Daniel Coronell
Un catalán, nacionalizado presurosamente por el presidente Gustavo Petro, hace negocios multimillonarios en Colombia mientras allegados suyos se ubican en los consejos superiores de numerosas universidades públicas del país. Xavier Vendrell ha sido investigado en España por los delitos de desórdenes públicos, malversación, tráfico de influencias y blanqueo de capitales.
Esta semana informé que hace pocos días, el 8 de julio, la Policía Nacional de España presentó ante un juzgado de Barcelona las conclusiones de una extensa investigación sobre la posible financiación rusa a la causa separatista catalana. Uno de los mencionados en el reporte policial es Vendrell, quien tenía conocimiento pleno de estas acciones.
También asegura el documento de la Policía de España que Vendrell “ostenta también la nacionalidad colombiana, concedida de urgencia por el presidente de Colombia Gustavo Petro tan solo tres semanas después de posesionarse como máximo dirigente del país a través de un mecanismo exprés del que dispone el presidente”.
Evidentemente el mandatario lo exoneró de los requisitos para entregarle cédula y pasaporte velozmente. Durante la campaña, Vendrell fue asesor de Gustavo Petro y armó la estrategia de testigos electorales para la elección presidencial –él asegura que facturó y cobró por eso– pero en la contabilidad de la campaña no hay registros sobre pagos hechos a él ni a ninguno de los asesores extranjeros del Pacto Histórico, entre los que está otro catalán llamado Manuel Grau Pujadas. La ausencia de esa declaración es un delito.
El presidente Gustavo Petro habla de Xavier Vendrell como un revolucionario comprometido con las causas progresistas. A esa definición le hace falta una parte importante. De acuerdo con documentos suscritos por otra autoridad española, la Guardia Civil, Vendrell ha venido haciendo multimillonarios negocios en Colombia, incluso antes de la llegada de Gustavo Petro a la presidencia. Según esas informaciones, empresas a las que el catalán está vinculado, han participado en el negocio de residuos en Bogotá, Santa Marta, Medellín, Soledad, San Andrés, Armenia, Pereira, Manizales, Palmira, Candelaria, Sincelejo y Yopal con presupuestos que superan los 516 millones de dólares.
Uno de los anexos de la investigación afirma: “Destacan los intereses de Vendrell junto a Joan Vila Planas y Manuel Grau Pujadas con la sociedad Themac en el mercado de residuos de una buena parte de las ciudades más importantes de Colombia”.
Según los documentos entregados por la Guardia Civil, Vendrell ha tenido además negocios inmobiliarios en Bogotá, Medellín, Santa Marta, Cartagena, Barranquilla y Tunja con valores proyectados superiores a los 200 millones de euros.
La publicación de la información sobre la investigación de la Policía Española que hace graves señalamientos contra Vendrell fue respondida con un comunicado suyo en el que afirma que “cualquier acusación o difamación basada en falsedades sobre un ciudadano colombiano es delito. En este sentido iniciaré las acciones legales pertinentes ante los tribunales de Colombia, respecto a las personas físicas o jurídicas implicadas en la difusión de tales falsedades”.
Las llamadas “falsedades” están en documentos oficiales que hacen parte de procesos judiciales en España. El comunicado amenazante de Xavier Vendrell fue publicado en la red X por una cuenta llamada “Activistas del Cambio”.
De acuerdo con una investigación de Jineth Prieto y Alejandro Valencia, periodistas de La Silla Vacía, “Activistas es un colectivo digital que surgió después de la campaña de Petro, organizado y dirigido por el estratega catalán, Xavier Vendrell”. El artículo dice que ninguno de los miembros del grupo pudo explicar su fuente de financiación.
El gobierno nacional tiene 34 asientos en los consejos directivos de las universidades públicas del país, hoy al menos 17 están ocupados por personas relacionadas con “Activistas del Cambio”. Vendrell, quien fue señalado de instrumentalizar jóvenes y plataformas digitales en Cataluña para promover movilizaciones que terminaron en disturbios violentos, es hoy el principal impulsor de las llamadas constituyentes universitarias en Colombia.
Usando el legítimo entusiasmo de unos jóvenes, este pretendido apóstol del cambio milita por la izquierda mientras se llena los bolsillos por la derecha.
