POR ANTONIO ANDRAUS BURGOS
La creación de la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol le ha dado una dinámica diferente al Rey de los Deportes, que ahora incluye su práctica en países en dónde, hace apenas unas tres décadas, no se conocía y ni siquiera se le nombraba.
La presencia de la práctica del juego en tierras tan lejanas como India, Paquistán, Israel, Bélgica, Alemania, Palestina, y de otras más cercanas como Chile y Uruguay, le van a dar, a vuelta de pocos años, un incremento en el número potencial de practicantes que se necesitarán cientos de miles de entrenadores y técnicos, para lo cual Major League Baseball (MLB) está trabajando aceleradamente de la mano de la Asociación de Peloteros, para que la expansión sea fructífera en las próximas dos décadas.
Esa tarea se está dando casi que de manera silenciosa, pero en forma ordenada, concertada, con el apoyo de todos los países en donde se requiera la presencia de expertos para masificar el juego, agregándole, indiscutiblemente, la formación del personal idóneo e indispensable para su desarrollo, como lo son los instructores, árbitros, anotadores, y toda la parafernalia que se necesita para cumplir con el cometido.
Para muchos, la Torre de Babel del béisbol llegará más pronto de lo que se esperaba, algo que notamos con la reciente realización del Clásico Mundial, el evento que llegó para quedarse, porque los idiomas de los participantes obligaron a los organizadores a obtener los servicios de intérpretes en las cuatro sedes de las rondas de clasificación en busca del título.
Lo de Japón
Una buena parte de esa cuota de múltiples idiomas o dosis de lo que se viene para el béisbol, en materia lingüística, es que se van a necesitar cientos de miles de traductores, aún cuando se diga que el inglés va a ser la lengua oficial, eso bien pronto se va a tener que evaluar.
En el loanDepot Park de los Marlins de Miami, por ejemplo, hubo más de 250 miembros de la prensa del Japón que hicieron presencia para hacer la cobertura de la novena del Sol Naciente en su fase final, que obligó a la organización del estadio y del Clásico a adaptar dos secciones más como extensión de la sala de prensa, y muchos de los miembros de ese enjambre de colegas asiáticos, no hablaban buen inglés o casi nada.
Ustedes pueden pensar, en estos momentos, que un equipo de Paquistán clasifique para una ronda final de cualquier torneo beisbolero en el mundo, que atraiga la presencia de los miembros de la prensa, la radio y televisión de su país, ¿cuántos intérpretes se van a necesitar en un estadio de pelota?
Y también sucedió con la gente de los medios de comunicación de Corea del Sur en Tokio, la sede del grupo B del Clásico Mundial, porque una gran cantidad de sus miembros no hablaban inglés, tampoco japonés, y por lo tanto, la organización afortunadamente se preparó con anticipación a la situación, dada la experiencia que acababan de vivir con los Juegos Olímpicos de verano, por lo que no hubo contratiempo alguno.
No nos podemos olvidar que estamos en la era de la globalización, de la cibernética, en donde las cosas son más llevaderas y fáciles de resolver. Y el béisbol, no se va a quedar atrás. En eso ya están trabajando y bien pronto se conocerán los resultados, dada la dedicación que ha puesto tanto la Confederación como la MLB y la Asociación de Peloteros.
Muestra diversa
Para seguir hablando de la Torre de Babel que enfrentará próximamente el béisbol, que a lo mejor ya está a la vuelta de la esquina, habría que mirar simplemente la composición de las nóminas de la Gran Carpa para confirmar la versión.
Una muestra diversa de peloteros de 19 países hacen parte de las Grandes Ligas, de acuerdo con las estadísticas de MLB, teniendo en cuenta la nómina por expansión de 30 jugadores, para un gran total de 900, pero con 45 adicionales, que incluye a peloteros lesionados y de protección, de los cuales 269 son oriundos de países distintos a los Estados Unidos, para totalizar un 28.5 por ciento de extranjeros.
República Dominicana con 104 peloteros, ocupa la primera casilla, seguida por Venezuela con 67; Cuba es tercera con 21; cuarto es Puerto Rico con 16; México es quinto con 15; sexto es Canadá con 10; le siguen Colombia y Japón, con 7 cada uno; Panamá con 6; Corea del Sur y Curazao, con 4 cada uno; Bahamas con 2; y con un pelotero, aparecen, Alemania, Aruba, Australia, Brasil, Honduras, Nicaragua y Taiwán.
Y la eterna discusión que hay en el caso de Jesús Luzardo, lanzador zurdo que está con los Marlins de Miami, quien nació en Lima, Perú; es hijo de padres venezolanos y se formó en las escuelas de béisbol de la Florida. La MLB lo clasifica en el grupo ‘misceláneo’, pero si se acoge a la nacionalidad por su lugar de nacimiento, es peruano; si se le aplica por consanguinidad, es venezolano, y sí, finalmente, lo hacen desde el punto de vista deportivo, es estadounidense.
Eso no ocurre con Vladimir Guerrero Jr., un dominicano cien por ciento, quien está en la lista de jugadores de nacionalidad canadiense por haber nacido en Montreal; ni con Fernando Tatis Jr., quien nació en San Pedro de Macorís, en República Dominicana, aún cuando su formación deportiva es realmente estadounidense.
Les dejo ese trompo en la uña.
Con más latinos
La capacidad de juego de los latinos se hace sentir en las novenas en donde tienen acción, y en varias de ellas, hay la sensación de que tanto en el banco como en el campo de juego, hay una dinámica diferente, quizás, con mayor sentido de hacer del juego algo diferente. Eso ocurre cuando los dejan hacer lo que saben hacer. De lo contrario, como es lógico suponer, nada se puede desarrollar.
Por ese camino, los Astros de Houston concentra el mayor número de peloteros latinos en su nómina, con un total de 16, lo que representa, sin sumar y restar, más del 50 por ciento de la nómina.
Luego están los Mellizos de Minnesota y los Padres de San Diego, con 15 jugadores latinos cada uno; le siguen los Marlins de Miami y los Yanquis de Nueva York, con 13 cada uno; y después están los Medias Blancas de Chicago, los Mets de Nueva York y los Atléticos de Oakland, cada uno con 11 jugadores.
Un dato curioso que vale la pena resaltar. En la plantilla de los Padres hay jugadores de siete países diferentes, a saber: Aruba, Colombia, Corea del Sur, Cuba, Dominicana, Japón y Venezuela,
Casos colombianos
Colombia aparece con 7 peloteros en las nóminas de los equipos de las Grandes Ligas, pero hay tres o cuatro jugadores más, que podrían llegar en el transcurso de la temporada 2023.
Los siete colombianos que están registrados a 30 de marzo de este año, son: Nabil Crismatt, con los Padres de San Diego; José Quintana, con los Mets de Nueva York, quien está en la lista de lesionados; Harold Ramírez, de los Rayas de Tampa; Reiver Sanmartín, con los Rojos de Cincinnati; Donovan Solano, con los Mellizos de Minnesota; Gio Urshela, con los Angelinos de California y Meibrys Viloria, con los Guardianes de Cleveland.
Hace pocos días fue llamado a la Gran Carpa Jeter Downs, por los Nacionales de Washington, por lo que la cifra de colombianos se elevó a 8 jugadores para la campaña.
Están en el ‘reverbero’ esperando su oportunidad, peloteros como Jorge Alfaro, quien pertenece a los Medias Rojas de Boston; Rolando Hernández, también con los Medias Rojas; Luis Patiño, con los Rayas; Julio Teherán, con los Padres; Jordan Díaz, con los Atléticos de Oakland; Oscar Mercado, con los Cardenales de San Luis; Jhon Romero, con los Guardianes de Cleveland; Johan Camargo, con los Reales de Kansas City; y Tayron Guerrero, con los Rojos de Cincinnati.
Y Colombia también suma a otros jugadores que, inclusive, ya han representado al país en competencias internacionales, pero que comparten su nacionalidad por el lugar de nacimiento y por tener origen colombiano desde el punto de vista de la consanguinidad.
Tal es el caso del receptor de los Rockies de Colorado, Elías Díaz, quien viene de jugar por Colombia en el Clásico Mundial, quien está en la nómina de las Grandes Ligas con los Rockies de Colorado. Está registrado como venezolano, pero también es colombiano por el origen de sus padres.
En esa situación también aparecen Sandy León, William Cuevas, Adrián Sánchez y Evan Mendoza; y podrían serlo también los estelares Jonathan India, de los Rojos de Cincinnati y el indiscutido Pete Alonso, de los Mets de Nueva York, ambos con sangre colombiana.
Y con todo eso, ¿estamos o no hablando de la Torre de Babel en el béisbol? … ¡decir lo contrario, sería necio y torpe!