Por Mauricio Salgado Castilla @salgadomg
Ricardo miró asombrado el trabajo que tenía ante sí, estaba muy bien estructurado y el desarrollo era mucho mejor de lo que él mismo hubiera logrado.
Este fue producto de un aviso en internet dónde específicamente decía lo que necesitaba y el valor a pagar. Recibió varias propuestas, decidió por la mejor escrita y dónde de una manera muy concreta decía lo que se iba a hacer y cómo hacerlo.
Cuando finalmente, se entrevistó virtualmente con su nuevo proveedor de servicios, se encontró con una persona llena de canas, en su mente no había pensado en la edad dado que normalmente ese tipo de trabajos por el valor a pagar, es realizado por personas jóvenes.
El mundo del trabajo ha cambiado considerablemente, las empresas ya no contratan personas que van a durar muchos años hasta la jubilación, la movilidad de los trabajadores es muy alta y las posibilidades del internet, aumentadas durante la pandemia, han cambiado como se contrata y cómo se trabaja.
Ahora, es más importante lo que se hace que lo que se sabe, los estudios formales dan muy buenas bases, pero no son suficientes para ser competente al trabajar.
Las llamadas competencias blandas, “soft skills” que comprenden el desarrollo socioemocional, la autoapreciación, las habilidades comunicativas, el autoconocimiento para aportar proactivamente a los grupos, saber pedir ayuda cuando se es necesario, de tal forma que asuma con responsabilidad una tarea y cumplirla dentro del tiempo y los recursos asignados.
Entre las competencias blandas más buscadas por las empresas, está el criterio para poder tomar decisiones entre opciones no necesariamente buenas, con tiempo restringido para poder ser exitoso, como en el caso de las emergencias médicas, en los aviones en dificultad, en las competencias de Fórmula 1, donde hay muchas variables inciertas o en las empresas que debido a los presupuestos y tiempos no se puede tomar la mejor opción.
Otra de las competencias más necesitadas, es la de armar equipos de trabajo a partir del conocimiento rápido de cada uno de sus miembros, dirigirlos, motivarlos, asignando los roles y tareas de acuerdo a sus competencias particulares, propiciando las buenas relaciones, la cordialidad para que las discrepancias se conviertan en una oportunidad para construir.
Ánimo a los que buscan servicios a orientarse más en la capacidad de hacer las cosas que a los estudios y la edad, evaluar si un trabajo requiere estar en una oficina un determinado número de horas o si puede ser realizado remotamente o virtualmente.
Las grandes empresas del principio del siglo pasado, como la Ford, crearon horarios de trabajo para las líneas de producción en serie, si falta el operario que pone una parte de la suspensión de los carros, toda la línea se detendrá, no sucede igual cuando el trabajo es intelectual, hay personas que su mayor eficiencia y creatividad se da en las madrugadas, pedirles que lleguen a las 7:30 a.m. va en contra de la productividad.
La gran mayoría de las personas que tienen un contrato con una empresa, lo que más desean es la posibilidad de NO tener que cumplir un horario, no es la cantidad o dificultad del trabajo.
Trabajo de responsabilidad es aquel que se debe realizar sin importar el horario de trabajo, un diseño arquitectónico, el balance mensual, la prueba de funcionalidad de una turbina como las de Hidroituango, un artículo a publicar, se deben realizar sin considerar una jornada de trabajo, luego exigir que se llegue o se salga a una determinada hora, va en contra de la responsabilidad.
Exhorto a las personas mayores a que se mantengan en un proceso de permanente aprendizaje, de mejora continua como persona, como trabajador, siempre hay algo que aprender sobre todo de entender este mundo de la tecnología, comprender qué los jóvenes no tienen la experiencia, pero tienen una forma de hacer las cosas y de ver la vida diferente y puede ser complementaria, no asumir que por ser joven no es capaz o no tiene el conocimiento, la idea es aprender a trabajar con diferentes generaciones.
En el próximo artículo explicaremos cómo se hace para que el cerebro sea joven independientemente de la edad cronológica, válido para personas de todas las edades.
El reto es comprender el mundo actual para saber cómo se puede participar proactivamente y determinar qué competencias hacen falta para un trabajo y para la vida misma, ya sea para desarrollarlas o buscar quien las tiene.
¿Listo para empezar a ser competente en el siglo XXI?