Los Danieles. Raquel

Daniel Coronell

Daniel Coronell

Tenía 6 años cuando la amenazaron de muerte. A través del miedo querían silenciar mi trabajo. Llamaron varias veces para decirme, en medio de las peores groserías, que nos la devolverían en pedazos. En una de esas llamadas me describieron con aterradora precisión la ropa que llevaba puesta esa mañana para ir al kínder. Por los mismos días, mandaron a la sede del noticiero dos coronas fúnebres, una de ellas lamentando su muerte. Cuando averigüé –apoyado solo por mis colegas de Noticias Uno, porque ninguna autoridad me ayudó– encontramos que los arreglos mortuorios habían salido de una floristería de Paloquemao, allí nos informaron que los habían despachado por encargo de otra floristería de Pereira, donde solo recordaban que los había pagado en efectivo un hombre de mediana estatura.

Un correo electrónico calumnioso e intimidante enviado al doctor Ramiro Bejarano, quien por años y con inmensa generosidad ha sido mi abogado, nos llevó al autor del mensaje. Rastreamos electrónicamente su origen que estaba en una mansión habitada por Carlos Náder Simmonds, un excongresista condenado por narcotráfico en Estados Unidos. Cuando publiqué que de su casa habían salido los e-mails, replicó que eran solo una broma y que él nada tenía que ver con las amenazas.

La Fiscalía, dirigida entonces por Luis Camilo Osorio, encontró a alguien llamado Luis Fernando Uribe que se echó convenientemente la culpa para sacar de líos al poderoso Náder. El pobre diablo aseguró en un video que él era el responsable de las amenazas. La grabación fue hecha en una oficina del señor Náder mientras tomaban grandes vasos de whiskey.

María Cristina, Raquel y yo tuvimos que irnos de Colombia. Empacamos nuestras vidas en tres maletas y salimos de una semana a otra. Logramos un lugar en Estados Unidos gracias al programa Knight de la Universidad de Stanford y al Comité de Protección a los Periodistas (CPJ) de Nueva York. Raquel llegó a California sin hablar una palabra de inglés pero antes de tres meses estaba en el grupo de niños avanzados en el idioma. Pronto empezó a mostrarnos que era capaz de encontrar algo bueno incluso en las peores adversidades.

Allí, en California, nació nuestro hijo menor Rafael, la mejor prueba de que el exilio fue también una bendición para nosotros.

Un tiempo después, cuando recién había cumplido 16 años, Raquel fue diagnosticada con leucemia. El doctor Guillermo De Angulo, oncólogo del Hospital de Niños de Miami, asumió su caso desde el comienzo y nos prometió que haría todo lo posible porque el primer día fuera el peor de todos. En todo ha acertado el doctor, menos en eso. 

El tratamiento fue durísimo. Varias veces perdimos la esperanza y la volvimos a encontrar gracias al médico y al ánimo batallador de ella. Si se sumaran las noches que Raquel pasó en el hospital serían casi cuatro meses que, sin embargo, no lograron doblegarla. En medio del devastador malestar producido por la quimioterapia trataba de cantar, leer, pintar y pensar cómo ayudar a otras personas.

Cuando se quedó calva se inventó junto con María Restrepo, su mejor amiga, una campaña para alegrar a las niñas con cáncer. Se llamó “Bald is beautiful” y entregó cientos de muñecas sin pelo para animar a pequeñas pacientes en Estados Unidos y en Colombia, donde la campaña surgió con enorme fuerza gracias al apoyo de Julio Sánchez Cristo. No todas las niñas sobrevivieron pero muchas tuvieron un instante feliz en medio de la enfermedad.

Raquel poco a poco se recuperó. Tres años después pudo terminar su secundaria, se presentó y fue admitida en la Universidad de Harvard. Cuando iba por la mitad de su carrera la eligieron presidenta de The Harvard Crimson, el periódico universitario más antiguo de Estados Unidos. Ella es la única persona hispana que ha ocupado esa posición en 150 años de historia. Un lugar en el que han estado, entre otros, los presidentes de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt y John F Kennedy, además del actual director de The New York Times Joe Khan. 

Los padres tendemos a magnificar los logros de nuestros hijos pero algún mérito debió tener su llegada a esa posición porque fue destacada por The Washington Post, la prestigiosa radio pública NPR y la cadena NBC.

Raquel terminó su presidencia el 31 de diciembre de 2022 después de publicar investigaciones como la historia olvidada de los esclavos de la universidad, dirigir el rediseño de la publicación y dar pasos definitivos para su transformación al mundo digital. Cuatro días después, el martes 4 de enero de 2023, recibimos la terrible noticia de que la leucemia había vuelto. El pronóstico inicial no fue optimista. Sin embargo, otra vez con el apoyo del doctor De Angulo, viene recuperándose.

Este jueves se graduó. Habría podido ser simplemente un merecido día feliz pero Raquel decidió publicar ese día una columna para The Crimson que no deja contento a nadie. Ustedes pueden leerla aquí porque no pienso agregar una palabra. Con su escrito deja claro que el deber de opinar con honestidad está por encima de la conveniencia.

Ella ha llegado hasta aquí venciendo tres veces la muerte. De manera que, con un poco de suerte y salud, va a llegar a donde quiera.

Raquel
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