Por Esteban Jaramillo Osorio
Imposible saber qué vueltas dieron por la cabeza del entrenador de Colombia, Néstor Lorenzo, al conformar la amplia nómina con la que afrontará los dos primeros partidos en el camino a USA.
Cierto es que el objetivo único es ir al mundial, pero al público le agrada ver, partido a partido, un óptimo rendimiento, con futbolistas en forma, en plenitud de rendimiento y resultados. Ver a la selección como una fiesta y no como un sufrimiento.
*No tiene transparencia la lista preferida por el técnico*. Se hace inverosímil por los rechazos a jugadores en forma, sin duda en sus aportes, y la llegada de otros, inactivos, sin minutos en la competencia, de poco rango en sus clubes, con pasado, pero sin presente.
Ya hubo un caso muy sonado cuando en una gira a Corea, Juan Fernando Quintero viajó sin alta médica. Lo que convirtió, temporalmente, a la selección en un circo, algo inadmisible.
*Conoce Lorenzo el manual moderno de convocatorias, porque lo aprendió de Pekerman, su maestro. Timonel reconocido, pero afectó a las maniobras poco claras, para citar deportistas*.
Comunes fueron la asistencia de atletas en precaria forma física, de baja producción y las relaciones ocultas de sus allegados con los empresarios.
Lo que equivale al manejo incierto de los méritos de los futbolistas, empeñados en hacer parte del proceso, en beneficio a quienes han sido y son de la rosca.
La transformación de la nómina, a pesar del ruido producido en los partidos amistosos, programados como antesala a la seria competencia, no se ha dado.
Ni Valoyes, ni Asprilla, ni Portilla, ni Deossa; ni Mier, ni Solís, ni Puerta. Ni Castaño, Cortés o Llinás. Con «contentillo», a algunos de ellos, en los pasos previos.
*Lorenzo es experto en dilapidar los tiempos muertos, como ocurría con otros técnicos que vagaban, se exponían y cobraban. Poco hablaban, no transmitían confianza ni garantiza resultados*. Palabrería sin hechos, como respaldo.
*El caso Macalister, en sus narices, porque lo ve siempre, parece un irrespeto. No se discute la calidad técnica de Quintero y James, como constructores de juego, a pesar de su baja forma. Tampoco la de Carrascal, relevo obligado para las estrellas*.
Pero el bogotano, en su esplendoroso presente, actúa para él y para su equipo, juega y pone a jugar, con liderazgo desde la pelota, con dinámica de pase e influencia en el juego de ataque.
*Se ve el ocaso lento y doloroso de Falcao ausente por sus lesiones y no por falta de compromiso*. De lo contrario estaría en la lista. Porque evidente es el respeto de Lorenzo a los jugadores que en el pasado brillaron y dieron el máximo desempeño.
No escapa el entrenador a las tendencias modernas, que privilegian la condición física, por encima de la técnica. Los kilómetros sobre la destreza. Así fue como futbolista.
No serán estresantes los retos hacia el próximo mundial. Generosa es la concesión de FIFA, de plazas para el gran evento. No son “pan comido” como se cree, pero sí será una deshonra si esta selección, a pesar de presencias, ausencias, controversias e influencias externas, no levanta vuelo.
*A favor de Lorenzo, que su trabajo se evaluará por sus alineaciones preferidas, por rendimiento y resultados y no por las convocatorias*.