Políticos prepagos

Por Carlos Alberto Ospina M.

La promesa de un político es similar a la fidelidad de una prostituta que, a cambio de dinero, está dispuesta a estrujarse con cualquiera. Ambos proponen intimidad, masajes de relajación, trato afectuoso y servicios adicionales acordes con la inclinación de cada quien. No obstante, las nombradas ‘damas de compañía’ saben a la perfección cuál es el rol y el fin último, transar con el mejor postor. 

La diferencia radica en que la escort lady hace carrera y come mucha proteína; mientras que los otros, se venden por un plato de lenteja o por un frasco de mermelada fruto de la adelantada corrupción. Ellas, las golfas, parten del concepto comercial de un piso mínimo de negociación y un techo sin tope máximo de acuerdo con la demanda del cliente. Quizá, harán alguna rebaja, pero no exoneración del pago.

En el fondo hay semejanzas que terminan en encima del umbral de la arrechera de unos políticos que rompen la unidad y los postulados ideológicos con tal de lamer los zapatos al gobierno de turno. En el círculo de las denominadas ‘prepagos’ ese comportamiento se conoce como el ‘beso negro’ que, comparado con los asuntos públicos, al parecer resulta más higiénico que la pareja inseparable de la adulación y la inmundicia practicada por cuestionables dirigentes.

La falta de dignidad va de la mano de la hipocresía, el juego de dobleces, la supuesta actitud conciliadora, la trampa del perdón criminal, la mentira del diálogo nacional y el aparente lenguaje de amor fraternal. Los abucheos al presidente Duque en la instalación del “nuevo” Congreso de la República y la pelotera, de lado a lado, durante el trámite de escogencia de las mesas directivas de la corporación, demuestran cómo serán las ocurrencias y las originales sesiones del circo legislativo.

La otrora oposición, próximo partido de gobierno, nunca consideró el bienestar social de la nación ni hizo algo constructivo por la paz integral; por el contrario, atizó el fuego inherente al resentimiento, la lucha de clases e insatisfacción popular a causa de la fallida reforma tributaria de Carrasquilla que, dicho sea de paso, proyectaba recaudar 25 billones de pesos menos que la pretendida ley que nos embutirá el exguerrillero Petro. 

Este inventado Mesías en el período de Iván Duque incitó a la violencia, echó por tierra la estabilidad económica de la nación, mandó los desadaptados a las calles en pleno pico de la pandemia, difamó e injurió; y ¡jamás!, ofreció un ramo de olivo en procura de un mejor país. A fe que logró el objetivo central, alcanzar el poder por medio de todas las formas de lucha que, en la actualidad, sigue implementando sin consideración a los intereses opuestos,  gracias a la fingida devoción de la mayoría de prostituidos movimientos y partidos políticos. Varios de estos personajes compiten a nivel de tarifas con las scorts, hasta cierto punto, les ganan a las ladies a base de genuflexiones.

La nueva oposición debe tener carácter para defender la democracia, pagar con la misma moneda de glosar los desafueros y fiscalizar día a día el mandato de Gustavo Petro. Nada de ser pan y miel ni gestar comités de aplausos. Eso para aquellos políticos prepagos.

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