Esteban Jaramillo Osorio
La influencia prefabricada de un mundo oscuro para opacar una estrella. la tendencia a desdibujar la imagen de un futbolista de conducta impecable, asociándolo con los bajos mundos.
Tanta mentira en la serie “goles en contra”, en cartelera en Nétflix, que despierta el interés morboso en la afición, por tratarse de la evocación del “caballero del futbol”, Andrés Escobar.
Andrés no fue un futbolista del montón. Al contrario, fue un hombre impoluto, señalado por el éxito en etapas victoriosas, inolvidables para los aficionados de Atlético Nacional y la selección Colombia.
No deben la contra cultura social, el narco y el sexo, empequeñecer su brillante pasado, como el de muchos de sus compañeros y entrenadores, que hicieron recorridos exitosos a su lado.
Esperé en vano una serie que enalteciera el fútbol, a Escobar un zaguero “calidoso” e imperturbable, en su época dorada, antes de su trágica muerte. La que lloró el mundo del balón.
Andrés produjo secuencias de juego con un equipo espectacular, campeón de la Copa libertadores, que ahora se mancilla, en una grotesca cadena de imágenes con ambiente truculento.
Su vida no fue la de un deportista disipado. Al contrario, se caracterizó por ser un profesional comprometido, de ambiente festivo y fina coquetería, respaldada con su calidad personal.
Mucho se omite, en la serie, del Andrés íntimo, del hombre coherente en su vida, de modales respetuosos, sin aire de estrella ni arrebatos petulantes, con clase en las canchas, que historiadores rigurosos han destacado en libros y artículos.
Andrés vivió, como muchos de nosotros, una época carente de escrúpulos, sin respeto a la existencia ajena. Lo demuestra su prematura muerte. Fueron muchos los “doctores” dueños de equipos, con sus mandatos de hierro, respaldados por temibles secuaces metralleta en mano, intimidantes e impositivos, que proliferaron por los estadios. Eso no lo convierte en cómplice.
Por todo lo anterior rechazo “los autogoles del futbol” mediocre trabajo desde su concepción hasta su puesta en escena. ¡Qué vergüenza!
PD: Gané un premio nacional de periodismo Simón Bolívar, evocando a Andrés Escobar, a un año de su muerte. Fui su amigo, admiré su fútbol y lamenté su muerte.