San Andrés del PLAN 25 SAM a la crisis de hoy sin solución

El aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla de San Andrés, ya no luce congestionado por los turistas.

Por Julio Betancur C.
El turismo es una de las principales fuentes de recursos en el mundo de hoy y las corrientes de viajeros va parejo con la seguridad que ofrece cada destino en el mundo, en contraste con el país de la belleza.


Hoy en Colombia nos contentamos con las cifras oficiales y las inventadas por los gobernantes de turno, mientras San Andrés y Providencia, que por muchos años fue el gran destino de canadienses, norteamericanos, argentinos y alemanes, vive su peor crisis.


Desde Antioquia se lideró por años el crecimiento del turismo en San Andrés y Providencia; fue la Sociedad Aeronáutica de Medellín -SAM-, con una política agresiva que creó un hub en el archipiélago y en los años 80ª lanzó el Plan 25.


Liderado por el equipo directivo de SAM, su gerente general Javier Zapata Escobar, respaldado por Antonio Cifuentes, Carlos Rojas Hernández, Fredie López Lema, secretaria general Teresita Jaramillo, comunicaciones y relaciones públicas María Clara Warren Arismendi.


Eran los tiempos del alcalde de San Andrés el antioqueño Simón González Restrepo, ingeniero, “brujo”, poeta e hijo del maestro Fernando González, nacido en Otraparte, Envigado.


En el lanzamiento del Plan 25 de SAM fuimos invitados al archipiélago: J Enrique Ríos, su esposa Graciela Molina; Catalina Villa de El Colombiano; Julio Betancur y señora Elvia Lotero y atendidos por Fredie López Lema y María Clara Warren Arismendi.


En cuestión de meses, SAM volaba con escala en San Andrés a Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, además de Panamá, con aviones llenos con el Plan 25 que consistía en cuota inicial de $25 pesos y 25 cuotas mensuales, con hoteles incluidos, total $625 pesos.

Eran los tiempos de un salario mínimo que pasó de 1982 de $234 pesos para subir el 2 de enero del año 1983 cuando se ubicó $292 pesos con 50 centavos moneda corriente, como se decía en ese entonces.
Las familias llegaban felices de San Andrés repletas de mercancías que entraban al país con el cupo -sin pagar impuestos de aduanas- con aviones llenos todo el 1983, después fue la bonanza de VivaColombia.

VivaColombia llenaba los aviones con tiquetes baratos y la isla tenía ocupación del 95 al 100% todo el año y finalmente Ultra Air, de William Shaw, que estaba ganando aceleradamente mercado, hasta que Avianca las quebró a Viva y Ultra Air.

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