Martes de la luenga lengua: Concordancia, insuceso, de acuerdo con, hueco

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QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA  

por  Efraim Osorio López

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El término ‘insuceso’, con el que tropiezo muy de tarde en tarde, es un absurdo semántico.

Una norma gramatical establece que el adjetivo calificativo, como todos los adjetivos, debe concordar con su sustantivo en género y número, por ejemplo, ‘la casa derruida, las casas derruidas’. Esta norma, por supuesto, se aplica también al adjetivo ‘necesario-a’ (del latín ‘necessarius-a-um’, -‘forzoso, inevitable’). Sin embargo, es frecuente su quebrantamiento, por considerarse tal vez que es un adverbio, éste sí invariable, ‘necesariamente’. Un ejemplo: “No parece argumento lógico que tras haber consultado con los mayoristas, que no vieron necesario la importación…” (LA PATRIA, editorial, 31/8/2024). Castizamente, “…que no vieron necesaria la importación…”, lo que se aprecia más claramente si nos referimos a ‘importaciones’: “…que no vieron necesarias las importaciones…”. Es la lógica de la gramática. ***

El término ‘insuceso’, con el que tropiezo muy de tarde en tarde, es un absurdo semántico. En efecto, ‘suceso’ (del latín ‘successus-us’, ‘acción de aproximarse, de acercarse, aproximación; éxito, acierto’) es “cosa que sucede, especialmente cuando es de alguna importancia”. Ahora bien, como el prefijo ‘in-’ es privativo, el ‘insuceso’ sería ‘algo que al mismo tiempo acontece y no acontece’. Absurdo. Los que lo emplean pretenden expresar con él tragedias, desgracias o cosas desfavorables, como lo hizo el columnista de El Tiempo Thierry Ways en la siguiente oración: “Tantos insucesos, considerados en conjunto, indican algo grave: un Estado en falla sistémica” (1/9/2024). En lugar de este inexistente sustantivo –no es entrada de ningún diccionario–, algunos redactores usan el término ‘siniestro’, vocablo que viene del adjetivo latino ‘sinister-tra-trum’ (‘que está a la izquierda, izquierdo, siniestro; funesto, desfavorable’), y que significa “incendio, naufragio, hundimiento o desgracia semejante, particularmente producido por una fuerza natural” (M. Moliner). Según El Diccionario, “daño de cualquier importancia que puede ser indemnizado por una compañía aseguradora”. Sinónimos, ‘desgracia, catástrofe, hecatombe, azote, plaga, avería’, etc. ‘Siniestro-a’, como adjetivo, quiere decir, entre otras cosas, ‘izquierdo-a’ (‘la mano siniestra’), ‘perverso-a’ (‘un personaje siniestro’), ‘espantable’ (‘una noche siniestra’). ***

La locución ‘de acuerdo’ rige la preposición ‘con’ en todos los casos, por ejemplo, cuando significa ‘según’. En éste, es muy frecuente reemplazarla con la preposición ‘a’, equivocadamente, por supuesto. Así lo hizo el columnista Guido Echeverri en esta frase: “Esa misión, de acuerdo a lo preceptuado por la ley…” (LA PATRIA, 31/8/2024). “…de acuerdo con lo preceptuado…”, así, “…según lo preceptuado…”. El error es más evidente si lo cometemos en otras construcciones, verbigracia, si decimos ‘estoy de acuerdo a usted’ en lugar de ‘estoy de acurdo con usted’. El mismo columnista la empleó correctamente en la siguiente oración: “También está de acuerdo la Misión con incrementar gradualmente (…) las transferencias fiscales…”. Ese complemento debe ser siempre introducido por la preposición ‘con’, sin excepciones. Con lo que estoy de acuerdo. ***

Don Efra, a propósito de Orlando Cadavid que menciona en sus Quisquillas. En la foto está acompañado por Guillermo Zuluaga «Montecristo» y el médico y compositor Jorge Villamil. Foto od

El periodista Orlando Cadavid Correa, columnista de LA PATRIA, fallecido hace un par de años, se caracterizó por su habilidad para redactar titulares breves, expresivos y muy originales. No todos los profesionales de las comunicaciones tienen esa habilidad, y ni falta que les hace, pues como se trata generalmente de anunciar hechos comunes y corrientes, lo único que se requiere en esos titulares es que sean precisos, veraces, atractivos y redactados en buen castellano. Condición esta última que le falta al siguiente titular, enviado por mi corresponsal Razuvi: “Huecos, pegados en el puente Olivares de Manizales: Alcaldía inicia obras de reparación”  (LA PATRIA, 28/8/2024). Si los huecos se pegan, despegarlos es la solución. Pero no: los huecos se hacen o se forman, y se elimina su peligro… ¡tapándolos!


A ver haber a ver      

Por Mauricio Pombo

A ver, a ver, creo que es necesario volver a ver ciertas particularidades del verbo haber. Es increíble la gran cantidad de gente –universitarios, profesionales, periodistas de los diversos medios, congresistas, alcaldes y gobernadores- que hace mal uso del verbo haber. Ya lo he señalado en este espacio pero no me cansaré de repetirlo pues me da urticaria cuando oigo algo así como: habían muchas personas.

Cuando el verbo en cuestión no funge como verbo auxiliar; o sea, no va acompañado del participio de otro verbo (comido, bebido, llevado…) para crear los llamados tiempos compuestos (he sabido, habían venido…) NUNCA va en plural. Así pues, como en presente se dice hay una casa, hay dos casas, hay tres casas; así mismo se dice hubo una persona, hubo dos personas, había un gato, había mil gatos. 

Sencillo, estimados congresistas y queridos colegas. Se les pide un esfuercito para que no haya tantos errores (no hayan suena además muy feo). Otro uso del verbo haber que infortunadamente poco se usa es en su calidad de auxiliar en las perífrasis de obligación: haber + de + infinitivo (hemos de aprender a conjugar el verbo haber).

Otra barbaridad que he venido detectando de un tiempo para acá es la equivoca conjugación del verbo prever. Hace poco le oí a Petro decir en una entrevista: “yo preveí que eso iba a pasar”. Y pensar que es tan simple de conjugar como el verbo ver. Yo vi, yo preví; yo veía, yo preveía. 

Como lo señala Manuel Seco en su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, el verbo prever (ver con anticipación) no debe confundirse en su conjugación con el verbo proveer (preparar, reunir lo necesario para un fin), ni en su significado con prevenir. Es vulgarismo frecuente decir preveer y conjugarlo mal. 

Hay en esto del lenguaje ya muchas batallas perdidas. Va a ser difícil quitarles a los costeños el tu fuistes, tu vinistes; como imposible recuperar el verbo poner frente al colocar, y el oír en lugar del escuchar o desterrar el imperativo plural terminado en –sen, como váyansen o quítesen en lugar de váyanse y quítense.

QUEISMO/DEQUEISMO

Por Fundación para el español urgente- RAE         

El queísmo es la supresión inadecuada de la preposición que acompaña a la conjunción queSe dio cuenta de que está mal, mejor que Se dio cuenta que está mal.

Aunque es un fenómeno más o menos frecuente, sobre todo en la lengua oral, no resulta indicada la eliminación de la preposición (que suele ser de, pero también se da con otras), de acuerdo con el Diccionario panhispánico de dudas.

Esta omisión a veces se produce por querer evitar un posible dequeísmo, pero lo apropiado es precisamente mantener la preposición. Un truco que puede funcionar en casos de duda, aunque no siempre, es la sustitución de la oración con que por el pronombre esto (o eso aquello) o ello. Así, Se dio cuenta que está mal se sustituye por Se dio cuenta esto, que es impropia. La redacción indicada sería Se dio cuenta de que está mal, pues la sustitución correspondiente es Se dio cuenta de esto.

A continuación se exponen algunos contextos en los que suele producirse queísmo:

• Complementos oracionales de sustantivos y adjetivostener ganas de que venga (no tener ganas que venga), albergar la esperanza de que acudan (no albergar la esperanza que acudan), estar seguro de que lo sabe (no estar seguro que lo sabe), ser consciente de que es difícil (no ser consciente que es difícil), estar convencida de que habrá tiempo (no estar convencida que habrá tiempo)…

• Verbos que exigen un complemento con preposicióninsistir en que lo repitan (no insistir que lo repitan), estar de acuerdo con que se presente otro (no estar de acuerdo que se presente otro), confiar en que rectificarán (no confiar que rectificarán). También se aplica a verbos pronominales como acordarse de que es su cumpleaños (no acordarse que es su cumpleaños), alegrarse de que apruebe (no alegrarse que apruebe), olvidarse de que son familia (no olvidarse que son familia)…

• Locuciones como darse cuenta de que era falso (no darse cuenta que era falso), (no) caber dudas de que es el mejor (no no caber dudas que es el mejor), a fin de que lo entiendan (no a fin que lo entiendan), en caso de que haya dudas (no en caso que haya dudas)…

• Finalmente, es posible construir algunos verbos con la preposición y sin ella, como informar (informar que aparecieron e informar de que aparecieron), avisardudar (con el sentido de ‘tener dudas o desconfiar’)…

EL POEMA DE POMPILIO IRIARTE

El libro 

Rendida estás ante tu libro abierto  

y él, ante ti, parece estar rendido.  

¿Cuál de los dos al otro habrá leído  

con mayor atención y más despierto?  

En leernos, el libro es un experto:  

nunca se queda apático o dormido.  

Por el lector lejano o condolido,  

el libro sabe si su autor ha muerto.  

O si ha muerto el lector. Todo depende  

de quién cautiva a quién, quién se sorprende,  

quién se rinde primero y quién perdura.  

Como un libro te leo. Me sorprendo  

de lo que leo en ti y al fin comprendo  

que con tu amor empieza la lectura.         

DESCACHADAS IDIOMÁTICAS

Por Jairo Cala Otero

  1. «Galán pide al Gobierno Petro una solución concreta para levantar el paro camionero». Casi todos los medios periodísticos colombianos, sin excepción, trillan sin cesar la expresión «paro camionero» cada vez que los transportadores de carga deciden paralizar el tránsito automotor por las carreteras. Este título en la página de RCN Radio es apenas una muestra de ese error masificado. La lógica indica que el paro lo adelantan los camioneros, es decir, quienes conducen los camiones. Luego: «Galán pide al gobierno Petro una solución concreta para levantar el paro de camioneros».
  2. «(…) análisis demográficos, páneles de analistas y/o expertos en temas políticos, análisis de redes sociales que usan big data, etc.». En esta frase en un artículo en la revista Dinero, escrito por Guillermo Valencia, hay tres errores: 1.- La palabra panel es aguda sin tilde, se acentúa en la última sílaba; cuando se usa en plural es grave, y tampoco necesita tilde por la misma razón de acentuación: (panél-panéles). Acentuarla en la primera sílaba, como muchos lo hacen, es error. 2.- La alternancia y/o fue eliminada hace diez años, pero mucha gente todavía no se ha dado cuenta. Una sola de ellas basta. 3.- Los calcos del idioma inglés (big data) no son recomendados, dado el inmenso acervo lingüístico que tiene el idioma español. Corrección: «(…) análisis demográficos, paneles de analistas o de expertos en temas políticos, análisis de redes sociales que usan archivos enormes, etc.».
  3. «Esta caleña es storyteller, conferencista y escritora»». ¿Les resulta muy difícil a algunos redactores de noticias buscar la traducción al español de los anglicismos? En este caso pudieron escribir ‘cuentista’ o ‘contadora de historias’, que es la traducción literal del vocablo inglés storyteller. A los noveles periodistas de hoy les parece innovador el acudir a calcos del inglés, en lugar de usar los miles de palabras que tiene nuestro idioma. En los medios periodísticos de otros países (con sus idiomas nativos) jamás les mezclan palabras en español a sus palabras nativas. Entonces, en Vanguardia debieron escribir: «Esta caleña es cuentista, conferencista y escritora».
  • «Nuestra ayuda está en la Biblia que nos instruye». Frase del portal Goldlife.com. Acaso, ¿cuántas Biblias hay? ¡Sólo una! Pero, de acuerdo con quien redactó esta oración, hay otras; no dice, sin embargo, cuáles son las demás. Tal redactor no podría responder, puesto que hay una única Biblia. Lo que sucedió fue que al redactar le negó la coma necesaria a la expresión: «Nuestra ayuda está en la Biblia, que nos instruye». Al decir «en la Biblia que nos instruye» se indica que hay otras Biblias, y que entre ellas hay una que nos instruye; en cambio, con la coma se dice que hay un único libro sagrado; luego, se añade que él tiene la propiedad de instruirnos. El mal uso de la coma arrebata el sentido de las oraciones. También ocurre eso cuando se omite.
  • «(…) una de las médiums más reconocidas del país es Bivecky Pardo, coach, canalizadora de ángeles desde los 6 años». Hasta los más consagrados medios periodísticos caen en las emulaciones idiomáticas. La conocida revista colombiana Cromos usó en esta oración gramatical el anglicismo coach, en vez de aplicar el castellano de principio a fin. La palabreja tiene traducción: entrenador. ¿Por qué muchos periodistas no usarán las traducciones? «¡Para tirar caché!», respondería un adolescente contemporáneo que empieza a hacer periodismo. ¡Insípida razón! Eso es lo mismo que fumar a la edad de 13 o 15 años para parecer «maduro». Corrección: «(…) una de las médiums más reconocidas del país es Bivecky Pardo, entrenadora, que canaliza ángeles desde sus 6 años de edad».
  • «(…) y producto del colapso de esta placa ocasionó la muerte de dos obreros…». De un reporte de Albatros Moro en Caracol Noticias Televisión, desde Neiva. Además del desconocimiento de la gramática elemental ─herramienta básica de su oficio─ muchos periodistas son maníacos con el uso y abuso de algunos vocablos. Por ello imponen como «moda» algunas palabras y las rastrillan desde el amanecer hasta el anochecer, sin sentido semántico en la mayoría de los casos. Moro y muchos de su estilo, por ejemplo, tienen la palabra producto a flor de labios para toda ocasión. La caída de una placa estructural, por lo cual murieron dos personas y quedaron heridas otras, no es un producto, sino la consecuencia de una obra mal hecha, o de un percance imprevisto, según sea el caso. El corresponsal del noticiario televisado pudo haber dicho: «(…) y como consecuencia del colapso de esta placa murieron dos obreros»; o también: «(…) y por el colapso de esta placa murieron dos obreros». ¿Para qué dar rodeos y complicar lo sencillo?
  • «(…) al lado mío estaba Sergio, adelante mío estaban dos niños de apellido Marroquín, y atrás mío estaba Jorge».Lo dijo John Jairo Rueda, sobreviviente de una tragedia en la que 21 estudiantes de un colegio bogotano murieron aplastados por una retroexcavadora que cayó sobre el bus en el cual ellos viajaban. El muchacho pudo haber hablado erróneamente durante la entrevista, pero Jairo Dueñas, redactor de la revista Cromos, habría podido corregir (si hubiera sabido, claro) esas expresiones disparatadas. Los posesivos no son correctos después de adverbios. Entonces, debió escribir: «(…) a mi lado estaba Sergio, delante de mí estaban dos niños de apellido Marroquín, y detrás de míestaba Jorge».
  • «¡Tremendo susto! Cae rayo en Las Américas causando pánico en la comunidad». Título en el periódico diario Hoy del Magdalena. No hay simultaneidad en las acciones verbales, por lo tanto, no es correcto el gerundio; primero cayó el rayo (como sucede siempre) y luego la gente se asustó. Son dos acciones, una detrás de otra, no ambas al mismo tiempo, que es la circunstancia general en que se usa el gerundio. Además, el tiempo del primer verbo caer es mejor en pasado. Por lo tanto: «¡Tremendo susto! Cayó rayo en Las Américas y causó pánico en la comunidad».
  • «En Venezuela existe un buen número de personas que, indistintamente hagan o no parte del gobierno, deben estar bastante desconcertados, por no decir atónitos, con las actuaciones del actual gobierno en Colombia».Desconcertados y atónitos quedamos también los escuderos del idioma español cuando leemos estas discordancias de género. Esta es de Mauricio Botero Caicedo en un artículo de opinión en Las 2 Orillas. Como personas es palabra de género femenino, los adjetivos citados también deben estar en femenino: desconcertadas atónitas. La palabra Gobierno lleva mayúscula inicial. Mejorado: «En Venezuela existen muchas personas que, hagan o no parte del Gobierno, deben de estar bastante desconcertadas, por no decir atónitas, con las actuaciones del actual Gobierno en Colombia».
  1. «Según el antropólogo y escritor Esteban Cruz Niño, hay tres lugares donde los extraterrestres son esperados en estos días en donde supuestamente los visitantes extra planetarios aterrizarán en la tierra». Cita tomada de Las 2 Orillas. Veamos los errores: 1.- No es «lugares donde», sino «lugares en donde». 2. No es «días en donde…», pues los días no son lugares. 3. Es extraplanetarios porque los sufijos van unidos al sustantivo base. Aunque es más preciso interplanetarios 4. No se puede aterrizar en otro planeta que no sea la Tierra. Aterrizar es eso: posarse sobre tierra. Además, el nombre del planeta se escribe con inicial mayúscula. Recomposición de ese caos lingüístico «extraterrestre»: «Según el antropólogo y escritor Esteban Cruz Niño, hay tres lugares en donde los extraterrestres son esperados en estos días; en ellos, aterrizarán, supuestamente, los visitantes interplanetarios». (O extraplanetarios).
  1. «(…) la Misión de Verificación de la Organización de las Naciones Unidas en Colombia condenó al ataque y atentado en el que resultaron heridos representantes de la iglesia católica». Tres faltas idiomáticas quedaron marcadas en esta noticia del portal Kienyke.com: Una, la contracción ‘al’ no es precisa, puesto que el complemento directo de esa oración no es persona, sino un hecho (un ataque letal). Dos, sobraba anotar «ataque y atentado» porque un ataque es eso: un atentado. Tres, Iglesia lleva inicial mayúscula cuando se refiere a la congregación universal; con minúscula inicial se escribe cuando se habla de un templo material. Entonces, era preciso escribir: «(…) la Misión de Verificación de la Organización de las Naciones Unidas en Colombia condenó el ataque en el que resultaron heridos representantes de la Iglesia católica». 
  1. «Envió un extenso resumen…». Un resumen es una síntesis, o un escrito breve que contiene la esencia de otro de mayor densidad o extensión. Mal puede hablarse de un «extenso resumen» dado que la expresión es un claro contrasentido frente al significado del sustantivo resumen, como lo hizo el periodista Daniel Coronell en la W Radio. Abreviando: «Envió un resumen de…». Pero si el documento contiene pormenores sobre alguna situación, entonces: «Envió un pormenorizado informe de…». Quizás esto último fue lo que quiso decir el periodista investigador.
  1. «Mujeres líderes de Iberoamérica discutirán sobre la igualdad de género». Título en el diario El Tiempo. Pues la discusión debería empezar por el uso erróneo que muchos periodistas hacen de adjetivos masculinos, cuando claramente se necesitan adjetivos femeninos. La palabra líder tiene femenino propio, castizo: lideresa. Pero por una extraña razón muchas personas desconocen «olímpicamente» ese vocablo. La desigualdad de género, entonces, es un asunto de desconocimiento de la existencia de términos femeninos; por esa razón no los usan cuando es menester hacerlo. Corrección: «Lideresas de Iberoamérica discutirán sobre la igualdad de género».
  1. «Un hombre desquisiadoalterado por el alcohol, casi ocasiona una grave tragedia en Santander». No menos desquiciado es escribir «desquisiado», cuando se tiene a la mano el diccionario electrónico de la Real Academia Española en el computador con el que se trabaja. La nota es del diario Vanguardia (Bucaramanga). Hoy, en plena era de la revolución de las comunicaciones, no vale ninguna excusa para no consultar las herramientas que permiten usar bien el idioma. Corrección: «Un hombre desquiciado por el alcohol casi ocasiona una grave tragedia en Santander». Una sola calificación basta.

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