Martes de la luenga lengua: Magnicidio, morir, ex, votar-botar

Español. Foto You Tube

QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA  

por  Efraim Osorio López/La Patria

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No faltará quien quiera imponer ‘homicido’, por ejemplo, y, peor aún, ‘homicide’. 

Las muertes violentas causadas a John F. Kennedy (presidente de Estados Unidos de América), a Álvaro Gómez Hurtado (estadista y político), a Luis Carlos Galán (candidato presidencial) y a Guillermo Cano (director de El Espectador) son ‘magnicidios’, pues fueron ellos personajes insignes y de relevancia excepcional en la sociedad a la que pertenecieron. Tuvo que estar muy distraído el doctor Gonzalo Duque Escobar al momento de redactar lo siguiente y darle ese calificativo a un ‘conflicto’:   “…donde se contempla una tregua de seis semanas en un conflicto cuyo magnicidio no se puede justificar…” (LA PATRIA, Conflicto en Medio Oriente, 25/3/2024). Quiso expresar, seguramente, ‘cuya magnitud’. Aunque los dos sustantivos vienen del adjetivo latino ‘magnus’ (‘grande’), el segundo elemento etimológico de ‘magnicidio’ los hace muy diferentes: éste es el verbo latino ‘cædere’ (‘cortar, golpear, separar, matar’), cuyo pretérito es ‘cecidi’. Con este segundo elemento se forman en castellano algunas palabras que significan ‘muerte dada a…’: ‘regicidio’ (de ‘rex-regis’, rey); ‘tiranicidio’ (de ‘tyrannus-i’, tirano); ‘uxoricidio’ (de ‘uxor-oris’, esposa); ‘homicidio’ (de ‘homo-hominis’, hombre); ‘fratricidio’ (de ‘frater-tris’, hermano); ‘parricidio’ (de ‘parricidium-ii’, muerte dada a un pariente); ‘filicidio’ (de ‘filius-ii’, hijo), y el neologismo ‘feminicidio’ (de ‘femina-æ’, mujer). Hay que notar que todos los nombres de los causantes de estas muertes terminan en ‘a’ (homicida, regicida, filicida, uxoricida, etc.), no importa que sean hombres o mujeres, objetos incluso (‘daga homicida’). No faltará quien quiera imponer ‘homicido’, por ejemplo, y, peor aún, ‘homicide’. ***

Sinónimos del verbo ‘matar’ (‘quitar la vida’) son ‘sacrificar, asesinar, ejecutar, eliminar’ y muchos otros, todos transitivos, pero no ‘morir’, significación que le dio la columnista María Leonor Velásquez Arango en esta observación: “La Semana Santa es un tiempo para morir al viejo hombre, a la vieja mujer” (LA PATRIA, 27/3/2024). “…para darle muerte al hombre viejo…” o “…cortarle la hebra de la vida…”, sin el verbo ‘morir’ (‘dejar de vivir, de existir’), porque es intransitivo (no admite complemento directo, como en la frase glosada) y pronominal (‘se murió del susto’). Cuando la muerte es ‘recibida’, causada por un accidente, por la furia de la naturaleza o por diferentes causas violentas, no se usa la forma pronominal, por ejemplo, ‘murió en la asonada’. En los demás casos son aceptables las dos formas: ‘morir de amor’ o ‘morirse de amor. ***

Con el adjetivo ‘ex’ (preposición latina) –llamado hoy ‘prefijo autónomo de valor adjetivo’– se califica ‘lo que fue y ha dejado de serlo’, verbigracia, ‘ex cónsul, ex discípulo’*. Pero tiene sus condiciones. Con las siguientes palabras concluyó su artículo sobre Eduardo Santos el columnista Víctor Manuel Ruiz: “…un boyacense agradecido y admirador de uno de los más grandes expresidentes de Colombia” (El Tiempo, 28/3/2024). Castizamente, “…uno de los más grandes presidentes de Colombia”, porque al título de los gobernantes muertos no se les debe anteponer ese adjetivo, como tampoco a los cónyuges separados y ya fallecidos. *Actualmente, la Academia de la Lengua enseña que, para ella, este ‘prefijo’ debe escribirse, como todos los prefijos, unido a la palabra que afecta (‘exministro’), aunque admite la forma tradicional, y, también, separado por un guion (Nueva gramática de la lengua española, 10.4g). Pero enseña también que, si esa palabra es compuesta, debe escribirse separado (‘ex primer ministro’). Lo que no se puede hacer con ningún prefijo regular (‘exhumar’). ¿Entonces? Y no es preposición, aunque en latín lo sea, porque no introduce complemento alguno, sino que ‘califica’, oficio propio de los adjetivos calificativos. ***

El verbo ‘botar’ (del germánico ‘botan’ –‘golpear’), que significa “arrojar, tirar, echa fuera a alguien o algo”, no puede ser reemplazado por ‘votar’, como lo hizo la columnista Clara Inés Chaves, quizás descuidadamente, en esta afirmación: “…y los adelantos que ha logrado el Presidente Biden en el escenario internacional se verían votados a la basura” (Eje 21, 28/3/2024). Significa también “hacer entrar en el agua un barco después de construido”. Sinónimos, ‘saltar, rebotar,  levantarse, resaltar, surtir’. Y ‘votar’ (del latín ‘votare’ -‘dedicar, consagrar’) quiere decir “dar una persona su voto o decir su dictamen en una reunión o cuerpo deliberante, o en una elección de personas”. Los dos, inconfundibles. 

                              ECLIPSES, MAYÚSCULAS Y MINÚSCULAS

Por Fundacion para el español urgente/FUNDEU

Las denominaciones eclipse solar y eclipse lunar se escriben enteramente con minúsculas; en cambio, lo apropiado es eclipse de Sol o de Luna.

Pueden encontrarse ejemplos como los siguientes en distintos medios de comunicación: «Las ciudades de Galicia donde podrá verse el eclipse de sol del 8 de abril», «¿A qué hora comenzará el Eclipse Solar en México?» o «El eclipse de sol del 8 de abril obliga a declarar el estado de emergencia».

Según la Ortografía de la lengua española, las voces solluna y tierra se escriben con mayúscula inicial en contextos astronómicos, cuando se utilizan como los nombres propios de la estrella, el satélite y el planeta, respectivamente. Así pues, a la hora de emplear estas palabras en construcciones como eclipse de Sol o eclipse de Luna, que se refieren a un fenómeno astronómico, lo recomendable es escribir con mayúscula Sol y Luna.

Sin embargo, lo indicado es la minúscula cuando se usan los adjetivos que indican el tipo: eclipse solareclipse lunar, eclipse total

Así pues, en las oraciones iniciales, habría sido más indicado escribir «Las ciudades de Galicia donde podrá verse el eclipse de Sol del 8 de abril», «¿A qué hora comenzará el eclipse solar en México?» y «El eclipse de Sol del 8 de abril obliga a declarar el estado de emergencia».

EN AGOSTO NOS VEMOS/POMPILIO IRIARTE

Estimado maese Oscar:

Complacido envío adjunto y pongo a su disposición un textico que escribí sobre la obra de García Márquez En agosto nos vemos, recientemente publicada. 

Esta especie de reseña que no busca la erudición sino la motivación, está pensada para que la gente joven de bluyines rotos se anime a leer la novelita de Gabo, por ejemplo en clases de Español o en talleres de letras, y armen diálogos y discusiones si les parece.

Un abrazo,

PIC 

Ejemplares de ‘En agosto nos vemos’, el libro póstumo del escritor colombiano y Premio Nobel Gabriel García Márquez, expuestos durante su presentación, en Madrid, el pasado 5 de marzo. VIOLETA SANTOS MOURA (REUTERS)

¿En agosto nos vemos con los bluyines rotos?

Pompilio Iriarte

Volvió a la isla el viernes 16 de agosto 

en el trasbordador de las tres de la tarde. 

Llevaba pantalones vaqueros…

(Primeras palabras de En agosto nos vemos).

Soy profesor de literatura, principalmente de talleres de letras que ayudan (mas no enseñan) a elaborar cuentos, poemas, artículos, minicuentos, ensayos breves, historias… Nuestro asunto son los tejidos, es decir los textos: paños, linos, sedas, satines, palabras, frases, oraciones, la mezclilla o denim de algodón para la confección de vaqueros y ropas de trabajo. Aunque no hay unanimidad sobre su origen, se cree que su uso se remonta a la Edad Media.

En días pasados llegó a nuestro taller como muestrario un bluyín de marca fabricado por la firma García Márquez e Hijos, en tela de sarga cuyas líneas diagonales formadas por hilos de urdimbre (en el telar, hilos verticales) flotan sobre los hilos de trama (hilos horizontales). Lo sorprendente de la prenda es que se trataba de un par de bluyines rotos.

“Cada mes de agosto –se lee en la sinopsis de contraportada– Ana Magdalena Bach toma el transbordador hasta la isla donde está enterrada su madre para visitar la tumba en la que yace. Esos viajes acaban suponiendo una irresistible invitación a convertirse en una persona distinta durante una noche al año”.

Como era de esperarse, el esplendor del lenguaje tan del estilo de García Márquez tanto en sus grandes obras como en las menores, ganan la atención y el aplauso del lector. Las hipérboles poéticas (“El mundo cambió desde el primer sorbo”) lo mismo que los adjetivos resultan substanciales, casi sustantivos (“cerdos impávidos”, “madre otoñal”, “sopor ardiente”, “negra grande”) y dan al lenguaje la calidad de un tejido de lujo. 

El hilo del título En agosto nos vemos parece inspirarse, según Orlando Oliveros, editor literario del Centro Gabo, en la novela Luz de agosto, de William Faulkner, uno de los paradigmas literarios de Gabriel. De ser así, el título invitaría a descifrar la clave: ¿por qué Ana Magdalena “Volvió a la isla el 16 de agosto” y no otro día cualquiera del calendario? 

“Volvió a la isla”. Qué interesante. Sabemos que las islas literarias desde la de Tomás Moro en Utopía hasta La balsa de piedra de José Saramago pasando por la ínsula Barataria (utopía barata) admirablemente gobernada por Sancho Panza y La isla del día de antes de Umberto Eco, constituyen importantes formas narrativas en función de los temas e ideas fuerza que desarrollan y no simples tarimas para plantar allí a los personajes. Temas e ideas fuerza como las utopías, las distopías, los modelos de sociedad y Estado, la insularidad, marginalidad o aislamiento de naciones con respecto a otras (Saramago) y el resplandor de la modernidad desde las sombras del barroco (Umberto Eco) encuentran su forma de expresión en la geografía y topografía de las islas.  En el caso de En agosto nos vemos, siento que la isla no pasa de simple parapeto. Podría estar o no estar. He aquí uno de los rotos del bluyín.

Otros hilos importantes, aunque no muy bien tejidos en la obra que nos ocupa son las lecturas de la protagonista Ana Magdalena Bach. Según el citado Oliveros, se trata de libros favoritos de Gabo: El viejo y el mar de Ernest Hemingway, El Extranjerode Camus, La vida del Lazarillo de TormesDrácula de Bram Stoker, Antología de cuentos fantásticos de Borges y Bioy Casares, El día de los Trífidos de John Wyndham, Crónicas Marcianas de Ray Bradbury y Diario del año de la peste de Daniel Defoe. Digamos, en gracia de la brevedad y de la analogía con los textiles, que este modo de dejar hilos sin atar es otro de los rotos de la prenda.

Uno más –y no el de menor tamaño– muestra los cabos sueltos, desteñidos y destejidos de músicas importantes, claves en la vida y obra de García Márquez, y que en una obra lograda serían la viga maestra de la relación íntima entre fondo y forma. 

“Yo creo –dice el tejedor de En agosto nos vemos– que Cien años de soledad es un vallenato de 450 páginas, y lo digo con absoluta seriedad. La estética es la misma, el concepto es el mismo, el recurso es el mismo: historias que andan por ahí y que se pierden, se pierden en el olvido popular”.

Sin embargo, los guiños musicales a Bach, Chopin, Debussy, Bartók, Celia Cruz y Elena Burke; el nombre de la protagonista tomado del de la segunda esposa de Bach; la figura del padre, maestro de piano y director del Conservatorio Provincial; Doménico, el marido de Ana, también hijo de músicos,  maestro, además,  y director de orquesta; la joven Micaela, hija de Ana Magdalena, niña prodigio para aprender de oído a tocar cualquier instrumento y novia de un trompetista de Jazz y el hijo de Ana y Doménico que a los 22 años llega a ser el primer chelo de la orquesta Sinfónica Nacional, todos estos hilos y referencias  adornan los agujeros de la mezclilla en el cuento o novelita que nos ocupa, pero no logran la atmósfera musical que sí logró por ejemplo El otoño del patriarca de nuestro querido Nobel, inabarcable parodia de principio a fin de la verborrea de los dictadores latinoamericanos, diseñada al parecer como si del concierto para piano de Béla Bartók se tratara.

Algunos clasifican En agosto nos vemos como una novela corta, aunque inacabada. Me atrevo a decir que no alcanza el estatuto de novela cuya naturaleza y condición plantea Milan Kundera en su ensayo El arte de la novela: un método de indagación de las caras ocultas del ser humano, de las cuales ni la filosofía ni las ciencias occidentales han querido ocuparse desde la aparición de la Edad Moderna en la Europa de los siglos XV y XVI. En este sentido las obras mayores, extensas o cortas, como El coronel no tiene quien le escriba,  Cien años de soledadCrónica de una muerte anunciadaEl otoño del patriarca y El amor en los tiempos del cólera, entre las más conocidas y aplaudidas, constituyen no tanto historias o narraciones ficticias sino verdaderos mundos autónomos con su atmósfera propia y formas originales en las que el autor indaga sobre la naturaleza del ser humano en los paraísos del amor o en los infiernos de la soledad. 

Como soy decimero, termino con una décima espero que bien tejida, ojalá sin muchos rotos:

Por algo Ana Magdalena

odia los libros de moda.

¿Sospecha que casi toda

feria póstuma da pena?

¿Que si a su crónica amena

una letra le cambiamos,

probablemente tengamos

el olvido que queremos?

¿Ese En agosto nos vemos

será En agosto nos vamos?

Silencio de luz= eclipse

odg

(Estas líneas aluden a un viejo eclipse: La Administración)

En los eclipses la luna mejora su hoja de vida ocultándole el sol a la tierra. Suele ocurrir en los eclipses parciales de sol. Y eso que la luna es 400 veces más pequeña que el bombillo ese que chullunguea “desde la comba altura”.

Diane Miller/Getty Images

En fenómenos estelares como estos, el sol se encuentra 400 veces más alejado de la tierra. O sea, a la vuelta de la quinta porra, al fondo del universo entrando a mano derecha. Como los baños.

En los eclipses, la tierra le grita a la luna, a los Luis XIV: Apártate, no me ocultes el sol. La coqueta tierra se pone furiosa con los eclipses porque le  interrumpen sus aeróbicos con su “coach” como dice el estrato seis.

               Su atención, por favor: a partir del mediodía,  y

mientras se vuelven a programar, los gallos – Pavarottis con plumas-

cantarán la hora con retraso de minutos. Los gallos tienen puesta la

hora con el reloj de sol del universo.

              ¿Para qué lidiar con tantas hidroeléctricas? Basta con entubar la

energía solar en cables de alta tensión y ¡sanseacabó!  En ese caso,

la lluvia se tendría que ir a mojar a los pueblos.

               En este combate celestial que es un eclipse, David (la Luna)

vence a Goliat (el sol) propinándole tremenda pedrada en mitad de su 

vanidad. (¿O esta vez será al contrario? Doctores tiene…)

               ¿A qué prácticas santas y no santas se dedica el astro rey o Luis 

XIV del sistema, cuando sabe que nadie lo está viendo?

               El eclipse es una obra de teatro montada por la naturaleza para

tomar del pelo a los animales que viven una fugaz noche de mentiras.

               Después de los eclipses, las gallinas se despiertan con los

rulos todavía puestos y con amnesia parcial. No recuerdan dónde

pasaron la última noche ni cuál gallo las revolcó en el corral.

               El eclipse es un caso de travestismo espacial. Damas  no pagan.

               En los eclipses totales, el sol se vale de la luna para hacer 

púdicos carrizos: insinúa mucho pero de aquello, nada.

               En los eclipses reinan miti-miti la luz y la sombra. Rembrandt en acción.

               La tierra anda feliz contándole a los vecinos del mismo estrato 

del sistema que la cuenta de la luz le llegará más bajita el próximo

mes.

               Para estar a tono con la ocasión, durante los eclipses, la luna

compra los bloqueadores de sol que encuentra en el supermercado. Sabe

que se bronceará hasta donde su espalda pierde su sacro nombre.

               Nadie sabe en qué se gasta el sol la plata que ahorra en energía

durante los eclipses.

               En los eclipses, la luz hace mutis por el foro del infinito.

               Recemos por un eclipse eterno de la guerra: que se vaya aunque le

vaya bien.

               ¿Y por qué no se hace de día a las tres de la mañana?

               ¿Para dónde se va la luz del sol cuando se va?        

               El eclipse es un caso de erotismo celestial, el pretexto para

que la luna y el sol se echen una canita al aire en el único motel 

colgante como un jardín babilónico: el infinito. 

              En estos casos de forzoso matrimonio astral, a la tierra no le

queda otra opción que dee jar salir el voyerista (mirón) que 

lleva por dentro.

               Ojalá el eclipse nos deje a los terrícolas el saludable tic de 

acostumbrarnos a mirar siempre hacia las estrellas, puntos suspensivos

del universo.

               Toquemos madera para que a este silencio de luz que es un

eclipse, le siga el silencio en los fusiles

DESCACHADAS IDIOMÁTICAS

por Jairo Cala Otero

1.- «Aida Victoria Merlano explota: «No entiendo por qué el juez me pinta como la gran villana»». Una gran equivocación de los periodistas es usar el verbo explotar, lo hacen convencidos de que así dicen que algo o alguien se ha salido de su estado normal y ha caído en exacerbación del ánimo. Tal equivocación se ve reflejada en esta cita, tomada de una noticia de la página en Internet de RCN Radio. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) registra tres entradas para el verbo explotar: «1. Extraer de las minas la riqueza que contienen. 2. Sacar utilidad de un negocio o industria en provecho propio. 3. Utilizar abusivamente en provecho propio el trabajo o las cualidades de otra persona». En ninguna de ellas se habla de exaltación de los ánimos, enfurecimiento o manifestación extrema de un disgusto. Eso es, como se dice coloquialmente, «harina de otro costal». En lugar de explotar, pueden usarse otros verbos como rabiar, enojar, enfurecer, enardecer, ensoberbecer. La frase pudo ser: «Aida Victoria Merlano se enojó: «No entiendo por qué el juez me pinta como la gran villana»».

2.- «¿Por qué el Jueves Santo hay que visitar siete monumentos?». Pregunta que a manera de título usó Jaime Horacio Arango Duque en el diario El Colombiano, el 28 de marzo de 2024. Cabe preguntarnos también por qué el redactor cree que tales visitas son obligatorias. ¿Creerá que, si no se hacen, se sufrirá condenación, o se padecerá alguna adversidad? Nadie puede saber en qué pensaba él al redactar, lo cierto es que el giro «hay que» entraña una obligatoriedad. En realidad, nadie está «obligado» a visitar siete monumentos el Jueves Santo. El mismo redactor lo dijo en el texto: es una tradición (no obligación) de la Iglesia católica. Luego su pregunta precisa era: «¿Por qué los creyentes visitan siete monumentos el Jueves Santo?». 

3.- «El jueves 27 de marzo de 2014 la vida de la familia Ponce de León – Gutiérrez de Piñeres cambió.  Natalia Ponce de León, una mujer de 33 años, fue atacada en la portería de la residencia familiar por un hombre que cubría su cabeza con una capota y le arrojó ácido sulfúrico en el cuerpo, quemándole toda la cara, los brazos, una pierna y medio abdomen». Fragmento de noticia publicada en la página de RCN Radio. Tres fallas, así: 1. Como la aludida se llama Natalia, se sabe, obviamente, que es mujer; no se necesita repetir «una mujer». 2. Es imposible que alguien cubra su cabeza con una capota, puesto que capota es una «cubierta plegable que llevan algunos vehículos». 3. La forma de gerundio «quemándole» está mal empleado. Veamos el derecho lingüístico de la frase: «El jueves 27 (…), Natalia Ponce de León, de 33 años, fue atacada en la portería de la residencia familiar por un hombre que cubría su cabeza con una capucha y le arrojó ácido sulfúrico en el cuerpo, que le quemó toda la cara, los brazos, una pierna y medio abdomen».

4.- «La Pasión de Nereo: el hombre que lleva 30 años caminando 66 kilómetros con una cruz a cuestas entre dos pueblos de Antioquia». Ni Mandrake, el mago de la tira cómica, figuró nunca en la inverosímil hazaña de caminar durante 30 años seguidos. Menos aún, ¡gastar tantísimo tiempo para recorrer 66 kilómetros! Ese absurdo sí fue posible en la imaginación (y en la mala redacción) de Cristian Álvarez Balbín, periodista del periódico El Colombiano. El verbo llevar, en tiempo presente (lleva), y el gerundio caminando, trastocaron el sentido de lo que el redactor quería decir. Además, en el subtítulo decía: «Asegura que un mandato de Dios que le llegó en sueños lo ha puesto en este peregrinaje que esta semana santa ajusta tres décadas de tradición entre La Unión y Girardota». Omitió las comas requeridas. Lo que quiso decir Álvarez: 1.- «La pasión de Nereo: el hombre que en cada Semana Santa camina 66 kilómetros con una cruz a cuestas entre dos pueblos de Antioquia». Otra opción: «Hace 30 años, en Semana Santa, Nereo camina 66 kilómetros, con una cruz a cuestas». 2.- «Asegura que un mandato de Dios, que le llegó en sueños, lo ha puesto en este peregrinaje (o peregrinación)que esta Semana Santa ajusta tres décadas de tradición entre La Unión y Girardota».

5.- «Reportan el secuestro de una líder social junto a sus dos escoltas en el Catatumbo». Título de noticia publicada en la página de Caracol Radio. Los femeninos existen en el idioma español para que se usen, pero muchas personas los ignoran deliberadamente, o por crasa ignorancia. Líder tiene su correspondiente femenino: lideresa. Además, en el cuerpo del texto informativo se leía: «(…) es una madre de familia, es una lideresa del Catatumbo, dijo Carmen García, presidenta de la Asociación Madres del Catatumbo». Ni transcribiendo la expresión correcta le entró en la testa la grafía al autor de la noticia; es decir, pudo haber copiado la palabra lideresa, que Carmen García pronunció claramente. El título era: «Reportan el secuestro de una lideresa social junto a sus dos escoltas en el Catatumbo». Mejor aún: «Secuestrados una lideresa social y sus dos escoltas en el Catatumbo».

6.- «Dos personas capturadas y un menor de edad aprehendido en La Tebaida». Título en el periódico Nueva Crónica Quindío. Para su autor, capturar y aprehender no son sinónimos; significan situaciones distintas, lo cual es un craso error. Sí significan lo mismo: privar de su libertad a alguien. Simplificado, el título pudo ser: «Tres personas fueron capturadas en La Tebaida». ¡El niño también es persona!

7.- «Tras lograr establecer la ubicación de una lujosa vivienda donde tenían amordazado de pies y manos al ‘influencer’, las autoridades lograron entrar al lugar sin levantar sospecha y sorprender a los 5 secuestradores pertenecientes a la oficina de Envigado». Fragmento noticioso del periódico virtual Pulzo.com. A kilómetros se nota el extravío lingüístico de su autor. 1.- El verbo lograr puede evitarse cuando otro verbo en infinitivo lo sigue. 2.- La persona secuestrada era, probablemente, habitante de otra galaxia, pues para haberle amordazado los pies y las manos debía de estar «hablando» mucho por esas extremidades. Realidad: una mordaza es un «objeto que se pone en la boca para impedir hablar». 3.- Los anglicismos, como influencer, pueden traducirse: influenciador, o productor de contenidos. 4.- Los nombres de delincuentes y de sus ‘organizaciones’ llevan comillas y mayúsculas cuando las requieran. Recomposición del fragmento: «Tras establecer la ubicación de una lujosa vivienda, en donde tenían atado de pies y manos al influenciador, las autoridades entraron al lugar, sin levantar sospechas, y sorprendieron a los 5 secuestradores, que militan en la banda delictiva conocida como “Oficina de Envigado”».

8.- «Sedante equino era camuflado en baño quería llegar hasta Bogotá para hacer drogas». La absurdidad extrema es convertir una cosa en un ente racional; así lo plasmaron en este título de la página de televisión Don Tamalio, en el que se afirmaba que un sedante equino «quería llegar hasta Bogotá». Obviamente, las sustancias no razonan, no piensan, luego tampoco se desplazan ni tienen deseos, como el redactor lo sostiene. Enmienda: «Sedante equino fue escondido en baño de un bus con destino a Bogotá; lo usarían para producir alucinógenos».

9.- «Es hora de que Bucaramanga y Santander conozca la verdad del caso ‘Vitalogic’». Frase de un editorial del diario Vanguardia, antes de producirse la condena contra el exalcalde Rodolfo Hernández Suárez, involucrado en tal caso. Dos fallas en una quedaron en la expresión: 1. Santander contiene a Bucaramanga, o Bucaramanga hace parte de Santander, que es lo mismo. Es redundante, entonces, tratar de diferenciarlos y de unirlos mediante la conjunción ye (y). 2. Aunque la anterior falla es una imprecisión geopolítica, en gramática, al citarse dos sustantivos propios (Bucaramanga y Santander), se forma un plural; luego el verbo tenía que estar en plural (conozcan), no en singular, como escribieron. Corrección: «Es hora de que Santander conozca la verdad del caso Vitalogic». También: «Es hora de que Bucaramanga conozca la verdad del caso Vitalogic».

10.- Embargaron bienes del reconocido humorista ‘Carroloco’señalado de ser testaferro del Clan del Golfo». La información del caso tuvo eco en todos los medios periodísticos de Colombia. Pero en el diario El Colombiano presentaron este título, con dos imprecisiones: 1.- No fue un embargo, sino 39 allanamientos a propiedades del grupo delictivo «Clan del Golfo», de las cuales 4 estaban a nombre de Juan Guillermo Noreña Zapata, conocido en la farándula como «Carro Loco». Un embargo es la «retención, traba o secuestro de bienes por mandamiento de juez o autoridad competente»; sucede, generalmente, cuando una persona no paga las deudas económicas contraídas con una institución crediticia. No es ese el caso del humorista. Un testaferro, en cambio, es una «persona que presta su nombre en un contrato, pretensión o negocio que en realidad es de otra persona». Luego los bienes no le pertenecen a Noreña Zapata, sino al citado grupo de delincuentes, por lo cual es acusado judicialmente, no señalado, como estilan consignarlo siempre los redactores judiciales. Corrección: «Allanaron bienes del “Clan del Golfo”; reconocido humorista ‘Carro Loco’ es acusado de servirle de testaferro».

11.- «Mientras los niveles de UCI sean tan altos, no se debe aperturar nada: Minsalud». Título en la página virtual de RCN Radio. Tanto si lo dijo literalmente el ministro de Salud, como si lo escribió mal uno de los periodistas de RCN Radio, el verbo aperturar parece que empieza a hacer ‘carrera’ entre algunos colombianos. Ese daño a nuestra lengua proviene de los descuidados redactores de noticias, que poca o ninguna atención prestan a su idioma; por ello no lo hablan ni lo escriben bien. ¡Es una pena! Ese verbo aludido es castizo, pero con limitación; de él dice el diccionario: «Aperturar: Abrir algo, especialmente una cuenta bancaria». En cambio, el verbo abrir es mucho más reconocido y legítimo para casos distintos a abrir una cuenta en un banco. El titular de RCN Radio hubiese sido más preciso así: «Mientras los niveles de UCI sean tan altos, no se debe abrir nada: Minsalud».  

12.- «Gobierno protocolarizó las protestas en el país». Título de información difundida por Colprensa y publicada en Vanguardia (Bucaramanga). Quien lo redactó inventó el verbo «protocolarizar», cuyo significado no especificó en el texto para que los lectores hubieran sabido a qué se refería. Además, las protestas no están censuradas ni prohibidas en Colombia (no todavía); por ello hubiese sido innecesario escribir protocolizar, como parece que era la intención del distraído redactor. Corrección: «Gobierno refrendó las protestas en el país».    

13.- «El juez le reiteró que no recibiría ningún beneficio por aceptar los cargos, pues esto no se dio dentro de los tiempos legales establecidos para que así se diera». De una noticia firmada por Laura Usma Cardona, corresponsal del diario El Tiempo en Manizales. Observaciones: 1.- Los adjetivos demostrativos (como esto) tienen función precisa cuando personas u objetos referidos están cerca del hablante o escribiente. En un periódico esa situación es no sólo inverosímil sino imposible; quien escribe no tiene cerca a los protagonistas de las noticias. La segunda descachada: ¡No se dio para que así se diera! Ahora algunos periodistas escriben en lenguaje «filosófico» también. ¡Vea, pues! Enmienda: «El juez reiteró que el acusado no recibiría ningún beneficio por aceptar los cargos, pues ello no sucedió dentro de los tiempos establecidos legalmente».

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Directores Orlando Cadavid Correa (Q.E.P.D.) y William Giraldo Ceballos. Exprese sus opiniones o comentarios a través del correo: [email protected]