Jorge Yarce Maya: filósofo, maestro, amigo

Jorge Yarce (Q.E.P.D.)

Por Guillermo Romero Salamanca

Nunca paró de trabajar. Era incansable. No desperdició minutos de su valioso tiempo. Inculcó de diversas maneras el poder de los Valores Humanos. Formador de decenas de personas. Consejero. Pensador. Creador de medios para laborar. Escritor. Hombre de buen humor y fiel servidor a Dios y a los demás.

Nació el 14 de noviembre de 1940 en Medellín, estudió filosofía en la Universidad Bolivariana y después viajó a Roma donde adelantó su maestría en la Universidad Lateranense. De allí pasó a la Universidad de Stanford en Estados Unidos.

Tuvo la oportunidad, como miembro numerario del Opus Dei –institución de la Iglesia católica que busca la santidad de las personas por medio del trabajo profesional y de los deberes del cristiano—de conocer a su fundador San Josemaría Escrivá de Balaguer, de quien recibió enseñanzas y consejos sobre el futuro de la Obra no sólo en Europa sino en Colombia y el mundo.

“Yo aproveché mi estadía en Roma para conocer palmo a palmo la ciudad, los lugares cercanos, conduciendo una motocicleta Vespa, que me ayudó a esquivar trancones, aprovechar el tiempo y conocer parte de la historia de Italia”, contaba en una de sus reuniones con amigos.

Allá aprendió a preparar la pasta que repartía en sus reuniones con allegados o compañeros de trabajo.

Ya en Bogotá fue nombrado como director de la Asociación Para la Enseñanza, Aspaen, contribuyó luego al nacimiento del Instituto Superior de Enseñanza, INSE, que años después se convirtió en la Universidad de La Sabana. Fue consultor del Ministerio de Educación, del ICFES y de algunas universidades.

Con un grupo de amigos, encabezado por su compañero de estudios en Roma, Humberto Arbeláez Ramos, montó la Corporación Promotora de Medios de Comunicación, Promec, donde fue director de diversos espacios como “Dialogando” y “Valores Humanos”.

Organizó el Plan Estudio-Trabajo con el cual decenas de jóvenes obtuvieron sus becas para sus carreras universitarias y, de otra parte, un trabajo remunerado.

Propuso, entre otras, la realización de dramatizados que contaran la historia de Colombia y uno de los más complicados para el momento se llamó  “Bolívar, el hombre de las dificultades”. Era la primera vez que la televisión salía de los estudios y se grabaron escenas en los campos. La producción ocupó todos los actores y actrices del momento. Estuvo pendiente del rigor histórico y por ello seleccionó a personalidades de las academias, la actuación, la dirección y la vida militar para repasar los hechos que le dieron libertad a cinco repúblicas.

Además de Promec, dirigió otras programadoras como Eduardo Lemaitre y Jorge Rojas. 

En Medellín escuchó un día en Radio Colibrí a Jota Mario Valencia que era un menor de edad. Fue hasta los estudios y le dijo: “Te vas a trabajar a Bogotá, lo necesitamos para grandes proyectos”. 

“No puedo, mi papá no me da permiso”, le contestó el locutor y esa misma tarde Jorge Yarce habló con el progenitor, lo convenció y le estimuló para que tuviera a un gran comunicador de Colombia, como en efecto ocurrió.

Jorge Yarce, el filosofo que hizo escuela e impulsó el periodismo

Además de sus trabajos en televisión, Jorge Yarce dirigió por varios años ARCO, la revista del pensamiento colombiano donde escribían los más destacados personajes de análisis político, intelectual, económico, social y cultural. Cada artículo dejó huella en la historia del país.

Su impulso en televisión lo llevó a la creación del Noticiero Promec, tarea que encomendó especialmente a Jota Mario Valencia.

En 1978 lideró la creación de la Agencia de Noticias Colprensa que tomó forma en 1980 y reunió a periódicos de Medellín, Cali, Barranquilla, Cúcuta, Manizales, Pereira, Popayán, Pasto, Cartagena, Bucaramanga, entre otros.

Con el final de las programadoras, en una de esas licitaciones controvertidas del país, Jorge Yarce creó el Instituto Latinoamericano de Liderazgo con el cual emprendió una maratónica labor de educación, formación y estudio sobre los Valores Humanos que lo llevó a escribir libros, dictar docenas de conferencias en universidades, empresas, instituciones y entidades del orden nacional y privado en España, Estados Unidos, Venezuela, Puerto Rico, México, Perú, Ecuador, Argentina y desde luego en Colombia.

Y siguió con sus tertulias. No las dejó nunca. Un día antes de la celebración de cada una de ellas envió siempre un par de horas para orientar a los asistentes. “Dios y la familia”, “La santidad en medio del mundo”, “Trabajo y dignidad”, “Crisis del Siglo XXI”, “El matrimonio y los valores cristianos”. “Educación en tiempos modernos”.

En cada reunión asistían 10 o 15 personas. Siempre hubo, además, de su sonrisa,  un chocolate o una galleta para amenizar las conversaciones. 
A pesar de sus golpes de salud, nunca bajó el ánimo para sus tertulias y las reuniones donde preguntaba por el trabajo, la familia y los amigos. Fue un apóstol permanente. Hombre misa diaria y de diversas jaculatorias y oraciones a la Virgen.

Desde el 2000 fue socio del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) donde participó activamente y promovió la cordialidad, el respeto, la libertad de expresión dentro de los socios. Mantuvo correspondencia con muchos de ellos en sus últimos años por su estado de salud. 

Quienes lo conocimos, le escuchamos sus exposiciones, leímos sus libros o trabajamos con él, sólo nos queda decir: “mil gracias, mil gracias, mil gracias, maestro Jorge Yarce Maya”. 

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