Iván Velásquez, un bello marciano

Iván Velásquez, el ex magistrado y zar anticorrupción que le está devolviendo el honor con respeto a las Fuerzas Armadas de Colombia. Foto BBC News

Por Julio César Londoño 

Como en América la gente sabe muy bien quién es Iván Velásquez pero en Colombia no, aquí va este breve perfil suyo.

Como procurador departamental de Antioquia, Velásquez visitó La Catedral en 1992 y denunció las graves irregularidades que observó en ese resort que Pablo Escobar montó con la coqueta complicidad de César Gaviria, el Turbay de Pereira. Fue por esto que Gaviria tuvo que intervenir esa «prisión» y Escobar perdió el búnker que el gobierno le construyó sobre medidas para que gerenciara tranquilamente su empresa de exportaciones, ejecutara a sus enemigos, esnifara con Higuita y retozara con putas bellas y algunas muy distinguidas.

Como director regional de fiscalías de Antioquia Velásquez lideró en 1998 el allanamiento del Parqueadero Padilla, el golpe más fuerte que haya recibido una estructura financiera paramilitar en Colombia. Por desgracia, la Fiscalía General de la Nación engavetó el proceso.

Como magistrado auxiliar de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia lideró entre 2006 y 2012 la investigación de la parapolítica, proceso que vinculó a más de cien parlamentarios y condenó a setenta, hecho que irritó a la bancada paraca, al Cartel de la Toga –especialmente al magistrado Leonidas Bustos, que obligó a Velásquez a renunciar– y al presidente Uribe, molesto porque rodó la cabeza de su primo, el para-senador Mario Uribe, y porque estaba en vilo «la refundación de la patria». Entonces el DAS –departamento adscrito a la Presidencia y controlado por el paramilitarismo– chuzó a Velásquez y Uribe le montó un entrampamiento con declaraciones falsas de un paramilitar verdadero, «Tasmania», pero estas maniobras fallaron y la Justicia condenó al Estado por las chuzadas y absolvió a Velásquez de las acusaciones de «Tasmania», que terminó retractándose.

Prudentemente, Velásquez tomó el camino del exilio y la ONU lo nombró (el mundo ya conocía su coraje y probidad) jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala entre 2013 y 2019. Con un trabajo heroico, multinacional y peligroso (después de México y Colombia, Guatemala es la conexión más importante del narcotráfico mundial) la Comisión tumbó a Otto Pérez, el mafioso presidente guatemalteco… que fue remplazado por Jimmy Morales, otra joya. La Comisión logró levantarle la inmunidad a Morales, pero el hombre se avivó, clausuró la Comisión y expulsó de Guatemala a Velásquez, suceso que fue recibido con júbilo por la extrema derecha colombiana.

Velásquez es el ministro de defensa de Colombia desde el 7 de agosto de 2022. Desde su cargo ha liderado la ley que le devolvió la mesada 14 a los militares retirados, duplicó el salario de los soldados profesionales, les elevó los subsidios de vivienda y eliminó los costos de los cursos de ascenso, que solo podían costear los oficiales ricos.

Pero lo más importante es la recuperación del honor de las Fuerzas Armadas. Juraría que Velásquez hizo la lista, junto con los generales rectos, de los 52 generales que el presidente Petro llamó a calificar servicios en su primera semana de gobierno (50 de ellos con serias investigaciones penales o disciplinarias, como lo reconoció la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares, Acore). Hoy los niños de la guerrilla no son «máquinas de guerra», la Policía no recibe órdenes de sacarles los ojos a los manifestantes y la protesta social volvió a ser un derecho de los gremios y de los ciudadanos.

El ministro Velásquez no maquilla sus informes de gestión, ni vacila para reconocer que el leve descenso de los asesinatos de líderes sociales no es una cifra satisfactoria, y que aumentaron los secuestros, los homicidios y las hectáreas de cultivos ilícitos. Con todo, el gobierno estadounidense acaba de reconocer la lucha del gobierno colombiano contra el narcotráfico, las cifras históricas de incautación de drogas y de precursores químicos y los golpes contra las estructuras financieras del narcotráfico.

Como dice el abogado y empresario Ricardo Mejía Jaramillo, «Iván Velásquez es el primer ministro para la paz en esa cartera, no para la guerra. Ojalá el ELN, el crimen organizado y la extrema derecha entiendan esto algún día».

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