Por Eduardo Frontado Sánchez
En la era moderna, es innegable que la tecnología se ha convertido en uno de los símbolos más representativos de la evolución. Día tras día, avanza a pasos agigantados, ofreciéndonos un sinfín de oportunidades y conocimientos que antes parecían inalcanzables. Sin embargo, como seres humanos, tenemos la responsabilidad de utilizar estas herramientas de manera adecuada, para construir una sociedad cada vez más humana e inclusiva. En un mundo donde la inclusión y la empatía son temas recurrentes, es crucial hacernos la siguiente pregunta: ¿somos realmente conscientes de lo que podemos lograr en materia de inclusión si cambiamos nuestra perspectiva sobre la tecnología?
Desde mi punto de vista, es fundamental reflexionar sobre el verdadero significado que tiene la tecnología para las personas con cualidades distintas en el contexto actual. Para muchos, la tecnología no solo es una herramienta de integración, sino también un medio para interactuar de manera regular en el ámbito laboral y para simplificar las actividades cotidianas, haciéndolas más rápidas, sencillas y eficientes.
Un ejemplo claro de esto es la marca Apple, que a menudo es vista como un símbolo de estatus. No obstante, es importante entender que parte de su éxito y evolución en el mercado se debe a su compromiso con la inclusión. Con la incorporación de funciones como el dictado por voz en programas como Office, Apple ha logrado atender al 15% de la población mundial que posee alguna cualidad distinta. Este tipo de innovaciones tecnológicas demuestran que la inclusión no es solo un ideal abstracto, sino una realidad tangible que puede cambiar vidas.
Las cualidades distintas nunca deben ser sinónimo de victimización ni de incapacidad. Lo que se requiere es la búsqueda de alternativas que nos permitan vivir de manera más fácil y llevadera, independientemente de una condición física o una apariencia particular.
Para ilustrar esto, pensemos en una persona que utiliza una silla de ruedas y se enfrenta a una caída. Esta situación, que podría parecer aterradora, puede gestionarse de manera más segura y eficaz gracias a la tecnología. Con la ayuda de dispositivos como relojes inteligentes o asistentes virtuales como Alexa, una persona con cualidades distintas puede pedir ayuda de inmediato, convirtiendo un potencial escenario de peligro en una situación controlada.
La tarea más importante que tenemos como sociedad es eliminar los prejuicios y comprender, cada vez con mayor claridad, el verdadero significado de la inclusión. Solo entonces estaremos preparados para abrazar la diversidad desde todos los ángulos. Debemos recordar que lo humano nos identifica y lo distinto nos une. La inclusión, cuando es comprendida y aplicada correctamente, nos acerca a ser una sociedad verdaderamente cohesionada y empática, donde todos tienen un lugar y una voz.