Martes de la luenga legua. Fecha, colocar-poner, menor, dos puntos

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QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA  

por  Efraim Osorio López

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En nuestra era no hubo, ni hay, ni habrá otro 20 julio de 1810, ni ‘otro’ 5 de diciembre de 1785.

En su columna del 8 de junio de 2024, “Día D. Dios no juega a los dados”, el columnista Luis Guillermo Giraldo  aludió a fechas determinadas de la siguiente manera: «Un 5 de diciembre de 1664», 

«otro 5 de diciembre de 1785» y «un 21 de julio de 1974». El lector José Luis Naranjo Henao anota que tanto el artículo indefinido ‘un’ como el adjetivo ‘otro’ están ahí fuera de lugar. Observación acertada, porque el castellano tiene dos artículos, el ‘determinado’ (llamado también ‘definido’) –‘él, la, lo; los, las’–, y el ‘indeterminado’ (‘indefinido’) – ‘un, una; unos, unas’–. El artículo ‘determinado’ acompaña sustantivos precisos, concretos, por ejemplo, ‘la casa de Juan’; el ‘indeterminado’,  sustantivos en general, sin precisarlos, verbigracia, ‘un científico afirmó…’. Elemental. Según estas nociones, y como lo anota el señor Henao, el artículo ‘un’ no es el apropiado para señalar esas fechas, puesto que si hay algo ‘determinado’ (‘preciso y cierto’) es una ‘fecha’ expresada con el día, mes y año, por ejemplo, el 20 de julio de 1810, porque en nuestra era no hubo, ni hay, ni habrá otro 20 julio de 1810, ni ‘otro’ 5 de diciembre de 1785. Cuando no se menciona el año, sí es aceptable el artículo ‘un’, como cuando en un discurso se dice ‘en un glorioso 20 de julio’, porque esta indeterminación es, en este caso, efectista. ***     

“Yo voy a colocar la cara” (RCN, Noticias, 19/6/2024). Así se expresó Sneyder Pinilla después de su presentación en la Fiscalía. Correctamente, “…voy a poner la cara”, o “…voy a dar la cara”, es decir, ‘voy a responder por mis actuaciones’. El uso del verbo ‘colocar’ por ‘poner’ se presenta especialmente en las expresiones ‘colocarse colorado’ y ‘colocar el nombre a un infante’, no muy comunes, ciertamente. Siempre he considerado que quienes así se expresan lo hacen pensando que sólo las gallinas ‘ponen’, o que, por esta razón, el verbo no tiene ‘caché’. Alguna vez escribí la ‘Apología del verbo poner’ para demostrar su importancia en castellano, porque, entre otras razones, tiene más de cuarenta acepciones: ‘ponerse a trabajar’, ‘poner los puntos sobre las íes’, ‘poner las manos en la masa’, ‘poner condiciones’, ‘ponerse algo de ruana’, ‘poner pies en polvorosa’, ‘ponerse a salvo’, etc., etc., etc. En cambio, ‘colocar’ no alcanza la decena y alude casi siempre a ‘lugar’. Los dos verbos vienen del latín: ‘colocar’, de ‘collocare’ (‘colocar, poner, establecer’); ‘poner’, de ‘ponere’ (‘poner, colocar, fijar; depositar, aplicar, emplear’, etc.). Finalmente, la conjugación irregular de ‘poner’ le da a este verbo una connotación especial: ‘pongo, puse, pondré, pondría, pusiera, pusiese, pon, puesto’. ***

La relación de los adjetivos comparativos con la cosa comparada se establece por medio de la conjunción ‘que’ (‘más enredado que un bulto de cachos’), no con la preposición ‘a’, como lo hizo el redactor de ‘Supimos que’ en la siguiente información:“…la Alcaldía anuncia que su aporte va a ser sólo de cien millones, (…) menor al de los años anteriores” (LA PATRIA, Festival de Teatro en apuros, 20/6/2024). “…menor que el de los años anteriores”, así. ‘Menor’ es el grado comparativo irregular de ‘pequeño’ (‘más pequeño’), como ‘mayor’ lo es de ‘grande’ (‘más grande’). Con la forma regular, ‘más pequeño’, se aprecia mejor lo inapropiado del uso de la preposición en esa comparación, porque nadie dice ‘más pequeño a’, sino ‘más pequeño que’. Obviamente. ***

Cuando en la redacción se hace una cita textual después de los dos puntos, se debe poner entre comillas y escribir la primera palabra con mayúscula inicial. La violación de esta norma ortográfica es cada vez más frecuente. Un solo ejemplo: “El 20 de junio me preparaba para una charla en el Banco de la República cuando un desconocido me abordó: «por favor escriba sobre la Biblioteca Municipal»” (LA PATRIA, Adriana Villegas, Botero, 23/6/2024). Castizamente, “Por favor, escriba…”, y con la coma después de ‘por favor’, porque esta expresión, cuando es de cortesía,  siempre es incidental.

DESCACHADAS IDIOMÁTICAS

Por Jairo Cala Otero / Lingüista – Corrector de textos

1.- «Anuladas las audiencias del papa Francisco por estado de salud». Anular significa dejar sin valor algo que ya se hizo. Las audiencias del papa Francisco no fueron anuladas, pues no se hicieron en la fecha en que se publicó esta información; las audiencias fueron canceladas, que es distinto. El verbo anular no es sinónimo de cancelar. Además, faltó el pronombre ‘su’ para aclarar que el estado de salud aludido es el del papa. Entonces, en el diario La Opinión (Cúcuta) debieron titular: «Canceladas las audiencias del papa Francisco por su mal estado de salud». Otro posible: «Canceladaslas audiencias del papa Francisco por sus quebrantos de salud».

2.- «Finalizó la citación de la Corte Suprema de Justicia en la que estuvo presente el congresista Wadith Manzur y el exdirector de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Olmedo López». Dos errores idiomáticos en esta expresión de la revista Alternativa: 1.- La que finalizó no fue la citación, como escribieron, sino la audiencia a la que comparecieron los citados. 2.- Como acudieron dos personas, hay un plural; el verbo estar, por lo tanto, debe escribirse en plural. Corrección: «Finalizó la audiencia en la Corte Suprema de Justicia en la que estuvieron presentes el congresista Wadith Manzur y el exdirector de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Olmedo López».

3.- «Viviana Andrea Hernández Gacha, de 30 años, y quien tenía cuatro meses de embarazo, fue asesinada a puñaladas». Mala redacción de esta expresión en el diario La Opinión (Cúcuta). En principio pareciera que se hablaba de dos personas: De Viana Andrea (1) y de quien tenía cuatro meses de embarazo (2). La confusión la produce el uso indebido de la conjunción copulativa ye (y) después de la palabra años. La última oración («fue asesinada a puñaladas») regula, sin embargo, la duda, pues el verbo está en singular. Pero aun así esa conjunción no debió usarse jamás porque es incorrecta. Corrección: «Viviana Andrea Hernández Gacha, de 30 años, quien tenía cuatro meses de embarazo, fue asesinada a puñaladas». Así no hay malentendido, una sola persona murió; no dos.

4.- «A cuatreros les dio tiempo hasta de comerse un carnero». Título del periódico El Universal (Cartagena), en una noticia sobre seis bandidos que asaltaron una finca entre Mahates y Arroyo Hondo. El lenguaje coloquial (en donde no hay rigor gramatical) no es recomendable nunca en periodismo. Sin embargo, los redactores del diario cartagenero ─por lo que se deduce─ escriben como hablan; y, claro, hablan mal. ¿Quién les dio tiempo a los ladrones de ganado para comerse un carnero? No se sabe, sólo es imaginación del redactor, que quiso decir que los cuatreros tuvieron suficiente tiempo para perpetrar su fechoría delictiva y engullirse un carnero. Corrección: «Cuatreros tuvieron tiempo hasta paracomerse un carnero». 

5.- «Hemos encontrado más de 300 hallazgos de irregularidades en contratación”: alcalde electo Jaime Beltrán». Redundancia en el diario Vanguardia, que desluce la oración gramatical de este título, pues hallar y encontrar significan lo mismo. Los rodeos no aportan nada bueno, sino que restan vitalidad a las oraciones gramaticales. Con lenguaje directo: «“Hemos encontrado más de 300 irregularidades en contratación”: alcalde electo Jaime Beltrán». También era posible: «“Hemos hallado más de 300 irregularidades en contratación…». 

6.- «Turismo está recuperando diez años perdidos por la violencia». Un cable noticioso de la agencia española EFE, fechado en Madrid, incluyó la teoría mentirosa sobre la recuperación del tiempo perdido. El tiempo, ese intangible que jamás termina, nunca se puede recuperar; avanza implacablemente, sin detenerse, y jamás retrocede. Resulta vana ilusión pretender «recuperarlo». Lo que mínimamente sí se puede es ejecutar aquello que se haya dejado de hacer en un determinado lapso. Para peor destino, como estaba escrita, la nota dice que la violencia fue la que perdió diez años. ¡Pobrecita ella, tan sufrida! «Turismo reivindica 10 años perdidos por culpa de la violencia», sería un titular más ajustado a la realidad. 

7.- «Enterrados bajo tierra». Redundancias se leen y se escuchan diariamente por doquier. Esta es de la cosecha de Caracol Noticias, en referencia a 70 miembros de una secta que vivían aislados del resto del mundo bajo tierra. Decir «enterrados bajo tierra» es un pleonasmo irrelevante, puesto que enterrar es, precisamente, eso: poner algo o a alguien debajo de la superficie terráquea. «Enterrados para aislarse del mundo», pudieron escribir en el noticiero  televisado.

8.- «Ese día, la ama de casa fue llevada de inmediato al centro asistencial local…». No llevan artículo determinado femenino (la) los sustantivos que empiezan por ‘a’ con acento tónico o gráfico (tilde), como ama, agua, hacha, alma, águila, entre muchos otros; aunque el sustantivo sea de género femenino. Se usa el artículo masculino (el) para evitar la disonancia de las dos aes: la ama. Al leerse podría sonar «lama». En el diario El Universal (Cartagena) rompieron esa norma lingüística al escribir «la ama de casa». Corrección: «Ese día, el ama de casa fue llevada de inmediato al centro asistencial local…». 

9.- «Cuando llueve en Barranquilla, el tráfico se detiene y la ciudad entera asiste a una especie de parálisis momentánea mientras se van apaciguando las caudalosas corrientes de esa especie de ríos urbanos que se instalan en nuestras calles, armando un caos o un complicado zafarrancho…». Alguna vez también yo presencié esa «parálisis» en aquella ciudad del litoral Caribe colombiano, por efecto de los torrenciales aguaceros. Pero aseguro que no sucede ningún zafarrancho, como se afirmaba en el periódico El Heraldo (Barranquilla). Al contrario, lo que hay es caos, nerviosismo, inundación, colisión de carros que son arrastrados por la corriente de las aguas lluvias; y un suspenso angustioso entre los peatones. Un zafarrancho es: «1. Riña. 2. Destrozo. 3. Limpieza general». Zafarrancho también significa «desembarazar una parte de la embarcación para dejarla dispuesta a determinada faena». Eso no sucede en las calles barranquilleras cuando llueve. Ninguna de esas acepciones del término caben para describir lo que pasa cuando las nubes sueltan su «cuota pluviométrica» sobre las calles de ‘La Arenosa’. Recomposición de la frase: «Cuando llueve en Barranquilla, el tráfico se detiene y la ciudad entera vive una parálisis momentánea mientras se van apaciguando las caudalosas corrientes de los ríos urbanos en que se convierten nuestras calles; se produce así un completo caos».

10.- «Grave cornada de novillero colombiano en España». ¡Pobrecito el toro! Aunque quizás no le haya dolido tanto la cornada por provenir de un torero; si hubiese sido de otro astado, la cosa hubiese sido lamentable. Esta expresión es de aquellas que se escriben mecánicamente, sin conectar la mente con las manos y el teclado del computador. Es de la cosecha recurrente del diario Vanguardia. El titular lo que intentó decirles a los lectores fue que un novillero colombiano había sufrido grave cornada, en una corrida de toros en España. Pero por desconocerse el uso de las preposiciones, la «cornada» fue para el idioma. Sin «embestidas» contra el idioma: «Grave cornada a novillero colombiano en España». También pudo haber sido: «Torero colombiano fue corneado en España». ¡Y olé! El idioma hubiese salido ileso de esa «corrida».

11.- «En días pasados, entre Bogotá y La Calera, un ciudadano que iba al timón de un automóvil embriagado, atropelló a varios motociclistas causando la muerte a tres de ellos, quedando otros heridos». Antiguamente, los editorialistas eran personas que los periódicos escogían «con lupa» para que escribieran las notas centrales de opinión, es decir, los editoriales. Se los consideraba eruditos en muchos temas. Hoy no todos los editorialistas escriben bien. Quien redactó esta oración en un editorial del periódico Vanguardia se descachó varias veces: 1. ¿Cuáles serán los automóviles embriagados? ¿Será que también se emborrachan los carros cuando sus conductores, con una pea mayor, ponen sobre sus asientos las botellas de licor? Lo lógico es que se hable del ciudadano embriagado, no del carro. 2. La manía de creer que el gerundio funciona después de que se describe una primera acción sigue siendo un error socorrido. Lo correcto es: «… atropelló a varios motociclistas, y causó la muerte a tres de ellos; otros quedaron heridos». Los dos gerundios nada tenían que hacer en esta oración. Conclusión: Efectivamente, esta fue una frase muy accidentada en materia gramatical.

12.- «A medio siglo del golpe contra Allende». Este era el título de un artículo de Alejo Vargas Velásquez en el diario El Nuevo Día (Ibagué). Esta frase indica que hacen falta 50 años para que el citado golpe suceda. Sin embargo, la Historia dice lo contrario; y el articulista también lo sabe, pero escribió mal. Lo indicado era: «Medio siglo después del golpe contra Allende». Además, el primer párrafo del comentario comenzaba con otra descachada: «Se cumple el próximo 11 de septiembre los cincuenta años del golpe militar contra el gobierno democráticamente electo del presidente Salvador Allende en Chile». El verbo debió ser escrito en plural (y en futuro, mejor que en presente) por cuanto la expresión «cincuenta años» compromete un plural; debe haber concordancia de número gramatical. Luego: «Se cumplirán el próximo 11 de septiembre los cincuenta años del golpe militar contra el Gobierno democráticamente electo del presidente Salvador Allende en Chile».

13.- «Tener vivienda es lo que más les preocupa a los habitantes del Oriente antioqueño». Carecer de vivienda, en el pasado, era causa de gran preocupación para muchos colombianos. Hoy, según este título noticioso en el diario El Colombiano, lo que preocupa a muchos residentes en el oriente antioqueño es tener casa propia. ¡Qué ironía! La verdad es que muchos destechados quieren poseer un inmueble propio. Error dos: los nombres de los puntos cardinales llevan minúscula inicial: oriente, en este caso. Corrección: «Carecer de vivienda: la mayor preocupación de los habitantes del oriente antioqueño».

14.- «Daniel García Peña ratificado como nuevo embajador de Colombia en Estados Unidos». Ratificar es renombrar a alguien en un puesto público. Eso no fue lo que sucedió con Daniel García, como lo dice este título en la página en Internet de Caracol Radio. Como su nombramiento se había rumorado con antelación, lo que sucedió fue que su designación quedó confirmada al producirse tal acto oficial. Entonces, él se estrenará como embajador, no será ratificado porque apenas se posesionará en ese cargo diplomático. Corrección: «Gobierno nombró a Daniel García Peña como embajador de Colombia en Estados Unidos». 

A PROPÓSITO DEL TOUR DE FRANCIA

Fundación para el español urgente/Fundéu/RAE

El término Tour, que da nombre a la gran prueba ciclista francesa, se escribe con inicial mayúscula por tratarse de un nombre propio y admite la forma plural añadiendo una ese final (los Tours).

Sin embargo, en los medios de comunicación existe vacilación en la escritura de este nombre cuando se alude a varias ediciones de la prueba: «Hablamos con un exciclista profesional con dos Tour a sus espaldas», «La ciclista Joane Somarriba fue capaz de ganar tres Tour» o «Este ciclista no sale del histórico cuarteto que ha ganado cinco Tour de Francia».

De acuerdo con el Diccionario panhispánico de dudas, el empleo de este extranjerismo en mayúscula está justificado cuando se usa en el ámbito deportivo para designar a la competición francesa de ciclismo por ser un nombre propio y su plural es Tours.

Por tanto, lo apropiado en los casos anteriores habría sido escribir «Hablamos con un exciclista profesional con dos Tours a sus espaldas», «La ciclista Joane Somarriba fue capaz de ganar tres Tours» y «Este ciclista no sale del histórico cuarteto que ha ganado cinco Tours de Francia».

Maillot se ha hispanizado y se escribe en redonda y sin comillas.

El diccionario académico recoge el préstamo maillot respetando su grafía original con los significados de ‘prenda, especialmente femenina, de una sola pieza, elástica y ajustada al cuerpo, que se usa para practicar ejercicio físico’ y ‘camiseta deportiva, especialmente la de los ciclistas’. Se recomienda su escritura en redonda y sin comillas, ya que en español se pronuncia como se escribe: /maillót/ o /maiyót/.

Aunque en las noticias deportivas pueden leerse oraciones como «Un maillot amarillo con un pasado muy poco ejemplar» o «David Arroyo ya sueña con el nuevo maillot», con el término en cursiva, es preferible escribir maillot en redonda y sin comillas en ambos casos.

También es posible utilizar los términos camiseta jersey: «El ganador de la camiseta de la regularidad en la etapa de hoy fue el ciclista Edson Calderon» o «Solo uno consigue el jersey amarillo».

En caso de optar por el préstamo francés, cabe apuntar que su plural es maillots, también en redonda y sin comillas.

EL VIAJE A LA SEMILLA DE DASSO SALDÍVAR EN GRIEGO           

Por José Fabián

Diez años sin Gabriel García Márquez y su legado sigue siendo palpable. Diez años después de su partida se publica la reedición del libro Gabriel García Márquez: El viaje a la semilla, por Dasso Saldívar.

Esta célebre biografía de Gabriel García Márquez fue posible gracias a más de veinte años de trabajo, en los que Dasso Saldívar investigó y viajó a los lugares esenciales, realizando centenares de entrevistas e indagando en archivos de varios países para obtener respuesta a su obsesión: ¿Quién era el hombre que escribió Cien años de soledad? ¿Cuál es la realidad histórica, cultural, familiar y personal que subyace en esta prodigiosa novela? El resultado es una visión indispensable para comprender en todo su alcance la obra de uno de los mayores escritores de todos los tiempos.

Según se relata en estas páginas, García Márquez escribió Cien años de soledad para «volver» a la casa donde nació y se crió con sus abuelos maternos hasta los diez años. Por eso, este libro es también la biografía de esta novela, pues en El viaje a la semilla se narra lo más vernáculo y esencial de la vida y obra del escritor. (Información divulgada por el Instituto Cervantes).

ENTREVISTA CON EL BIOGRAFO DEL NOBEL (apartes)

Por Oscar Domínguez

– ¿Cómo se decidió la reedición española?

– En enero del 2005, el diario ABC y Ediciones Folio lanzaron una colección de grandes biografías de

Personajes vivos y decidieron incluir “El viaje a la semilla”, siendo así la única biografía de un escritor de la colección. La iniciativa, con una tirada individual de doscientos mil ejemplares, tuvo gran éxito. Entonces Ediciones Folio decidió sacar una colección de doce de esas biografías de personajes contemporáneos para librerías. Yo les propuse la edición revisada, que ya tenía preparada, con la condición de que la sacaran para todo el mundo de lengua española. En España ya salió desde abril del año pasado. Ahora como que empieza su andadura en Colombia y América Latina. 

– ¿Qué impacto ha tenido su biografía?

– No sé si sea el más indicado para hablar del impacto de mi trabajo. Pero lo cierto es que ha sido y sigue siendo enorme y en casi todos los idiomas en que se ha publicado. Sin duda, el mayor impacto ha sido en España y en América Latina, en China, en Brasil, en Holanda y en Grecia. Acaba de salir la edición árabe, editada por el Consejo Superior del Libro de El Cairo. Este año saldrán las ediciones francesa e inglesa. La crítica ha sido casi unánime en resaltar la seriedad de mi trabajo y la importancia del mismo dentro del género biográfico. Pero lo que más me satisface son las cartas y testimonios que recibo de muchos lectores en los cuales me dicen que mi libro les ha cambiado la vida, que les ha hecho revalorar o volver a leer a Gabo o que es un libro que les ha enseñado o los ha empujado a escribir.

– ¿En qué se diferencia de los demás de su misma especie?

– Si con la expresión “su misma especie” se refiere a otras biografías de Gabo, creo poder decir que hasta el momento no se han escrito otras biografías de Gabo, a excepción de la de Collazos y la parcial de Vargas Llosa en “Historia de un deicidio”. En fin, pero creo que la diferencia esencial de mi biografía con las de su especie, es que yo intento recrear la novela de la vida de Gabo, es decir, que sin dejar de ser lo más veraz y objetivo posible, intento reconstruir y contar una vida con alma, una vida donde las palabras tienen sombra porque pretenden significar más de lo que dicen.

– ¿Cómo definiría su Gabo personal?

– Mi Gabo personal, que es el Gabo de “El viaje a la semilla”, lo veo como un orfebre de las palabras y un mago que nos despertó él ánima de las cosas. 

– ¿A Gabo le gusto, le chocó, o todo lo contrario?

– Según me contaron sus hermanos, a Gabo le gustó el libro y, sobre todo, lo asombró, según me contó Eliseo Alberto Diego, porque yo sólo lo vi dos tardes. Al él le pareció asombroso que, habiéndole visto tan pocas veces, yo supiera casi todo de él. La verdad es que yo ya llevaba veinte años preguntando e investigando. Lo mismo ocurrió cuando visité a su madre y sus hermanos en la casa de La Manga en Cartagena: mientras hablábamos, de pronto, un hermano interrumpía para que yo les hiciera algunas precisiones sobre tal o cual momento de la historia de la familia en Aracataca o en Sucre. Volviendo a Gabo, a él no le gustó que le corrigiera ciertas fechas y hechos, como la fecha en que regresa con su madre a vender la casa de Aracataca y la fecha en que escribió “La hojarasca”, que fue un año antes de la que él refiere en sus memorias. Mis fechas, que son las reales, las de la historia, están debidamente documentadas y corroboradas.

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