Una marca que teje lazos

Medellín en todos los tiempos. Imagen imd.org

Por Carlos Alberto Ospina M.

Para mejorar la percepción de la ciudad es necesario sentirla como un crisol de saberes, una sinfonía de tradiciones y un museo vibrante de patrimonio histórico. Un lienzo en constante movimiento que entrelaza múltiples facetas e interacciones que sobrepasan el aspecto físico, tecnológico, social, cultural, económico y político. 

Detrás de cada rincón subsiste una historia por contar y un universo que revela la actual identidad. Desde las antiguas calles hasta las estructuras modernas, pasando cerca de las cocinas escondidas y los callejones que susurra secretos; existe un contexto más potente que los fenómenos vinculados a la intimidación cotidiana. Tocar cualquier portón significa abrir una caja de Pandora o celebrar la diversidad de las raíces paisas.

En las plazas de mercado, los parques y los espacios comunitarios se gestan diferentes conexiones humanas. Varias fomentan la participación, la inclusión y el respeto mutuo que, construye el tejido social adaptativo, a partir de escuchar la voz de otro.

El sentido de pertenencia es una especie de pegamento y de lazo invisible que invita al abrazo común; tan altivo en las victorias y solidario en la adversidad. La unión de esos elementos saca adelante las promesas, suma las partes dispersas y fomenta el desarrollo integral del Distrito.

Medellín tiene una esencia que perdura en el tiempo, un alma que no se quebranta fácil y un espíritu de superación que desafía la cordura. El crecimiento económico debe garantizar la inclusión, aumentar la calidad de vida, construir espacios públicos accesibles, suscitar el diálogo intercultural e incentivar prácticas de no violencia. En síntesis, sacar del lenguaje aquellos titulares estilo sheriff, las medidas reactivas que buscan la salva de aplausos y el ruido mediático sobre el destino turístico sexual o la explotación infantil. No se trata de disimular esa realidad, tan solo encauzar el impulso colectivo a resaltar las bondades de su gente y del territorio.

La gobernanza transparente y participativa es fundamental para el avance sostenible de la capital del departamento de Antioquia. Por tanto, orientar los esfuerzos a impulsar las instituciones sólidas, las políticas públicas verificables, las estrategias de promoción creativas, el talento local, la cooperación ciudadana y el liderazgo comprometido. 

Algunas ideas propias para fortalecer el marketing de ciudad e identificación de la misma: Medellín, ¡mi alegría!; ¡Ven a Medellín, siempre feliz!; ¡Sí, vibra, Medellín fascinante!; ¡Sonríe! estás en Medellín; Bonito, ¡Claro!, estoy en Medellín; etc. La marca de una ciudad es la carta de presentación ante el mundo y el sello distintivo positivo que crea una experiencia única y atractiva. A esto se le pone logotipo, eslogan, símbolos y colores vigorosos con el fin de transmitir los valores, la personalidad y las aspiraciones de la urbe; porque La tacita de Plata late al ritmo del corazón de sus habitantes.

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