Por Óscar Domínguez Giraldo
Señor, los polacos dicen que la vejez te salió mal. En lo de Trump te fue peor. No había necesidad de incurrir en un lapsus con nombre del famoso pato de Disney para notificarnos que haces lo que quieres. El mundo está enfermo de Trump, diría Mafalda.
Sospecho que tomaste compensatorio el día que aprobaron el articulito aquel de la constitución gringa que le permite a gente como Trump ser presidente con millones de votos menos que su contrincante, como sucedió con Hillary Clinton. Y estamos hablando de la democracia más grande del mundo. ¡Bendito!
Señor, a veces tienes un sentido del humor que te envidiarían los hermanos Marx y Woody Allen, paisanos de este inameno bípedo.
Lamento positivamente (¿) que me hubieras negado una voz a lo Frank Sinatra para decirle, «a mi manera», no a Trump. He ”ordenado” a mis parientes y amigos en USA que voten por Kamala Harris, una sonrisa con mujer.
Este martes es un buen día para decirle al del falso copetín: “Estás despedido”. La habrás sacado del universo que tienes por parche.
Quién lo creyera, Señor, pero a veces rezas y pecas: Pusiste vivir en el mismo costal (país) a Whitman y a Trump.
Lamento que me hubieras negado la condición de suculenta fémina, de caderas y puchecas hechizas hechas en el quirófano, para no darle ni la hora de la semana pasada al tipo en caso de acoso. (En acosos, tiene sus diplomados el sujeto de marras).
Pregunta: ¿Podrías sacar de la manga algún escandalito distinto a los jijuemil que tiene encima, que nos permita ahorrarnos al señor Trump? Ya nos diste la mano con Nixon quien salió finalmente. Si no tienes escandalito, pues recarga la votación del lado de Kamala.
Al lado de Nixon, Trump es un aprendiz por el sartal de mentiras que suele ensartar. Lleva más de 20 mil, según The Washington Post que las contó en una ocasión. El caballero se saca de la boca una hamburguesa o un perro caliente para decir “posverdades” el nuevo nombre de las mentiras.
(Menos mal Trump todavía ignora quiénes soy yo. En esto te doy unas cataratas del Niágara de agradecimientos).
¿Será mucho pedirte que le escondas el twitter y mandes al lugar adecuado al hombre que se ha casado tres veces y detesta los números impares? De esas tres veces, dos ha contraído “mártirmonio” con bellas venidas de otros atardeceres. Su reciprocidad ha sido montarles la perseguidora a los inmigrantes… Es tu turno, repito.
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