Por Guillermo Romero Salamanca
En noviembre de 1970 los amantes de la música tropical hacían fila en las puertas de los almacenes de discos para adquirir el pesado acetato titulado “14 cañonazos”.
Era el compilado más solicitado del momento.
Se trataba de los 14 temas con mayor difusión en las emisoras, pero en ese año había algo particular: contenía varios temas del ídolo del momento: Rodolfo Aicardi, una máquina inimaginable para grabar éxitos en baladas, paseos, vallenatos, sones, rancheras y el ritmo que se le pusiera por delante.
Aunque algunas canciones ya habían salido en el álbum de Los Hispanos, se esperaba la selección de Rodolfo en Los 14 cañonazos.
Colombia pasaba por momentos de tensión. El 19 de abril dio origen a uno de los grupos subversivos más sanguinarios –el M-19– y el 7 de agosto asumió el poder uno de los peores presidentes de la historia nacional: Misael Pastrana Borrero, recordado por la creación de un engendro denominado como el UPAC y el Deportivo Cali se llevaba una de sus estrellas.
Ese año también se recordará porque se creó el tercer canal de televisión –llamado como Señal Colombia– y el musical más visto era “Gran sábado gran”, conducido por el chileno Alejandro Michel Talento.
En el mundo, aunque tenían todo el éxito, The Beatles anunciaba su disolución. Fallece el guitarrista Jimmy Hendrix y Salvador Allende asumió el poder en Chile.
En esos días finales de octubre y comienzos de noviembre los muchachos hacían lo necesario para obtener “Los 14 cañonazos” porque así podrían organizar fiestas en las casas, coquetear “sardinas” y asombrarse con la moda de la minifalda.
En Santiago de Cali se organizaban las llamadas “luladas”, en Medellín, “las fiestas de casa” y en Bogotá, “reuniones bailables”.
Los acetatos se hacían sonar en larguísimas radiolas, con parlantes monofónicos. Era necesario tener un buen número de agujas para no desfallecer en el intento de tener la mejor fiesta.
UNA RUBIA EXTRANJERA EN PORTADA
La fábrica que producía los 14 cañonazos era Discos Fuentes de Medellín, aunque continuaba con su sello amarillo con la Torre del Reloj de Cartagena.
La carátula estaba ilustrada con una modelo rubia, muy delgada, pero casi no se miraba, porque lo interesante serían los títulos, los artistas y los ritmos de los 14 temas que sonarían más en todas las ferias, fiestas, novenas y parrandas de fin de año.
Arrancaba con el Mosaico de Peter Delis y su orquesta –el rasca rasca y la lechuera”–, “La hamaca grande” de Andrés Landero y su conjunto, “Juana Patiño” de Los Corraleros de Majagual, “El escorpión” de Ariza y su combo, “Feliz nochebuena” de Rodolfo Aicardi –un exitazo–, “Adonay” de Rodolfo Aicardi –que se convertiría en un himno de todos los años, “Me voy para Macondo” de Rodolfo Aicardi, “Ni cuerpo ni corazón” de Rodolfo Aicardi, “Corazón no llores”, “Mirándote así” de Los Claves y “La Martina” del Sexteto Miramar, “La mujer que tengo” de Los Corraleros de Majagual y cerraba con otro Mosaico Hispano.
Es decir, de los 14 cañonazos, por lo menos 6, estaban cantados por Rodolfo y el gran compositor de varias era el maestro Julio Erazo.
EL ÉXITO DE ADONAY
En un principio el tema no pasó a mayores porque “Me voy para Macondo” y “Feliz Nochebuena” impactaron desde el principio, pero quedó la pregunta: ¿por qué se casó Adonay? ¿Quién era ella y cómo fue la inspiración del maestro Julio Erazo Cuevas, uno de los grandes compositores de Colombia?
Cada diciembre en reuniones surge la inquietud. Se han tejido varias versiones, pero es necesario, creerle al autor.
Cuenta el maestro Julio Erazo que todo empezó en un hotelito en el Banco Magdalena, donde se encontraba alojado para cumplir un compromiso artístico, en la emisora de ese lugar.
“El hotel tenía un patio, allí ensayaba con mi guitarra, al frente había una casa y en su ventana apareció una mujer que me dejó sorprendido por su belleza, le pregunté por su nombre y ella me contestó: “Adonay”.
Siempre que volvía al Banco, me hospedaba en el mismo lugar para mirarla, conversar y proponer amoríos, esto se repitió muchas veces. Un día desapareció, el administrador del hotel me dijo que se habían llevado a Risaralda para comprometerla en matrimonio”.
De todas formas, el maestro sacó la guitarra y cantó:
Adonay, por qué te casaste Adonay
Adonay, por qué no esperaste, mi amor
Adonay, por ti se forjó mi pasión
Por ti corre siempre veloz, la sangre de mi corazón
Adonay, por qué te casaste Adonay
Adonay, por qué no esperaste mi amor
Adonay, por ti se forjó mi pasión
Por ti corre siempre veloz, la sangre de mi corazón
Por qué te casaste, Adonay
Y no me esperaste, Adonay
Te sigo queriendo, Adonay
Te iré persiguiendo
Después de la grabación de Rodolfo Aicardi, el cantante de mayor éxito y ventas de música tropical en Colombia, el tema se inmortalizó.
UN EXCELSO COMPOSITOR
La obra del maestro Julio Erazo es enorme.
«Comencé allí en un pueblito que queda a la orilla del Brazo de Mompox, que se llama Buenavista, mientras era maestro de escuela. Ahí comencé a componer mis cancioncitas porque tenía una guitarra que le había heredado a mi papá y entonces andaba por ahí con los amigos parrandeando. No había luz eléctrica, había que estarse iluminando con mechones o con linternas de petróleo y así sucesivamente. Estaba yo con ganas de irme de ahí, pero como estaba de maestro de escuela yo tenía que cumplir allá con mi cuestión», le dijo el maestro a la Radio Nacional de Colombia.
El maestro vio la luz del mundo el 5 de marzo de 1929 en Barranquilla, aunque se considera hijo de Guamal en Magdalena. Fue proyeccionista de cine, enfermero y profesor, pero lo suyo era la música y, sobre todo, componer.
“Es uno de los grandes maestros de Colombia. Son más de 350 obras registradas en la Sociedad de Autores y compositores de Colombia. Sus obras han sido grabadas, interpretadas por decenas de agrupaciones como, por ejemplo, Los Melódicos, La Billo’s Caracas Boys, Los Corraleros de Majagual, Los Hispanos, Rodolfo Aicardi, El Cuarteto Imperial, Los Betos, Los Caballeros del Tango, Bovea y sus Vallenatos, Los Teen Agers, Los 50 de Joselito, Los Tupamaros, Julio Jaramillo, Gabino Pampini, Noel Petro, Jorge Oñate, Pastor López, Alejo Durán, Aníbal Velásquez, Lisandro Meza, Pedro Laza, Ramón Ropaín, Miguel Herrera, Pello Torres, Daniel Celedón, Juan Piña, Alfredo Gutiérrez, Jaime Llano, Silvio Brito, Rolando La Serie y Rubén Darío Salcedo, entre otros”, recuerda Rafael Manjarrés, vicepresidente de Sayco.
Compuso una variedad de ritmos como paseo, danzón, cumbia, paseaito, sambapalo, merengue, puya, pasaje, corrido, rumbón, ranchera, tango, bolero, bambuco, pasebol, guaracha, merecumbé, calipso, guaguancó, son, porro y gogó, entre otros.
UNO DE LOS GRANDES
“Sayco le ha hecho varios reconocimientos y siempre ha tenido la atención necesaria. Cuando tuvo sus quebrantos de salud le dimos lo solicitado por su familia, sería imperdonable no atender a semejante joya de la música colombiana”, agrega el maestro Rafael Manjarrés.
Por su parte, el Ministerio de Cultura le otorgó en julio de 2018 el Premio Nacional Vida y Obra. «Es un reconocimiento a la diversidad de las músicas de acordeón del Caribe colombiano, al gran juglar y maestro de generaciones, con profunda incidencia en múltiples géneros musicales. Es un profundo, innovador en ese universo rítmico plural de la Colombia festiva que les da potencia a las expresiones culturales de las sabanas caribeñas”, dijo el ministerio.
UNA SELECCIÓN DE CANCIONES
En 1948 compuso ‘Lejos de ti’, tango interpretado por ‘Los Caballeros del Tango’, en la voz líder de Raúl Garcés y que según el propio maestro nació bajo la influencia de su señora madre.
Cuando fundó el Trío Latino integrado por Julio, Noel Petro y el maestro Cristóbal Pérez escribió ‘La Puya Guamalera’ que fue su primera creación en el ámbito de la música popular colombiana.
Su repertorio sobrepasa las 350 canciones, entre las que se destacan ‘Compa’e Chemo’, ‘El Bailador’, ‘La raya’, ‘Rosalbita’, ‘El caballo pechichón’, ‘Espumita del río’, ‘Ya para qué’, ‘La Pata Pelá’, ‘Hace un mes’, ‘Aquí está el Magdalena’, ‘La cumbia margaritana’, ‘Yo conozco a Claudia’, ‘Adiós, adiós corazón’, ‘Aventurera’, ‘El agua del higuerón’ y ‘Tengo un amor’, “La raya”, “Quédate tranquila” (La mujer que tengo), “Te escribí una carta”, “Sarita”, “La niña Betty”, “La cumbia Margaritana”, “Dorita”, “El consuelo que me queda”, “No me ocultes la cara”, “Te sueño”.
Y desde luego “Adonay”, la de todos los diciembres.