MILAGROS PÉREZ OLIVA |
Los peores augurios se están imponiendo en el recuento de las presidenciales de EE UU. Donald Trump, el candidato del odio y la división, avanza hacia la Casa Blanca. En el momento de cerrar esta newsletter no tiene todavía la elección asegurada, pero lleva ventaja clara en la mayoría de los Estados bisagra. |
El mundo entero contiene el aliento, porque de esta elección depende el futuro inmediato, no solo de EE UU, sino del orden mundial. Partíamos ya de una situación amarga: tanto si ganaba como si perdía, Trump iba a ser un problema. Sabíamos que solo una victoria muy contundente de Kamala Harris iba a permitir respirar con cierta tranquilidad. Y eso no está ocurriendo.
Las elecciones dejan un país dividido, sumido en una tensión extrema y con miedo a cómo va a ejercer la presidencia un Trump envalentonado rodeado de personajes tan poderosos y siniestros como Elon Musk. Que el mensaje violento, xenófobo y falsario de Donald Trump, un delincuente convicto, haya logrado imponerse en tantos electores en el país más poderoso del mundo revela que la democracia no tiene armas efectivas con las que combatir la mentira y la desinformación.
Las elecciones dejarán un país dividido, con la mitad de los electores atemorizados por lo que pueda venir tras el recuento electoral.
Así están las cosas. Pero la vida sigue, y con el ánimo encogido, hemos de ir también a nuestros asuntos.
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