan Carlos Izquierdo, Ley Martin, Hamer Londoño, Jorge Gómez Maldonado.

AFRO CARIBE ANTILLANO

Los nexos de Jamaica con el Reino Unido fueron definitivos para la evolución y la difusión del Reggae.

La generación musical inglesa de los sesenta buscó en el Rhythm and Blues (R&B), el origen del sonido que les había llegado de este lado del Atlántico a comienzos del decenio de los cincuenta en las voces de Elvis, Bill Haley, Buddy Holly, Chuck Berry, The Everly Brothers, entre otros pioneros del Rock and Roll.

Los estudiosos músicos británicos interpretaron un Rock al que la crítica especializada denominó: POP, abreviatura de popular. Esta generación de músicos originó un movimiento artístico que dio identidad a los años sesenta, el POP.

El Pop tuvo que ver mucho con el nacimiento del Reggae. A comienzos del decenio de los sesenta “El Sha” era el ritmo más popular en Jamaica. El Sha era la fusión del Calypso con el Rock and Roll, el éxito de este nuevo género musical llegó a Inglaterra donde se le conoció como “Blue Beat», el que no pasó desapercibido para los músicos que marcaban la pauta de mediados de los sesenta como, Eric Clapton, Paul Simon, Johnny Nash, “Los Rolling Sones”, entre otros, quienes se convirtieron en los mecenas de este nuevo sonido el que más tarde se popularizaría y conocería como Reggae.

En 1967 la agrupación jamaiquina “Toots and Maytais” grabó «The Reggay», el que tuvo una gran difusión en toda la cuenca antillana y en el Reino Unido. Del título de esta canción nació la palabra “Reggae “con la que se bautizó y se dio a conocer el nuevo ritmo en el que se fusionan el Calypso, el Pop y el Soul, el que diez años más tarde tendría el reconocimiento a nivel mundial, gracias a su gran apóstol Bob Marley (2-II- 45- 11-V-81).

El Calypso es el común denominador folclórico de todas las islas antillanas incluyendo nuestros territorios insulares. A partir de esta identidad musical han evolucionado todos los aires autóctonos con un alto porcentaje de raíces africanas amalgamadas con el sonido europeo.

Gonzalo Arango, patriarca del nadaísmo encontró en San Andrés, un oasis para su Universo Fantástico y el encanto de esta bella isla lo inspiró para escribir el tema San Andrés, que también firma Pablus Gallinasus.

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