Jaime Burgos Martínez *
En nuestra infancia y adolescencia recibíamos con gran entusiasmo y alegría la llegada del circo a los pueblos, pues la ilusión que habíamos concebido de ver sonrisas en las calles se hacía realidad, con la presencia ruidosa de payasos, maromeros, magos, elefantes, fieras amaestradas, etc., que, después, en sus funciones nos brindaban un espectáculo fantástico e inolvidable; pero, hoy lo contemplamos, dolorosamente, con distintos actores, en todo el territorio nacional, llenos de tristeza, desilusión y desesperanza.
El Gobierno nacional, con su ideología populista, se ha propuesto debilitar a las instituciones y a la fuerza pública ―para crear el caos―, y, además, como sea, hacer aprobar en el Congreso de la República unas reformas (salud, laboral y pensional) que desbordan y perjudican la sostenibilidad fiscal del Estado, pero que benefician a sus rehenes electorales; sin embargo, en su peculiar concepción política, eso lo considera democracia, a pesar de la falta de participación amplia y la escucha (reflexiva), a las consideraciones y reparos de la ciudadanía; democracia, según la ciencia política, más que una manera de gobernar, es la organización de la sociedad: una forma de Estado.
El Gobierno no escucha. Por ello, como decía el premio Nobel de literatura, de 1947, el francés André Gide: «todo está dicho pero, como nadie atiende, hay que repetir todo cada mañana». En efecto, una de las reformas más importante que se está tramitando en el Congreso de la República es la pensional (aprobada en primer debate en la Comisión Séptima de Senado); pero de la que, lastimosamente, solo los fondos privados de pensiones la han criticado, en lo que les compete, pues los medios de comunicación no le han dado el valor que se merece (solo se enfocan en la anhelada aparente igualdad, desconocen sus antecedentes y son inconscientes, en cuanto a que los cambios no pueden ser radicales) y ni siquiera la mayoría de pensionados. Es una reforma que en el futuro afectará a todo aquel que pretenda jubilarse ―y a los ya pensionados, por la carga impositiva que vendrá en un futuro no lejano y les disminuirá la prestación―, puesto que las aspiraciones del Gobierno nacional son las de aumentar hasta el cielo el pasivo pensional con la conversión de «ayudas económicas», temporales, en pensiones permanentes ―con el disfraz de los tales pilares, para complacer a sus adeptos políticos y defensores en la calle (destructores de bienes públicos)―; y, entonces, pagar pensiones… será un imposible.
Este Gobierno parece seguir las enseñanzas de Sun Tzu, difundidas en su libro El arte de la guerra, del siglo V antes de Cristo, cuando afirma que dicho arte se basa en el engaño; el Gobierno lo acomoda para dirigir el país, porque le gusta camuflar la realidad con ambigüedades, para lograr ese propósito. Con su ideología populista, ha pretendido dividir la sociedad entre buenos y malos; y, por supuesto, los malos son los que protegen lo que han conseguido durante años. De ahí que quiera arrasar con todo lo que es privado para estatizarlo, con la infame mentira de subsidiar al que no tiene (¡migajas!), pues lo que, en verdad, se persigue es la dominación y, por ende, votos cautivos: perpetuidad en el poder. ¡Y aquí no pasa nada, y todo va muy bien! ¿Dónde están los líderes de la oposición?
La gente censura y desaprueba y… no pasa nada, y los que tienen la representación y la capacidad de hacer cambiar las cosas, se venden, como Esaú, el personaje bíblico, por un plato de lentejas. ¿Cómo puede cambiar así el país? Todo es corrupción…y ―se repite― no pasa nada. Sin justicia, no hay democracia. Esta situación nos recuerda el circo. Por eso en el inicio de estas líneas rememoramos lo divertido y sano que era en nuestros primeros años de vida; pero el que hoy vivimos da grimas, por lo malintencionado y perverso: una complicidad de payasos y maromeros. Ahora, hallamos razón a la respuesta de un gran amigo, que, en el disfrute de su juventud blanca y bastón a la mano, de mucha experiencia y con excelente visión política, cuando le preguntamos, ¿qué hace?, responde: ¡Viviendo el circo!
*Jaime Burgos Martínez
Abogado, especialista en derechos administrativo y disciplinario.
Bogotá, D. C., julio de 2023