Blanco y Negro. Pánico en la capital

Foto El Tiempo

Por Gabriel Ortíz

Cuando el líder dijo que Bogotá moriría de sed y que todos sus 8 millones de habitantes tendrían que marchar para salvarse, se acabarían tradicionales manifestaciones contra los golpes blandos e investigaciones sobre topes electorales. Así dejó ver el apocalipsis que caería sobre la capital. Y dijo tener toda la información que mostraba una ciudad sedienta en marzo del 25.

El solo anuncio del líder dio origen a la proliferación de compraventa de inmuebles, negocios y posibilidades de inversión. Bogotá, tuvo la peor noche y madrugada que se conozca después del 9 de abril del 48. Muchos de sus habitantes entreabrieron sus ventanas para observar a los soldados sacando a toda la población de sus residencias. Pensaban con pánico el lugar al que los llevarían, sin permitirles cargar una mísera botella de agua. 

Entre tanto los medios matinales de comunicación trataban de calmar a 8 millones que aún estaban arropados en sus camas esperando la hecatombe que su líder los había amenazado esa noche del martes 22, a través de un encrespado y delirante discurso ante un planeta reunido en Cali para defender la biodiversidad, pero con el propósito de salvar a la humanidad.

El alcalde de la metrópoli Luis Carlos Galán, intentó apaciguar y evitar el pánico entre sus súbditos, mas el líder, y sus entorpecidos seguidores fortalecían la pronosticada amenaza de la peor sequía en la historia de la capital. Veían un desierto extendido por toda la sabana y creían que había llegado el Putín, que destruyó a Ucrania. 

El daño ya estuvo hecho: Bogotá agonizará de sed y la polvareda sepultará lo que antes fue la fértil y pujante capital de Colombia y Atenas Suramericana. 

Por fortuna el alcalde Galán, con toda tranquilidad y fortaleza, derrumbó las falsas tesis de Petro sobre la catástrofe que sepultará a la capital. 

Hoy la humanidad soporta un clima endemoniado que inunda, o limita las lluvias en muchas regiones del mundo. Pero eso cambiará, y sería catastrófico crear pánico con supuestas emergencias, cuando existen cambios climáticos, controles y descubrimientos para obtener el precioso líquido.

Las aguas lluvias se pueden aprovechar, como ocurre en multitud de ciudades, pueblos y regiones. La sabana de Bogotá fue una laguna y en su subsuelo existe agua abundante. Galán, no ha descuidado el tema, trabaja, analiza y cuenta con apoyos técnicos y modernos para evitar la hecatombe, calamidad o infortunio profetizados. 

Bogotá, seguirá su progreso, su pujanza y su fortaleza. Quienes pensaron en abandonarla, o colocar en venta sus propiedades, aquellos que se sienten acosados, deben recuperar la confianza, e inclusive salir a las calles y plazas para protestar por el golpe, no blando, que quisieron aplicarle a la capital.

Claro que hay quienes recuerdan a cierto alcalde, que entró en pánico por una crisis con las basuras y se apresuró a comprar camiones usados, viejos y costosos, que inclusive llegaron repletos de desperdicios neoyorkinos.

Solo nos queda solicitar que ciertos líderes, frenen sus impulsos y delirios para perpetuarse, y piensen en su gran responsabilidad frente a quienes los eligieron o respetaron las decisiones de las urnas.

¡Bienvenida querida Bogotá pujante y triunfante!

BLANCO: Valiosa posición de 120 congresistas para evitar que la reforma a la justicia beneficie a los violadores y asesinos de nuestros niños.

NEGRO: Ojo con darle más autonomía y recursos a los departamentos, se puede generar una inatajable politiquería.          

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