Martha Zamora: Pinta con las huellas del alma

Martha Zamora, el talento artístico de sus dedos convertidos en pinceles

Por Guillermo Romero Salamanca

Habla poco, sólo mira. Analiza y memoriza. Luego de preparar la tela de su futuro cuadro, toma un poco de óleo en sus dedos índice y pulgar y comienza su próxima obra de arte. Bien puede ser un bodegón, un paisaje, un abstracto o un retrato de alguien a quien ha observado durante varios minutos, ha tomado sus rasgos más distintivos, sus gestos, sus expresiones, sus señales de vida para plasmarlos con su inspiración.

Mientras realiza su delicado trabajo contó que nació en Manizales, –“mi Manizales del alma”, aclaró–, que adelantó estudios de arte en varias instituciones y talleres particulares. 

Tiene el privilegio de haber expuesto en New York, Los Ángeles, Miami, Santo Domingo, Ciudad de México, San José de Costa Rica, Ciudad de Panamá, Sao Paulo, Milán, Trieste, Bogotá y su ciudad natal.

Fine Art Gallery representó su obra por varios años en los 5 continentes, en los cruceros del mundo. 

–Un día me dijeron que podía exponer en Nueva York y yo no lo creía. Me dieron un piso entero y por el tiempo que deseara. Eso fue maravilloso.

“Su trabajo se destaca por la particular técnica de óleo dactilar lavado”, han dicho los críticos de arte.

Contó también cómo trabajó en más de 30 cruceros que la llevaron por el mundo ante la admiración de los pasajeros que contemplaban sus pinturas en salones dispuestos para ello. Asombrados quedaban al ver la manera como desenvuelve sus dedos para crear el dactilavado u óleo dactilar de lavado que consiste en pintar con las manos y sin la utilización de pinceles u otros implementos.

“Es una técnica con la que me enamoré desde muy temprana edad. Es el resultado del estudio, la búsqueda y la experimentación que me llevaron a evolucionar. Trabajé primero con tintas acrílicas sobre cartulina esmaltada, pasando luego por el pastel seco aglutinado sobre lienzo, de donde salté a darle rienda suelta a su creatividad al trabajar el óleo sobre el lienzo, con las yemas de los dedos y las palmas de las manos”, explica.

Tiene, eso sí, algunas ayudas como servilletas o estiletes de bambú.

Este sábado recreó su obra con una modelo: Martha Oramas, funcionaria de la Embajada de Polonia en Colombia.

Al principio no se sabía cuál sería su retrato, pero a medida que avanzan los minutos, su despliegue de los dedos sobre la tela, aparecieron, como por arte de magia, los rasgos de la diplomática.

Hace unas semanas precisamente la despertó una llamada de Olga Villegas para comentarle que tenía una idea, luego de ver imágenes en televisión de los sufrimientos de los niños en la guerra de Ucrania. 

“Me duele que en el mundo los niños estén pasando por esa situación. Comprendo que en Colombia hay desigualdades, pero esto de Ucrania no tiene nombre. Ver cómo miles de familias se dispersaron y cómo lloran cada día sus muertos o se entristecen por sus heridos, es una difícil realidad”, le contó Olga.

De inmediato invitó a Martha Zamora para participar. “Desde luego, cuenta conmigo”, manifestó.

Y así nació la idea que se materializa el próximo jueves 8 de junio con la inauguración en Bogotá de una Exposición de Arte, en la hacienda “El Cedro” de Bogotá con obras de pintoras y pintores nacionales de reconocida trayectoria, que están donando a favor de las víctimas en Ucrania, por la actual invasión que afecta a la nación europea.

A la iniciativa correspondieron también los maestros Fernando Jaramillo, Ligia Patricia Guerra, Cristina Adelaida Mateus Moreno, Pilar Granados, J. Ómar Guío Becerra, Andrés Loboguerrero, Héctor Cediel, Nelson Ortega Toscano, Claudia Forero, Andzia Elizabeth Hadjut, Eleonora Martin. Germán Piñeros, Luis Ernesto Ortiz, Esperanza Prada, Diego Sierra-Enciso, Germán Calvo Suárez, Óskar Larrañaga y Lucía Ordóñez, entre otros.

La maestra Martha sigue con su obra, mientras cuenta historias de cómo sus antepasados antioqueños llegaron a colonizar la zona del Eje Cafetero y de cómo surgió toda esa región de verdor y coloridos que le han servido para plasmar su imaginación en sus obras.

A veces, con el bambú riega un poco de óleo para dar figuras de acompañamiento al cuadro y surgen entonces orquídeas, velos o detalles de un sombrero.

“Yo pinto con mucho sentimiento. Es mi pasión. Ha sido mi forma de vivir. Esto me ha dado demasiada sensibilidad para apreciar los detalles”, comenta mientras con la servilleta limpia acá o dar finura a ciertos rasgos.

–¿Qué piensa de la situación de Ucrania?

–Es algo que no debe ocurrir. Ninguna guerra es justa. Quienes más pierden son los seres humanos, pero sobre todo los niños y los ancianos. Se debe acabar de alguna forma. Todos podemos vivir en paz. Tenemos un mundo hermoso, lleno de colores, flores, aromas.

–¿En dónde más han estado sus cuadros?

–Sé que hay obras en países asiáticos, Australia, las islas griegas, Europa, Alaska, Canadá, Oriente Medio, la Patagonia, Estados Unidos…Brasil.

–¿Dónde quisiera exponer ahora?

–En el corazón de los seres humanos. Entre todos podremos hacer un mundo mejor.

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