Entre la Dietrich y la Bardot

Los protagonistas del próximo domingo. Foto El Litoral

Por Oscar Domínguez Giraldo

“En mi vida me he visto en tal aprieto”, digamos con Lope de Vega cuando se dio a la tarea de definir lo que es un soneto. 

Mis aurículas y ventrículos oscilan entre Alemania (Bayern Munich) y Francia (PSG) para el partido de este domingo por el título de la Champions. 

He comido salchichas de Frankfurt con salsas imposibles para un estómago tercermundista.  

Aligeré el riñón en las cervecerías de Munich.  También en la capital bávara – paisalandia alemana- estos oídos oyeron la ópera Don Carlos donde casi muero por aguantarme las ganas de estornudar cuando el tenor estaba en lo mejor de su trabajo. No podía hacer quedar mal a mi país distrayendo al tenor (¿o sería un barítono?). 

Estuve en Berlín oeste y en este Berlín donde asistí a un concierto dirigido por Von Karajan con motivo de los 700 años de la fundación de la ciudad. No me dormí. 

El día que fui a conocer la casa donde nació Beethoven, en Bonn, estaba cerrada. No perdoné la foto a la entrada. 

En otra ciudad alemana me encontré con la escultura de un automóvil clavado en el suelo. (fotos)

Viví dos meses en la hanseática Ciudad de Hamburgo; casi consigo novia suplente en el lago Alster. Mucho les aprendí a los colegas de la agencia de noticias dpa. 

Vi de lejitos las mujeres sin ropa encima que adornan las vitrinas en el Lovaina alemán, en la llamada calle del pecado, en el mismo Hamburgo (Aclaro, las ví de lejitos. Donde conquiste a una de ellas me habría quedado sin pa’l bus de regreso a casa). 

En el mismo Hamburgo “manejé” por unos segundos el metro de la ciudad. Me lo permitió un pastuso que era conductor del muy organizado metro.  

Me tomé una selfi en el muro de Berlín. (Bueno, las selfis no se habían inventado, pero tengo la foto). 

Descubrí que en Alemania, a los perros solo les falta creer en Dios, pagar impuestos y votar en las elecciones. Son mimados a morir. 

Casi me echan de una casa de una furiosa feminista alemana –y perdón por la redundancia-  porque fui al baño y no hice pipí sentado para no ensuciar la taza.  

Pero también tengo mi cuento con Francia: 

Mi  primer contacto con esa nación  data de la que época en que supe  que a los niños nos traían  cigüeñas políglotas que atravesaban el charco en vuelos sin escalas desde París. 

Brigitte Bardot, el paisaje femenino francés en su esplendor cinematográfico

Por primera vez vi íntegro el paisaje femenino en películas francesas prohibidas para todo católico. Para entrar, había que sobornar a los porteros de los cinemas paradiso. 

Cuando hubo que posar de existencialistas en los años sesenta, un libro de Sartre, nunca terminado de leer, decoraba mi sobaco. 

Por supuesto, fui “existencialista” vergonzante. Todos lo fuimos alguna vez. Así no supiéramos qué era eso. 

Con mi profesor de literatura  nos peleábamos a las divas francesas. En el cambalache, yo me quedé con un tres raspao en literatura y con Brigitte Bardot y Pascale Petit. Él se fue feliz con la Deneuve, bella de dia, de noche, a toda hora. 

Debo confesar que mi sexapil latino quedó reducido a su mínima expresión porque durante mi visita a la Ciudad Luz nunca logré internacionalizar mi libido. Ninguna “mademoiselle”  me dio ni la hora de la semana pasada. Mi sexapil latina aspiraba a una amable violación.  

Le presenté mis respetos en el Louvre a la Monalisa que me miró con su sonrisa de mujer infiel. Le dí mi sentido pésame al “signore” Giocondo por los cuernos.  

Miré cómo el río Sena se convierte en mar a medida que va haciendo camino al andar a bordo de sí mismo. Pero ni se me ocurrió intentar un suicidio en aguas con tanta leyenda.  

Saludé a Dios en su refugio de la Catedral del Sagrado Corazón donde me contaron que un colombiano que hacía las veces de sacristán tocaba las campanas con la gracia de un virtuoso del violín. 

Dietrich

En Alemania fueron famosos las piernas de Marlene Dietrich más cotizadas que las de temperamental Muller, estrella del Bayern. Y en Francia todos recordamos las piernas de Brigitte Bardot tan bien aseguradas como las de Neymar Jr. y Embappe  quienes comandan el ataque franchute. 

Marlene Dietrich y sus muy largas piernas

Asi que este domingo cuando se enfrenten estos equipos para no desairar a ninguno de los dos países, tiraré una moneda al azar. Espero que no caiga por el lado de la soledad como dice una canción de Andrés Calamaro. (Estas líneas han sido actualizadas)-

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