Editorial
Es urgente una reforma a la salud. Si eso era cierto desde los gobiernos pasados, lo es más aún con el colapso progresivo del sistema que hemos visto en estos dos años de hostilidad del Ministerio de Salud del presidente Gustavo Petro. Con varias de las EPS más grandes intervenidas o en proceso de abandonar sus responsabilidades, el Congreso no puede darle más vueltas a la necesidad de enfrentar el problema con vehemencia. El país depende, eso sí, de un cambio en la actitud y estrategia política de la Casa de Nariño. Hay buenas señales al respecto.
Empecemos por lo negativo. La reputación del sistema de salud, que contaba con amplia aceptación por parte de los colombianos, se desarmó especialmente en el último año y medio. Mientras tanto, el Gobierno quemó gran parte de su gobernabilidad al permitir que la vocería la tuvieran ministros agresivos y poco conciliadores como Carolina Corcho y la actual cabeza de la cartera de Salud, Guillermo Jaramillo. La retórica agresiva, impulsada por el mismo presidente de la República, enemistó al Congreso, aisló a las voces críticas que podían aportar, estigmatizó a quienes sí estaban haciendo bien la tarea y dejó la sensación de que la Casa de Nariño pretendía aprobar una reforma sin dialogar.
Esa actitud todavía se siente en ocasiones. Durante la conmemoración de sus dos años de mandato, el presidente Petro hizo una publicación en X que muestra su narrativa sobre el sistema. “No solo se robaron los dineros de la salud para que directivos y propietarios de EPS tuvieran clases de yoga, sino también jets privados, campos de golf, mansiones en Miami”, escribió, y agregó: “Lo peor: pagos al paramilitarismo para matar gente y clínicas privadas hechas con el dinero público mientras quebraban los hospitales públicos”. Si bien es cierto que los casos de corrupción son innegables, el diagnóstico maniqueo de lo ocurrido en estas tres décadas muestra un gobierno que no ha sabido construir sobre lo construido.
Empero, la situación del sistema ya es insostenible. La Contraloría General de la República, liderada por Carlos Hernán Rodríguez, encontró hallazgos fiscales por $6 billones en 24 EPS. Las otras, que han tenido buen desempeño, están en proceso de abandonar el sistema o se encuentran asfixiadas. Si hay un consenso en este momento es que necesitamos una reforma. El problema es cómo. El ministro Jaramillo dijo también ayer que “la reforma tiene ambiente” y que están listos para llevar a cabo un proceso de construcción de acuerdos que ya comenzó, impulsado con apoyo del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. Varias voces en la rama Legislativa dicen estar abiertas a encontrar puntos en común. Lo fundamental, nos parece, es evitar caer en las hostilidades que dominaron la política en el último año.
Es adecuado que el presidente Petro se juegue su legado buscando nuevamente aprobar la reforma a la salud. El país lo necesita. El problema es que el tiempo aprieta y el año electoral no es propicio para ese tipo de proyectos. Por lo tanto, el próximo año será vital y necesita conseguir apoyos. Si aprendió del fracaso de la ley estaturaria en educación, no cederá al dogmatismo. Esperamos que así sea.