Punta de lanza. Vivimos en épocas paralelas a las que le tocó vivir a Nuñez

POR SENÉN GONZÁLEZ VÉLEZ

Toronto, Canadá

En el Teatro Heredia, que hoy lleva por nombre Adolfo Mejía, diserta mañana miércoles 18 de septiembre, el ilustre cartagenero y figura destacada del partido conservador, Doctor Martin Alonzo Pinzón Ramos, quien fuera nuestro gobernador de Bolívar en el año 1970, a la edad de treinta años. Fue nombrado por el ex Presidente, Misael Pastrana Borrero.

Ejerció con lujo todos los cargos públicos y privados, de igual manera lo hizo en el campo de la diplomacia, como ministro Plenipotenciario de Colombia ante la ONU y Cónsul de Colombia en Hamburgo. También incursionó en el sistema bancario internacional, en el que tuvo un desempeñó pulcro, eficiente en el manejo de las finanzas, que le permitió escalar las posiciones máximas de la pirámide gerencial.

El doctor Pinzón es un ameno escritor e historiador, muy distinguido por su brillante pluma y decente proceder, como así lo deja plasmado en las siguientes obras: Jurisconsulto. Andrés Bello.- Florentino González, hacendista y jurisconsulto.- Doctrinas internacional americanas.

Escribió también el doctor Pinzón un interesante libro, que ratifica el conocimiento profundo que tiene de los sentimientos y pensamientos del ex Presidente, Rafael Núñez, tratando con absoluto dominio, la vida sentimental del gran patriarca. Allí nos muestra la afición de Núñez, por adentrase en los campos del espiritismo y las ciencias ocultas, como también sobre la homeopatía.

Imagino que el conversatorio estará tan ameno, como sus conversaciones casuales en que predomina el relato agradable de sus anécdotas con las que se cruzan la chispa y la madurez intelectual, que destacan a los hombres inteligentes. Y estará acompañado en dicha disertación, con Alfonso López Caballero y Alberto Abello, dos académicos de brillante trayectoria.

De las virtudes valiosas del doctor Pinzón, encontramos que, pese a su doctrinaria y orientación ideológica conservadora, de pura esencia, como así lo dejó expresado en su libro, Historia del Conservatismo, tuvo y tiene grandes amigos en el Partido Liberal, y es muy admirado en ambos sectores ideológicos en los que ha colaborado patrióticamente, sin ninguna clase de sectarismos. 

Es un destacado abogado, versado en Hacienda Pública, y en temas económicos, como en Derecho Internacional, del que es autor de varios escritos sobre las plataformas y limites marinos.

Se radicó hace muchos años en Chile, y desde allá, contempla con tristeza el caos que vive Colombia, como así lo ha manifestado en algunos artículos virtuales y escritos, en La Linterna Azul; en Periódicos tradicionales, algunos de estos, otros publicados en Punta de Lanza.

Colombia está en estos momentos viviendo en un paralelo parecido al que encontró Rafael Núñez, a su regreso de Europa. Ya veremos con qué nos sorprenderá nuestro distinguido conferenciante sobre el Pensador del Cabrero, como califican al ex Presidente Núñez.

En conclusión, estamos en presencia de un gran exponente de talla presidencial, al que le sobran argumentos para tener la autoridad suficiente para ver y analizar a nuestra Colombia, no solo desde una dimensión externa, sino interna, porque nunca ha dejado de visitar a su patria, que lo entristece, al ver el caos institucional que la asfixia.

Por eso, bien podríamos establecer un paralelo entre la ausencia de Núñez cuando estuvo en Europa durante muchos años, y lo que encontró en su retorno al país, y lo que con frecuencia siente Martin Alonzo, cada vez que visita nuestra querida nación.

Al regresar Núñez a Colombia y ver el estado de caos en que se encontraba, que estaba regida por nueve códigos civiles y nueve estados soberanos, que imperaban en toda la República en simultánea, no le quedó otra disyuntiva que organizar su ordenamiento jurídico, unificando los estados soberanos y los códigos, para evitar el desorden institucional y las colisiones de competencias que afectarían las aplicaciones de las normas, como también, el ordenamiento territorial.

Gracias a su audacia y buen criterio, las unió y de ahí podríamos decir, que se estructura la Constitución de 1886 que rigió para el país durante 100 años, teniendo una vida republicana unitaria como Estado Soberano.

Por eso el conversatorio del doctor Pinzón Ramos, es muy oportuna, sobre todo en estos tiempos aciagos, en que a la vida republicana a pesar de estar afincada en las convicciones democráticas, corre un inminente peligro ante la intromisión del sistema progresista, izquierdo comunista, de la cual nuestra tradición libertaria, es alérgica.

Nadie más indicado que Martin Alonso para hablarnos de la trascendencia del doctor Rafael Núñez, el hombre de mente brillante, de versátil pensamiento, que honró el siglo pasado. Por ello, no nos sorprenderá con una frase como esta: ¿Por qué ‘’Es la hora de Núñez’’?.

Seguramente tiene como propósito refrescarles la memoria a las nuevas generaciones, y al mundo político actual, la importancia del gran Pensador del Cabrero que se anticipó un siglo, debido su mente visionaria, que alimentó en conocimientos y experiencias, su larga permanencia en Europa, en donde alternó con grandes pensadores y filósofos, que le dieron una visión de país moderno, de mentalidad abierta a sus conocimientos.

Por ello, cuando Núñez llega a este rincón de América, su Patria, y vio que estaba dominada por las tradiciones y la diversidad de sistemas legales, su propuesta de gobierno, resultó un impacto en el medio social colombiano, porque sus nuevas ideas y conceptos, eran muy avanzados para la época.

Pero … así como brilló en forma deslumbrante, también creo impresiones encontradas, que despertaron celos y envidias en las alcurnias de la política del interior del país, y para colmo de males, en algún momento de aquellos tiempos las dirigencias bogotanas consideraron que el clima frío, era para intelectuales, y los territorios calientes eran zonas para los barbaros.

Mi impresión sobre este particular, me invita a pensar que el poder intelectual de Núñez fue tan vigoroso por el calor, como frio y flemático para manejar las relaciones con el mundo andino, a quienes demostró su valía y brillo.

Lo cierto es que Núñez despertó envidias, y fueron tan fuertes, que propicio celos en los medios de la capital, lo que tal vez sirvió de pretexto, para que naciera un contra poder a través de un centralismo avaro y con notable aversión por la ciudad de Cartagena y por el Caribe.

Es esa una de las razones para que la Costa Caribe colombiana, y la ciudad de Cartagena en especial, no volviera a tener presidente, ni siquiera candidatos. Además, influyó mucho la campaña soterrada que nos hicieron, para restarle valor a nuestra identidad como caribes, y esta se notó ostensiblemente, a través de los años, en que ni siquiera un cartagenero, después de los últimos, sonó como posible ministro.

Quizá esto se debió o bien a una mala fama ganada o injusta, que sin duda, generó indiferencia y desconfianza. No obstante desfilaban los personajes a la Ciudad Heroica, para entrelazarse con la élite cartagenera, que los recibía y recibe, con los brazos abiertos.

Entonces, solo me queda hacerme una pregunta para nuestros críticos: ¿Acaso abundan los Núñez en el interior del país?

Considero que el conversatorio de Martin Alonzo será muy enriquecedor. También lo interpreto como un firme propósito de abrirles los ojos a las nuevas generaciones para que piensen en prepararse, para que algún día se acerquen al heroico trabajo que nos dejó como legado el doctor Rafael Núñez; para que conozcan su vida y obra, y cuiden celosamente su legado, que es un valioso patrimonio intelectual y cultural.

Y para los cartageneros, una voz de estímulo para que se preparen y la ciudad forme hombres o mujeres de valía intelectual que brillen, con el talante del doctor Núñez, o por lo menos, muy cercano a este. Cartagena debe tener en el futuro, un Presidente, si es que la democracia no la cambian los indiferentes, por un sistema dañino, que lo evite.

Y en mi espíritu, mi testimonio de admiración al señor General del Ejército de la época, Don Joaquín Fernando Vélez, candidato presidencial, al que le hurtaron su triunfo mediante un fraude electoral en el Registro de Padilla, en la Guajira, lo cual permitió ganar al señor General Rafael Reyes.

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