Los Danieles. Bajo el signo????

Daniel Samper Pizano

Daniel Samper Pizano

Según sesudos análisis, la semana que termina nos deja un incidente internacional en el Medio Oriente y una crisis estructural en Colombia. 

No es verdad. Ambos retratos son falsos. El “incidente internacional” —más de 400 habitantes de Gaza masacrados por inesperados bombardeos del gobierno israelí en medio de un cese al fuego— es muchísimo más que una matanza: es un horror que debería marcar profunda crisis ética en el llamado Occidente, el club de países civilizados

¿Qué pasó con ese Israel que era ejemplo de soñadores y muestra de valores democráticos a pesar de los acosos sufridos? ¿Y qué decir de Estados Unidos, que estimula el escalofriante etnocidio con los deseos de su presidente en el sentido de inaugurar un campo de golf donde hoy yacen sepultados bajos los escombros miles de niños y adultos inocentes? 

¿Qué fue del tal Coloso del norte, crisol de culturas y espejo de libertades, dedicado ahora a quebrar el espinazo a la independencia de los poderes públicos y perseguir, al margen de la ley, a inmigrantes pobres? ¿Es acaso el mismo que en sus textos oficiales declara: “la Constitución divide el gobierno federal en tres ramas:  legislativa, ejecutiva y judicial, lo que asegura que ningún individuo o grupo tenga demasiado poder”?

Asistimos a la deshumanización de las masas anónimas, la cancelación de los pueblos desventurados. A los gazatíes inocentes que logren sobrevivir a la guerra los esparcirán por diversos países, y el dueto Israel-Estados Unidos se apoderará de su territorio. Idéntica cosificación se está cometiendo con los supuestos miembros venezolanos de una banda criminal: 260 fueron llevados, entre cadenas, y no todos con sentencia previa, a una cárcel de alquiler en El Salvador, sin el menor respeto por las órdenes en sentido contrario de las autoridades judiciales gringas. 

A estas víctimas pasivas de noticias devastadoras ya no se las trata como a seres humanos, sino como a animales o bultos de carga. Son meros números, son cifras, son parte de un arrume de objetos que en el caso de los presidiarios parecen fabricados en serie.

A Netanyahu, Putin, Trump, Bukele, Ortega y otros tiranos se les llena la boca clamando por la paz. Pero ante la magnitud de los hechos resulta imposible no recordar las palabras de Giovanni Papini: “Cuando los jefes políticos y militares hablan demasiado de la paz hay que temblar de espanto”.   

Una derrota, no una catástrofe

Y, en cuanto a la “crisis estructural” que, según el gobierno colombiano, provocó la derrota en el Senado de un proyecto de ley que contenía medidas laborales, se trata de un revés oficial, pero no de una catástrofe irremediable. Brotan muchas preguntas:

¿Qué pasa con los triunfos que ha logrado el Gobierno en numerosas iniciativas ante el Congreso? ¿Por qué, si el proceso es el mismo, son válidos los éxitos e inválidos los resultados adversos? 

En caso de que el voto de las senadoras que rechazaron la reforma laboral hubiera sido a favor, ¿la consigna era salir a la calle a aplaudirlas, cantar el himno e izar la bandera?

¿Es posible creer en una revolución social encabezada por Armando Benedetti, ejemplo sumo de irresponsabilidad? ¿Qué santo milagroso convirtió a este hombre investigado por la justicia en adalid del pueblo con suficiente poder para anticipar jupiterinamente que “la consulta popular va porque va?”.

¿Cómo separar un legítimo movimiento popular de una campaña electoral tan demagógica, mezquina y retorcida como muchas otras?

¿Son incapaces el Gobierno y la oposición más cerrera de diferenciar entre un gol parlamentario y un golpe de Estado? 

¿Cuánto animus gobernandi (espero que se diga así) y cuánta dedicación son necesarios para avanzar en un proyecto de transformación que ha perdido ya mucho tiempo y extraviado su camino?

¿Alguien cree que el Gobierno, que no logró sacar adelante un proyecto en una comisión senatorial, triunfará en las diversas y exigentes instancias ante el Congreso y la Corte Constitucional?

Este mismo sector político que convirtió el gabinete en un carrusel ¿será capaz de sumar más de 13.654.457 votos, de los cuales al menos 6.827. 229 deberán ser favorables a la propuesta oficial? 

¿O acaso el propósito realista no es reunir cifras de tan difícil alcance sino aceitar la maquinaria electoral para los comicios del año entrante? 

Es bueno hacerse estas preguntas ahora, y no cuando lo que debería ser un debate civilizado haya dado paso a un impredecible campo de batalla. 

Hacia el Agamenón (Refugio de pesimistas). No hay plutócrata que no se arrodille ante Trump. Hasta Bill Gates, con su perfil de benefactor progresista, acaba de cercenar a fondo los recursos de Breakthrough Energy, entidad dedicada a coordinar programas de lucha contra el cambio climático. Se volvió neo-trumpista, como Bezos y Zuckerberg, “humanistas” chimbos.

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Directores Orlando Cadavid Correa (Q.E.P.D.) y William Giraldo Ceballos. Exprese sus opiniones o comentarios a través del correo: williamgiraldo@revistacorrientes.com

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