Las acusaciones de clientelismo contra David Racero afectan las discusiones en la Cámara de Representantes
La bancada del Pacto Histórico en el Congreso ha sufrido una profunda transformación en estos dos años de trabajo legislativo. La coalición que nació en febrero de 2021 para impulsar la candidatura del ahora presidente Gustavo Petro se debilita constantemente debido a fallos judiciales, ambiciones políticas y escándalos de corrupción. El grupo de parlamentarios en el que confluyen más de diez partidos y movimientos de izquierda, que tiene 20 senadores y 27 representantes a la Cámara, perdió a varias figuras representativas en el Senado, incluidos Roy Barreras, Gustavo Bolívar, Alexander López, Piedad Córdoba y Cesar Pachón, cinco poderosos líderes de distintos sectores progresistas con un amplio caudal electoral. Sus remplazos son políticos desconocidos para la mayoría de colombianos y con menor capacidad de liderazgo legislativo. Además, David Racero, el representante a la Cámara con mayor proyección del Pacto y en el que más confiaba el presidente, está envuelto en escándalos de corrupción y clientelismo. La combinación de ambas circunstancias en las dos Cámaras del poder legislativo ha generado un deterioro evidente en la influencia política de la bancada de Gobierno que hace más difícil el trámite de las reformas sociales. Sin embargo, hoy más que nunca el presidente Petro necesita de un grupo parlamentario sólido que le ayude a consolidar la movilización popular tras la decisión del Consejo Nacional Electoral de abrir una investigación y formular cargos contra la campaña presidencial que lo llevó a la Casa de Nariño por presuntamente violar los topes de financiación permitidos por la ley.
Un ejemplo de lo que ha pasado en el Senado con el Pacto Histórico es que hoy solo quedan dos de los cinco congresistas que encabezaban la lista cerrada y cremallera (alternancia entre hombres y mujeres) en agosto de 2022. Después de obtener 2 millones 800 mil votos y convertirse en la bancada más votada por encima de los partidos tradicionales Liberal, Conservador y de la U, y de superar a los partidos de oposición Centro Democrático y Cambio Radical, el Pacto fue poco a poco perdiendo influencia y poder en las comisiones claves. Aunque el número de parlamentarios se mantiene, y por ende los votos son los mismos, los nombres han cambiado. Ahora, hay pocos liderazgos con la legitimidad suficiente dentro del Congreso que respalden los proyectos de ley más importantes del Gobierno: la reforma laboral, la reforma a la salud, la ley de jurisdicción agraria, la reforma política y la reforma a la justicia.
Gustavo Bolívar, por ejemplo, uno de los hombres más cercanos a Petro y el número uno en la lista al Senado, renunció a su curul para lanzarse a la alcaldía de Bogotá. Su candidatura fracasó estrepitosamente y el Pacto se quedó sin uno de los senadores que más denuncias hacía en las plenarias y en las comisiones económicas. Además, se quedó sin un vocero con alcance multitudinario en las redes sociales. El reemplazo de Bolívar es Carlos Alberto Benavides, un político y académico del Polo Democrático que fue coordinador ponente del Plan Nacional de Desarrollo y ha participado en proyectos de economía popular, pero no tiene ni el poder mediático ni la influencia de su antecesor.
Algo similar, pero por razones distintas, ocurrió con Alexander López Maya, el tercero en la lista original del Pacto detrás de María José Pizarro, que sigue en el Congreso y en el periodo anterior jugó un papel clave en el trámite de la reforma pensional. López Maya fue destituido por la sección quinta del Consejo de Estado por doble militancia cuando era presidente del Congreso. Esa decisión del alto tribunal fue un duro golpe contra el Gobierno de Petro, que perdió a uno de sus senadores más experimentados. Su remplazo es Sonia Bernal, una política del llano que antes de llegar al Congreso tenía un cargo medio en el Ministerio del Interior. Además de su poco protagonismo en las plenarias del Senado, Bernal entró al parlamento después de ser acusada de recibir financiación ilegal cuando se desempeñaba como directora de la campaña del presidente Gustavo Petro en Casanare. Noticias Caracol reveló que la esposa de un narcotraficante con la que Bernal se comunicaba con frecuencia apoyó la campaña con plata y logística. Ella negó cualquier manejo indebido. Del liderazgo probado de Alexander López, que ahora es el director de Planeación Nacional, el Pacto histórico pasó a la irrelevancia política de Bernal.
El veterano Roy Barreras, que ahora es embajador en Reino Unido y uno de los posibles candidatos presidenciales del petrismo, también tuvo que abandonar el Congreso cuando era presidente del Senado. De nuevo, un fallo del Consejo de Estado lo destituyó por doble militancia, aunque en otra modalidad distinta a la de López. Durante los primeros meses del Congreso, Barreras fue el puente entre el presidente Petro y las bancadas de los partidos tradicionales. Además, se encargó de construir una gran coalición legislativa para que el Congreso aprobara por amplias mayorías la reforma tributaria y el Plan de Desarrollo del Gobierno. Muchos creen que si siguiera en el Senado, las estancadas reformas sociales tendrían mejor suerte. El remplazo de Roy es Julio César Estrada, un valeroso líder indígena del Vaupés, pero sin la capacidad de influir en sus colegas de otros partidos y sin el peso político y mediático de Barreras.
La misma doble militancia fue la que llevó a la sección quinta del Consejo de Estado a anular la elección del senador Cesar Pachón, uno de los referentes campesinos del centro del país. Según el fallo, Pachón violó la prohibición “al apoyar al entonces candidato a la Cámara de Representantes por Boyacá de la colectividad Colombia Humana, Pedro José Suárez Vacca, pese a que el MAIS, su partido, contaba con un aspirante propio para ese departamento”. Lo que argumenta el senador es que Colombia Humana y MAIS hacían parte, justamente, del Pacto Histórico. Con esta destitución, la coalición de Gobierno también perdió a un reconocido líder agrario, con capacidad de convocatoria y poder de movilización en muchas zonas rurales. Su remplazo, Catalina del Socorro Pérez, es también una veterana lideresa de tierras, pero de la costa Caribe, célebre por su trabajo en la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC). A pesar de su larga trayectoria, Pérez no se ha posicionado como una de las voces importantes en la discusión de la reforma agraria.
La muerte de la exsenadora Piedad Córdoba a comienzos de 2024 también significó una pérdida importante para la bancada del Pacto Histórico y para el proyecto progresista en Colombia. Córdoba jugaba un papel determinante en las relaciones con el régimen de Venezuela y era una de las senadoras más curtidas en el Congreso. Sus intervenciones fueron claves, por ejemplo, en la discusión de la reforma pensional en la Comisión Séptima del Senado, que finalmente aprobó el proyecto. Para ocupar el puesto de Córdoba, que llevaba décadas en el Parlamento defendiendo los derechos de las mujeres, los afrocolombianos y las clases trabajadoras, llegó Ferney Silva, el coordinador de la campaña en el Cauca de Gustavo Petro a la Presidencia en 2018 y 2022. Silva es cercano al exministro del interior Luis Fernando Velasco, pero no tiene el liderazgo de Córdoba.
La muerte también afectó a la bancada de Petro en la Cámara de Representantes. José Alberto Tejada, uno de los parlamentarios elegidos por el Valle del Cauca, que saltó a la política tras cubrir la represión policial durante el paro nacional en la ciudad de Cali, murió en febrero de 2024. Su elección en la Cámara representaba los intereses de cientos de miles de jóvenes que salieron a manifestarse en las protestas de 2021. Gildardo Silva, un veterano líder de la Unión Patriótica, desconocido para todo el país, fue su remplazo. De nuevo, la pérdida para el Pacto no es en número de votos, sino en capacidad de liderazgo y en influencia política y mediática. La representante a la Cámara por Antioquia, Luz María Múnera, perdió su curul por otra decisión del Consejo de Estado, que encontró errores en los escrutinios. En este caso, halló un “incremento injustificado del número de votos para la coalición del Pacto Histórico”. Por eso, el partido perdió la curul y pasó a ser de John Jairo Berrío, del Centro Democrático.
Sin embargo, quizás el peor golpe para la bancada de Petro en la Cámara han sido las denuncias por corrupción y clientelismo contra David Racero, quien fue el presidente de esa corporación en el primer periodo legislativo. Racero llegó al Congreso como símbolo de la renovación política, con la idea de que era posible estar en el poder sin incurrir en prácticas antitéticas y sin aprovecharse de su posición para beneficio propio. La realidad parece distinta. Según las investigaciones de Daniel Coronell y de la Unidad Investigativa de El Tiempo, el congresista le cobraba un porcentaje del sueldo al menos a dos de sus empleados en la UTL, pedía contratos para sus amigos y familiares en entidades públicas e incluso utilizaba a miembros de su equipo, pagados con recursos del Estado, para manejar sus negocios privados. Aunque Racero ha negado todas las acusaciones, las pruebas de las transacciones bancarias, los chats y los audios parecen contundentes. La Procuraduría y la Fiscalía investigan el caso.
A todo este debilitamiento paulatino de la bancada de Gobierno se le suman las rencillas y las discusiones internas por quién será el elegido para seguir el legado de Petro. Además, los partidos y movimientos que componen el Pacto Histórico se debaten entre la creación de un gran partido único, como quiere el presidente, o la persistencia de pequeños movimientos con personerías jurídicas independientes que tienen el riesgo de desaparecer. Del lado de la unidad están la Colombia Humana, el partido Comunes, el Partido Comunista Colombiano, el Partido del Trabajo de Colombia, el Polo Democrático Alternativo, la Unión Patriótica y el movimiento Soy Porque Somos, de la vicepresidencia Francia Márquez. Sin embargo, otros han expresado reparos: el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), que viene del movimiento indígena y tiene como presidenta a la senadora Martha Peralta; el partido de origen afro Alianza Democrática Amplia (ADA), liderado por el senador Paulino Riascos; y el partido Fuerza de la Paz, creado por el excongresista y ahora embajador Roy Barreras. El futuro del Pacto histórico será determinante para el éxito o el fracaso de las fuerzas progresistas en las elecciones de 2026.