Por Juan Carlos Rincón, Londres, (www.blog.rincondecata.com)
Estoy tan exhausto como los ciclistas que terminaron el domingo el Tour de France 2020 en los Campos Elíseos en París. Y tan feliz como ellos después del extenso camino recorrido, el esfuerzo entregado y el haber cumplido un reto personal.
Hoy es mi primer día de relax después de más de tres semanas. No ha sido simplemente de descanso como los dos lunes anteriores, en los que tenía el compromiso de escribir mi análisis de cada fase del Tour y sus perspectivas para el diario El Espectador. No es descanso, es relax, con la ventaja de no tener más obligación periodística y poder suspender mis tareas por unos días. Puedo celebrar y disfrutar del ocio, igual que el nuevo campeón, Tadej Pogacar.
Me siento probablemente más agotado que los valientes ciclistas que llegaron a la meta, porque mi extenuación, además de física, es mental. Mi cerebro fue exprimido a un ritmo creativo y frenético que no recordaba desde mis buenos tiempos de director de programas noticiosos en Caracol Radio -hace 30 años-, cuando la adrenalina descargada por conseguir y presentar primero la información, dar paso a los periodistas, coordinar las transmisiones y hablar en permanencia al micrófono, te dejaba a veces “como un trapo exprimido”.
Un buen Porto, el aperitivo ideal para combinar con una pipa. El dulzor matiza el tábaco.
Así estoy, cual ciclista que no tiene más energía en sus piernas , algo que viví levemente cuando practiqué de aficionado . Hoy mi caso es probablemente de desfallecimiento neuronal luego de 22 días escribiendo sin parar sobre el Tour, para El Espectador y mi proyecto “Tour 2020 con Vinos de Francia”, que inició como un sueño de lunático y concluye como una celebración feliz con recibimiento cálido y una aceptación inesperada. A todos los lectores gracias!
Mientras me fumo mi pipa en la terraza y disfruto un económico y energizante vino de Porto al caer la tarde gris londinense, valoro aún más este momento sin compromiso, ese espacio casi obligado de 30-40 minutos para desconectarme del computador; esencial para no perder el juicio. Pocas veces hubo tiempo diferente a escribir y escribir, con el estrés del desafío, los horarios trastocados, el cansancio de mis glúteos, la dieta diurética, las gotas humectantes y decenas de notas, catálogos y apuntes vinícolas en mis libretas Moleskine. Sí, soy de los que todavía toma notas a mano y recurre a ellas con paciencia.
A quién se le ocurre mezclar vinos con ciclismo? Y con el Tour de Francia?, Qué tiene que ver?, me preguntaron algunos de mis amigos. A otros les pareció una idea interesante pero dudaban que pudiera completarla. Mi esposa en cambio me respaldó y me animó. Genial idea!, Nadie lo ha hecho!. Dale!, me dijo el domingo 23 de agosto -seis días antes de largar el Tour- al contarle el plan que daba vueltas en mi cabeza desde inicios de mes cuando se reinició en firme la temporada ciclística, aunque todavía con los temores del Covid-19.
Nunca imaginamos que esta odisea iba a tener un trajín de locos por la diferencia horaria, las apariciones con el canal YouTube de El Espectador analizando las etapas (independiente de los cuatro artículos especiales en el Tour), por supuesto ver las etapas, realizar las fotografías de los vinos, decantar algunos de ellos, el viaje a la cava por las botellas (no todas estaban en casa), cocinar y armonizar gastronómicamente los vinos abiertos, hacer memoria, buscar historia, investigación, escribir, poner vínculos, editar fotos, etc, etc…No me enloquecí de milagro. Y fueron ciertamente muy buenos vinos.
Menos mal que tuve la fuerza de mi ángel guardián, Elizabeth, para acompañarme…y soportar mi estrés del cierre, las correcciones finales tarde en la noche, y varias veces a la madrugada, la distribución en las redes, que Facebook, que WhatsApp, que Twitter, y como consecuencia la falta de sueño (4 horas diarias en promedio desde el 28 de agosto) y los letargos, de los que me sacudía con varios cafés colombianos, cual reminiscencia de mis años 80 en Caracol. Por fortuna, en Londres hizo un clima soleado muy agradable durante este período vivido al ritmo del McLaren de mi ídolo Ayrton Senna y me permitió hacer las fotos, y almorzar o cenar en la terraza, retomar oxígeno, apaciguar el aislamiento social y no perder la concentración y la prosa.
Claro que ha sido una locura, pero logramos coronar nuestro Tour 2020 con Vinos de Francia con la misma pasión de mi primer Blog tras un largo paréntesis de 13 meses desde el triunfo de Egan Bernal en el Tour 2019, luego del cual mi pluma misteriosamente se secó.
Volvió a fluir el 29 de agosto pasado con el Blog abrebocas de la edición 107 del Tour que partió en Niza, en la aristocrática Costa Azul francesa, y luego corrió a borbotones hasta París. Hemos llegado sin mayores pinchazos, excepto algunas canas de más y ojeras en los párpados. El esfuerzo fue titánico y me gradué de adivino, a medias.
A propósito del nuevo campeón 2020, con el cual gané mi apuesta, escribí esto antes de salir de Niza: Hay otros llamados al protagonismo y creo que el cambio de guardia y relevo generacional que inició Bernal el año anterior, es una realidad que mostrará claramente el Tour 2020. El líder de la escuadra UAE Emirates, el portentoso esloveno de 21 añosTadej Pogacar, es un “gallo tapado” y puede ser la gran sorpresa. Acerté parcialmente, porque al comparar mis vaticinios con los resultados, reconozco que a mi bola de cristal le faltó luz.
Campeón o Podio: Egan Bernal, Tadej Pogacar, Tom Dumoulin, Miguel Angel López.
Top-10: Primoz Roglic, Nairo Quintana, David Gaudu, Guillaume Martin, Julian Alaphilippe, Emanuel Buchmann, Daniel Martínez, Mikel Landa, Richard Carapaz.
Otros (Top-20): Enric Mas, Thibaut Pinot, Pavel Sivakov, George Bennett, Fabio Aru, Romain Bardet, Richie Porte, Esteban Chaves.
Campeón de Montaña: Sergio Higuita, Julian Alaphilippe, Warren Barguil, Harold Tejada, Esteban Chaves.
Exigencia máxima, sueño mínimo y un buen Tour.
Creo que disfrutamos una carrera sensacional, un Tour histórico, y además pudimos aprender y conocer sobre algunos de los grandes vinos de Francia, de sus regiones, anécdotas, sus vínculos con Colombia y con Rincón de cata. Era una invitación a querer más el vino, perderle el miedo y ser su amigo. Era el objetivo y me alegra vuestro respaldo.
Un buen amigo me invitó a que le agregara gastronomía -la francesa es altamente reconocida- como hace La Gazzetta dello Sport, el famoso diario deportivo italiano fundado en 1896, que organiza el Giro d’Italia y que en cada jornada presenta rúbricas de turismo, gastronomía y vinos.
El tema es simplemente de recursos (humanos y financieros); los míos son los de un modesto periodista independiente al que tal vez leen o siguen mil personas (si me guío por Twitter). La Gazzeta es el diario más leído de Italia (365.000 ejemplares). El grupo editorial RCS al que pertenece tiene 3.200 empleados y es dueño del Giro desde su inicio en 1909, a diferencia del diario deportivo francés L’Équipe que adquirió los derechos del Tour de France en 1946 al diario L’Auto, que creó la famosa carrera en 1903.
Y desde Italia un gran colega del mundo del vino, Emanuele Pellucci, quien se inició en el periodismo deportivo y específicamente en el ciclismo, me escribió poco antes del primer descanso del Tour 2020: Caro Juan Carlos. Vedo i tuoi scritti sul Tour de France. Tutti i giorni stappi una bottiglia di vini francesi. Presto ci sara il giro d’italia: allora vini italiani? Farai lo stesso per il giro?
(Apreciado Juan Carlos. Sigo tus escritos sobre el Tour de France. Todos los días destapas una botella de vino francés. Pronto es el Giro d’Italia: entonces vinos italianos? Harás lo mismo para el Giro?).
Grazie Mille Emanuele!
Por el momento lo veo difícil. Debo revisar mi cava y establecer si tengo 21 vinos italianos de regiones o denominaciones de origen diferentes. Hoy he cumplido una semana sin pisar la calle, sólo hice las etapas del Tour 2020 con Vinos de Francia. Primero tengo que comprobar mis existencias porque estamos muy cerca de la partida y hay poco tiempo de planeación. Pero igual, algo haremos para destacar la segunda carrera por etapas más importante del mundo: La Corsa Rosa.
El vino de Oporto (en portugués vinho do Porto), es también conocido como oporto u porto (port en inglés) y pertenece a los vinos fortificados, a los que se les agrega brandy o aguardiente, tienen sabor dulce y un grado alcohólico de entre 20 y 25°. Este tipo especial de vinos se desarrolló en Portugal gracias al consumo y popularidad en Gran Bretaña que estableció muchas bodegas al amparo de su monopolio en el siglo XVIII. De allí que muchas de las principales bodegas productoras tengan nombre inglés.
Este tipo de vino lo descubrí en mi primera comunión.Por su gran intensidad aromática y dulzor, es interesante como aperitivo aunque también combina con ciertos quesos fuertes. El compañero de mi relax esta tarde, fue precisamente lo que necesitaba! Saúde!
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RELAX: según el diccionario de la Real Academia Española es el “relajamiento físico o psíquico producido por ejercicios adecuados o por comodidad, bienestar o cualquier otra causa”.