Las Galerías Arrubla

Por Hernán Alejandro Olano García.

Dentro de la serie de historia empresarial en la línea de investigación en historia de las instituciones, recordamos cómo, el 20 de mayo de 1900, se incendiaron las famosas “Galerías Arrubla” de Bogotá, construidas hacia 1842 por los empresarios antioqueños Juan Manuel y Manuel Antonio Arrubla Martínez o Pérez de Rubla. Ellos, arribaron a la capital hacia 1820 y, en la década de los 40, compraron varios predios hasta sumar 53 metros sobre la plaza principal y, decidieron construir un edificio de tres pisos, que incluso, en el tercero, tuvo una gallera, conocida como Gallera Nueva o Gallera de Arrubla.

En dicha construcción, tanto el cabildo municipal, como la Gobernación de Cundinamarca encontraron sede, lo mismo que la alcaldía y hasta la Vicepresidencia de la República. Esas construcciones tomaron nombres como Casa Consistorial y Hotel Colombiano, ubicado donde existió la casa de doña Rosalía Sanz de Santamaría, (última propietaria de la familia Sanz de Santamaría), junto con diez y siete locales comerciales, de los cuales algunos se encontraban bajo la Casa Municipal, que un señor de apellido París había obtenido en remate del municipio, el cual, ahorcado por las deudas los vendió y, esos mismos pasaron a manos de los señores Arrubla.

Posteriormente, las “Galerías Arrubla” quedaron repartidas entre más de 35 dueños: la Municipalidad de Bogotá, los Arrubla Martínez, el señor Nicolás Danies, comerciante de Curazao, representado por su yerno el ingeniero Indalecio Liévano; junto a otro listado de comerciantes.

El ingeniero Liévano, por su parte, decidió reconstruir “a la francesa” su casa, para lo cual le encomendó a don Gastón Lelarge, que elaborará los planos, “con techo coronado por mansardas y detalles ornamentales en hierro”. Así, el Palacio Municipal se combinó con el Edificio Liévano y, con ocasión del cuarto centenario de fundación de Bogotá, las dos edificaciones se fusionaron como Palacio Liévano.

A las once de la noche del 20 de mayo de 1900, el alemán Emilio Streicher, de 28 años, dueño en el segundo piso de la sombrerería  ‘Al Progreso’, quien al parecer había quebrado y, con la intención de cobrar el seguro que amparaba el negocio, acabó con la edificación y así, se destruyó la sede de la compañía de teléfonos, la torre de comunicaciones, algunas casas vecinas y luego de tres días de llamas (la página de Bomberos dice que ardió por 30 días), convirtió en cenizas el archivo histórico del Concejo, con lo cual se perdió toda la documentación colonial de la ciudad. Al principio, se quiso mostrar en Bogotá que el atentado lo habían realizado los liberales, por cuanto aún se desarrollaba la “Guerra de los Mil Días”.

Cuando la justicia intentó perseguir a Streicher por la estafa, según la investigación realizada por el Juzgado 1° Superior de Cundinamarca, el hombre ya había huido a Alemania con el botín. Adjuntamos tres postales bogotanas de 1899, que fueron propiedad de Streicher.

En 1902, el Concejo autorizó al alcalde, Julio D. Portocarrero, para iniciar la construcción del nuevo Palacio Municipal bajo la dirección del arquitecto Julián Lombana, quien prestó sus servicios gratuitamente. Cerca del año de 1906 Luigi Ramelli realizó la decoración de los salones principales, que se comenzaron a utilizar en 1907, aunque la obra quedó terminada en 1931. Fue declarado Monumento Nacional por decreto 2390 de 1984.

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