El triste estigma de ser letrada

Las damas de compañía Indias

Por Julián Escobar

Las tawaifs fueron mujeres del imperio Mogol y Raj británico que se dedicaban al entretenimiento de nobles conocidos como nababs mediante el uso de poesía, bailes típicos, etiqueta, instrumentos musicales, entre otras artes, siendo una figura totalmente opuesta a las geishas japonesas en ese aspecto. Al ser mujeres instruidas, buenas conversadoras, elegantes, entre otras, los nobles de la India eran clientes de estas al tener una forma de entretenimiento superior. Mientras en occidente se organizaban bailes de salón, conciertos, entre otros, la India medieval y moderna buscaba esta forma de entretenimiento. Sin embargo, la colonización británica cambió radicalmente las costumbres indias al pintar que las mujeres debían ser al estilo victoriano y no ejercer este tipo de profesiones. Es irónico que la misma sociedad que se llamaba a sí misma como civilizadora no comprendiera las costumbres de los lugares a los que llegó.

Las tawaifs eran un grupo de mujeres dedicado a las artes como modo de vida. Se extendieron por el norte de la India, donde su epicentro era Lahore, hoy en Pakistán y en otros lugares como Goa y Bengala donde eran conocidas como baijis y nanking respectivamente. El entretenimiento estaba ligado a las clases altas por lo que era fácil verlas en palacios de reyes, salones de nobles y aristócratas. En estos espacios se leía poesía, seguidos por bailes tradicionales, canciones y de esta forma se demostraba la sofisticación cultural del gremio. Además, eran políglotas hablando idiomas como el persa, urdu y el hindi en una época donde no era común hablar más de dos lenguas en muchas partes del mundo. Todas sabían escribir y algunas eran escritoras versadas en su arte. 

No eran un equivalente de las geishas. Las tawaifs eran valoradas por su altura y prestancia y luego de leer poesía o de cantar para su audiencia, se retiran a los palacios donde habitaban. El más famoso distrito se ubica en Lahore, conocido como Heeramandi, de donde proviene también la serie que lleva su nombre, que habla de los sufrimientos por no ser considerada una tawaif. Esto era porque generalmente eran mujeres que habían sido desechadas por familias nobles que no las podían mantener o por hijas naturales de poderosos señores. Sin embargo, retornando al concepto del matrimonio como una alianza entre casas, seguramente no podían estar a la altura de un noble, rey u otro ya que no poseían tierras o fortuna, pero tampoco de alguien del común ya que estas sabían leer, no vivían mal, estando entonces así en un lugar difícil en el sistema de castas que existió en la India medieval. 

Su ocaso aparece por parte de los ingleses en su dominio de lo que fue el Raj británico. Para los ingleses una mujer que hablaba varios idiomas no era dependiente de un hombre, no era casada, tampoco podían endilgarles libertinaje alguno, era algo que no se concebía en una sociedad como la victoriana dominada por el afán de hombres que se aventuraban al mundo a explorar sus riquezas para imitar lo que fue el viaje del barón de Humboldt u otros famosos. Es así como coercitivamente, esparcieron rumores en contra de la tradición. En contraste de estos espectáculos, trajeron sus costumbres de fiestas de otro estilo, donde los temas que se conversaban no eran de cultura india, sino de lo victoriano. Poco a poco así se perdió la tradición que tuvieron los nobles de la región de ir a recitales a cargo de tawa ifs para mejor dedicarse a bailes ingleses.

–      No hay que romantizar la vida de estas mujeres. Fue algo bastante duro ya que fueron hijas cuyos padres no les dedicaron amor. Es así como terminas siendo letrada, estudiosa, pero sola, sin poder salir de allí – Explica Sonia Singh sobre su visión de las tawaifs. 

Poca movilidad social, falta de oportunidades para crear una familia, pero altamente valoradas por sus dotes culturales, claramente fue un gremio que no ha obtenido su lugar en la historia. Eso sí, ante la posibilidad de abandono, ofrecía un refugio para las mujeres de la época que no tenían adonde ir.

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