Por Octavio Quintero
Europa se devana los sesos tratando de explicarse el avance de la ultraderecha; y, América, en lo mismo, pero al contrario.
En el Viejo continente sorprende el avance de la derecha en Italia, Suecia y Francia. Últimamente vienen asustando la AfD, Alemania, y Vox, España; ambos movimientos declarados neonazis.
En América, la derecha y sus apéndices ultras, están ocupados moviendo las butacas de los progresistas en México, Chile y Colombia. Quieren reverdecer los éxitos logrados en Bolivia y Perú, mandatarios elegidos por el pueblo y sacados a la brava. Es de anotar que aquí parece agotarse la cosecha, ante los triunfos de Javier Milei y Nayib Bukele, y las posibilidades reales que Donal Trump regrese a la Casa Blanca.
Si fuera alternancia, fruto del desgaste de los mandatarios de turno, vaya y venga; pero lo que se observa es un desgaste del mismísimo sistema democrático, que tiene a los electores como empedrando el camino al infierno, tentando nuevas y azarosas posibilidades, que la derecha les ha negado por largos años, y la izquierda no puede reivindicar, de un día a otro.
Conclusión: Es la democracia, estúpidos, parafraseando la frase de combate de la campaña de Bill Clinton.