Fueron días de teléfonos incansables, de nervios e intranquilidad en medio de la modorra de agosto, hasta que finalmente la mayoría progresista logró este jueves estrenar la nueva legislatura con un rotundo triunfo. Los dos socios del Gobierno en funciones tuvieron que sudar hasta el último minuto para conseguir el apoyo del independentismo catalán, singularmente el de Junts, la formación del huido Carles Puigdemont, y lo lograron de pleno. La izquierda obtuvo el control de la Mesa del Congreso con una mayoría sobrada -178 votos- que colocó al frente de la Cámara a la socialista Francina Armengol, de 52 años. Para completar la jornada, Pedro Sánchez y los suyos se encontraron con un regalo inesperado: el bloque de la derecha se dividió y el PP se quedó en 139 votos, un escuálido resultado para las pretensiones de su líder, Alberto Núñez Feijóo, de pedir al Rey que le permita someterse a la investidura.
Nadie se atreve a aventurar que la victoria de este jueves en la sesión constitutiva de las nuevas Cortes prefigure la reedición del Gobierno de Sánchez. Las exigencias de los independentistas subirán con seguridad varios peldaños, con la particularidad de que ahora ha entrado en escena el sector más intransigente, Junts, y que eso arrastra a ERC, con quien los socialistas habían engrasado una relación más o menos estable la pasada legislatura. De lo que no caben dudas es de que el plan para reeditar el Gobierno de Sánchez ha superado el primer obstáculo y además con cierta holgura.
El optimismo empezó a aflorar el miércoles entre el Gobierno y sus aliados, después de dos días de enormes esfuerzos y gran preocupación por la marcha de las conversaciones con Junts. La voz cantante de la negociación la han llevado los socialistas y su habitual encargado de la materia, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Pero ha habido más. Ante el entorno de Puigdemont y su partido se han volcado otras fuerzas, como la líder de Sumar, Yolanda Díaz, de la mano del dirigente de los comunes catalanes Jaume Asens, muy bien conectado con el mundo independentista, así como otros grupos nacionalistas aliados del bloque de Sánchez.
Los esfuerzos dieron su fruto y la ejecutiva de Junts, convocada al límite del reloj, a las ocho de la mañana de este jueves, solo dos horas antes del comienzo del pleno, no tardó en emitir, sobre las 9, señales de fumata blanca. Poco después, ERC, a la carrera con sus competidores independentistas por capitalizar los acuerdos, convocaba a los medios en el Congreso para anunciar su voto favorable. Los miembros del Gobierno empezaron a llegar minutos más tarde al hemiciclo con la sonrisa adherida al rostro para toda la mañana.
El Ejecutivo logró finalmente aplazar las reivindicaciones políticas de mayor calado del independentismo para el momento en que se aborde la posible investidura de Sánchez. Las condiciones para el acuerdo sobre la Mesa se ciñen al funcionamiento de la Cámara, aunque en ellas hay concesiones relevantes al independentismo y además con hechos concretos, más allá de las promesas. Una de esas concesiones se plasmó ya en el discurso inaugural de la nueva presidenta. Armengol anunció que “desde este momento” permitirá el uso en el Congreso de todos los idiomas cooficiales, algo a lo que el PSOE se resistía y contra lo que votó en varias ocasiones. El Gobierno también presentó a primera hora ante la UE una solicitud para que el catalán, el gallego y el euskera sean reconocidos como lenguas oficiales en las instituciones comunitarias.
ERC y Junts han arrancado el compromiso de que el Congreso investigará el supuesto uso del sistema Pegasus para intervenir los teléfonos de dirigentes y activistas del nacionalismo catalán. En el caso del partido de Puigdemont también han conseguido que el PSOE ceda ante su insistencia a indagar sobre los atentados yihadistas del verano de 2017 en Cataluña. Una parte del independentismo ha aventado la teoría de que el CNI pudo estar implicado en la matanza. “Es necesario conocer la verdad”, insistió al presentar los acuerdos la portavoz de Junts, Míriam Nogueras.
Una de las cuestiones más espinosas, que amenazaban con hacer naufragar la negociación y arruinar la legislatura para la izquierda, era la reivindicación de amnistía para las decenas de independentistas con causas pendientes por el procés. El asunto se ha postergado hasta el momento de abordar la investidura. Junts ni siquiera citó la cuestión al dar cuenta de sus acuerdos, mientras que ERC aludió de forma muy genérica a que “el Estado se compromete con el fin de la represión relacionada con el 1-O”. La cuestión será inesquivable cuando los socialistas reanuden la interlocución para reeditar la presidencia de Sánchez. Lo dejaron claro horas después los presidentes de ERC, Oriol Junqueras, y Junts, Laura Borràs. Sin una “negociación seria” sobre eso, “no habrá investidura”, recalcó Borràs, informa Angels Piñol.
La mañana de satisfacciones para la izquierda se completó con la grieta abierta en la derecha. Una vez que se confirmó el apoyo de Junts a los candidatos del PSOE y de Sumar, el PP retiró su compromiso de ceder a Vox un puesto en la Mesa. Y en respuesta, el partido de Santiago Abascal se negó a apoyar a la postulante popular para la presidencia, Cuca Gamarra. El resultado fue un marcador apabullante: 178 votos para Armengol frente a 139 de Gamarra, que, además de sus compañeros, solo sumó a los únicos diputados de Coalición Canaria y de UPN. Abascal expresó luego su “perplejidad” por la actitud de los populares y dejó en suspenso su compromiso de apoyar incondicionalmente a Feijóo si este opta a la investidura.
Armengol acudirá este viernes a La Zarzuela a entrevistarse con el Rey y entre ambos acordarám cuándo se inician las consultas con los partidos para decidir la fecha de la investidura. Si Feijóo no reconduce sus relaciones con Abascal, lo tendrá difícil para reclamar su derecho a presentarse con el raquítico apoyo cosechado este jueves. A Sánchez se le ha desbrozado un poco más el camino, aunque todavía quedan muchos días de teléfonos incansables, nervios e intranquilidad. No solo lo avisan los grupos independentistas catalanes. “La verdadera negociación empieza ahora”, manifestó la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua. El del PNV, Aitor Esteban, lo resumió con su llaneza habitual: “Queda mucha tela que cortar”.
SOBRE LA FIRMA
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.