Por Óscar Domínguez Giraldo
A veces, cuando Cupido no viene manda un electrodoméstico. A una prosaica nevera le debe un nonagenario su segundo amor a primera vista. El primer amor fue el ajedrez que parece inventado para él.
Hace muchos aguaceros, a un almacén de J. Glottman, de Medellín, llegó una “dulce enemiga” a comprar un repuesto para la nevera. El vendedor de turno quedó flechado.
Ajedrecista por convicción, ese vendedor, Jaime Ossaba, tiriribiseño como Ñito Restrepo, Salvo Ruiz y el Caratejo Vélez, decidió jugar un gambito de dama para conquistar a Margarita Alzate, la chica del repuesto, ya fallecida.
El impetuoso enamorado incurrió en chantaje gastronómico: le prometió agilizar el arreglo del cachivache si lo invitaba a su casa a tomar chocolate. La chica dijo sí. Ese chocolate terminó en un matrimonio de 65 años, cuatro hijos, cuatro nietos, y Oliver, el perro labrador.
El ajedrecista de estas líneas, cumple años el mismo día (1º de septiembre) que Tarzán. (Bueno, el del cumpleaños es el alter ego de Edgar Rice Burroughs, creador del Hombre Mono).
También el primer día de septiembre, hace 52 años, Bobby Fischer se coronó campeón mundial de ajedrez al derrotar a Boris Spassky. Si le preguntan a Ossaba, de 95 años, cuál es la mejor partida de ese match dirá que la sexta. Créanle. La pueden bajar con horqueta de internet.
El juego de Ossaba, el último dinosaurio del ajedrez de Envigado donde hizo su vida sentimental y laboral, parece clonado del de Fischer, quien desde la apertura buscaba la confrontación. Es admirador del apátrida Korchnoi y del colombiano Carlos Cuartas quienes detestaban la monotonía sobre el tablero blanco y negro, como las teclas del piano. Hay mucho de música en el juego que vino de la India a lomo de cobra. Dice la leyenda.
“Jaime deja su piel en cada escaque del tablero”, sintetizó desde París, su sobrino Mario, artista plástico, quien recordó que en 1929 nació Martin Luther King, se produjo el primer vuelo alrededor del mundo en paquidérmico zepelín al mando de Hugo Eckner, y se fue de bruces la bolsa de Nueva York.
Ossaba respondió las inofensiva preguntas que les he hecho a varios amigos que marcan con el 9:
¿En qué trabaja en estos momentos?
– Mi trabajo es el deporte porque todos los días salgo a jugar ajedrez y lo paso muy bien porque me encanta.
– ¿Receta para su larga vida?
– La tranquilidad que ayuda mucho a vivir plácidamente porque la persona intranquila sufre.
– ¿Qué le han quitado y qué le han agregado los médicos?
– En estos momentos me encuentro bien de salud y por consiguiente no he necesitado la ayuda de los médicos.
– ¿Qué es lo bueno de la vejez?
– Lo bueno de la vejez es que nos enseña a no cometer más errores de los que cometimos en la juventud
– ¿Lo malo?
– Cuando llega el momento en que uno es indefenso y no se vale por sí mismo.
– ¿Lo feo?
– La vejez no es fea; es una etapa más de la vida.
