Lamentaciones

Cristo Corcovado de Río de Janeiro (odg)

Por Óscar Domínguez Giraldo

Señor, muy entre nos, se te fue la mano en gallina con los argentinos. Les acabas de repetir Copa América de fútbol dejándonos a los colombianos con la carabina al hombro.

Caminabas sobre las aguas, convertías  el agua en vino, sacabas tallados a los demonios, perdonaste a la mujer deliciosamente adúltera, curaste de la fiebre a  la  suegra de Pedro, le devolviste las “vistas” al ciego Bartimeo,  con cinco panes y dos peces pusiste a comer a cinco mil personas y sobró pa’l perrito y pa’l calentao.

Para ti era pilao, facilongo, el milagrito que te pedí de repetirle el 5-0 a los paisanos de Mafalda, Borges, Cortázar, Les Luthiers, Maradona, Messi, el papa Francisco y Faustino Oro, el Maestro Internacional más joven en la historia del Ajedrez. No ayudó  que tengamos un Cristo de ministro del Interior. (Aunque te cuento que este Cristo se voltea más que un desvelado: ha sido samperista, santista, hoy petrista. Mañana…).

Menos mal, en música goleamos 3-0 al gauchaje. Karol G cantó “con orgullo de colombiana las notas marciales del Himno Nacional” que nos hace berriar. Karol conservó la letra de Núñez,  al contrario de  Shakira hace unos años cuando habló de la “libertad de ublime”. La barranquillera sacudió eróticamente sus caderas en mitad del partido. Tampoco funcionó.  Rayan Castro y Santiago Orrego le pusieron banda sonora a la Copa.

El novelista Gustavo Bolívar, de las barras bravas del petrismo, le metió ficción al partido y aseguró  que lo de Shakira fue un truco de la CONMEBOL  para que Messi descansara más al final del primer tiempo. No está ni tibio, pero para clasificar como posible precandidato del Pacto Histórico en las próximas elecciones, le toca copiarle al caudillo infiel.

No es tu culpa, está claro, que fanáticos argentinos, colombianos y el presidente de la Confederación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún e hijo, hubieran perdido urbanidad al final del partido. El directivo tuvo que  lucir esposas y el traje naranja de los presos. Qué oso tan titino, Galileo, como te decían.

Jesurún y los colados colombianos no hicieron más que imitar al nuevo ministro de Educación quien utiliza un lenguaje de alcantarilla para referirse a sus contrarios.

Espero no calumniarte  si digo que pesó en el resultado el hecho de que tengas como sucesor de  Pedro, al papa Francisco. La competencia era brava. Y eso que el fútbol de Messi se apaga en dólares en Miami.

Si hubieras sabido que un escéptico apellidado Borges dijo que el fútbol “es una estupidez popular”,  tal vez te habrías apiadado de nosotros.

Estamos elaborando el duelo por haber sido segundos, es decir, los primeros derrotados. En próxima competencia esperamos  mejor tratamiento.  No le quito más tiempo a tu espléndida eternidad.

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