Mauricio Salgado Castilla @salgadomg
Arquímedes movió los controles para posicionar los planetas y algunas de las estrellas visibles en su más reciente desarrollo, mientras tanto, el capitán del barco observaba con incredulidad lo que hacía, según Arquímedes, con ese instrumento podría conocer la posición de los astros, incluso sin verlos, en cualquier momento, ya sea en medio de una tormenta o en completa oscuridad, fue categórico al afirmar que podría saber su ubicación en medio del vasto océano.
El aparato, compuesto por 37 piñones de latón, puede parecer normal para el siglo 23, pero hace 2,200 años era indudablemente extraño y revolucionario, justo antes de la invasión romana a Grecia.
Dial del destino. Foto National Geographic/Archivo de Grecia
El mecanismo de Anticitera muestra un nivel de ingeniería muy avanzado incluso en la actualidad, los científicos actuales han logrado reconstruir su funcionamiento y han descubierto que utilizaba un sistema de engranajes diferencial similar al que se encuentra en los automóviles modernos, para realizar complicados cálculos astronómicos.
Este computador análogo, conocido como el mecanismo de Anticitera, se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Su descubrimiento y reconstrucción han revolucionado la comprensión de la tecnología antigua y han demostrado que la curiosidad humana y la búsqueda del conocimiento son atemporales, aunque se les haya dado poco provecho en beneficio de todos.
No se sabe con certeza si el gran científico griego Arquímedes fue el constructor del mecanismo, pero todas las indicaciones sugieren que fue el autor de este asombroso aparato presentado en la saga de Indiana Jones, «El dial del destino».
El verdadero mecanismo fue encontrado en 1901 en el mar, cerca de una pequeña isla al sur de Creta llamada Anticitera, por pescadores de esponjas después de una tormenta.
Varios equipos de investigación han intentado comprender el alcance de este aparato, que parece más de los estudios de Hollywood que en manos de las personas que vivieron hace más de 2,200 años.
Mecanismo Anticitera o «dial del destino». Foto National Geographic/ Archivo de Grecia
Desafortunadamente, los logros científicos y artísticos a lo largo de la historia no han sido registrados de la misma manera que las acciones de los guerreros y conquistadores, es así, que es fácil recordar los nombres de Alejandro Magno, el Cid, el rey Arturo o Napoleón, quienes simplemente buscaron expandir las fronteras de su territorio sometiendo a sangre y fuego a todos los que encontraban en su camino, sin importar su cultura o conocimiento, tal como ocurrió con las culturas prehispánicas en América.
¿Qué inventó Alejandro Magno? ¿Cuál fue su contribución a la calidad de vida de sus súbditos? ¿Por qué los estudiantes de todas las escuelas deben conocer sus conquistas en la guerra en lugar de avances científicos, artísticos o agrícolas?
Existe una gran claridad sobre diferentes armas, se conocen los nombres de las espadas del rey Arturo, «Excalibur», y las del Cid, «Tizona y Colada», pero no hay un conocimiento preciso sobre quién creó un artefacto con 37 piñones de latón que funcionaba como un computador moderno.
Desafortunadamente, la humanidad ha estado marcada por aquellos que dominan a los demás. La actitud más reciente de Putin, el dictador ruso, no es más que una pobre copia de lo que hizo su antecesor, Pedro el Grande, quien incluso ordenó matar a su propio hijo, Alexis.
Sería maravilloso que las grandes inversiones actuales destinadas al desarrollo de cohetes supersónicos, explosivos más destructivos y sistemas de defensa más eficientes se dedicaran simplemente a erradicar el hambre en el mundo y a abordar un problema que afecta a toda la humanidad: el cambio climático.
Es hora de que cambiemos nuestros enfoques de estudio y nos dediquemos a aprender de aquellos que han contribuido a mejorar la calidad de vida de las personas, de aquellos que han buscado el bien en lugar de la destrucción. Tal vez eso sirva de inspiración para las nuevas generaciones, para que emulen a científicos, artistas y pensadores en lugar de aspirar a ser el guerrero del momento, el matón del barrio o el mafioso más poderoso.
¿Sabes qué más inventó Arquímedes?
