Por Eduardo Aristizabal Peláez, Club de Periodistas de Manizales
Aparece de nuevo el Angel de la Muerte y ha reclamado a un insigne periodista y ciudadano ejemplar, nuestro apreciado colega Javier Darío Restrepo, maestro del periodismo y filósofo de la ética.
No hay manera de evitar la tristeza y sentir un vacío en el alma; por eso arropamos a sus deudos en estos momentos de dolor, que también padecemos.
Fue precisamente aquí en Manizales, en el Seminario, en donde Javier Darío inició su actividad periodística cuando creó el periódico mural Bagatela, para dar los resultados de las olimpiadas en las cuales participaban los seminaristas.
Habiéndose ya ordenado, dirigió varios periódicos religiosos, como Signo, Bastión y La hora. Después empezó a colaborar en diarios y revistas de circulación nacional, como El Tiempo y Cromos
Tenía un notable sentido de la prudencia y la disciplina como herencia de su formación y actividad religiosa. A Javier Darío Restrepo le interesa la discusión alrededor de las ideas y no de las personas
El escritor y periodista argentino Tomás Eloy Martínez alguna vez escribió que cuando Javier Darío cubría los conflictos entre la guerrilla y el ejército, no aparecía nunca en cámara «para no robarle espacio a la información»..
María Teresa Herrán, quien escribió junto a Javier Darío Restrepo el libro Ética para periodistas, dijo de él: «es tan transparente que a veces llega a ser ingenuo». Y agregó que por esa característica visceral y no sólo por sus principios, es un hombre ajeno al poder
Javier Darío afirmaba que la ostentación y la soberbia eran dos de los grandes males de ciertos periodistas actuales. «Señalan a todo el mundo, con pruebas o sin ellas, pero jamás aceptan una crítica ni se preguntan, así sea por error, qué pueden hacer para mejorar su trabajo. Actúan como si ellos fueran la noticia y no los encargados de transmitirla. Compiten en importancia con las fuentes, ponen a sonar sus nombres y sus fotos en las secciones de chismes, por razones que no tienen nada que ver con el cumplimiento de sus deberes, y hasta se emborrachan en los restaurantes de los magnates. Así van perdiendo la noción de la realidad».
Con motivo de la celebración de un aniversario de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, FNPI, Javier Darío planteó varios cuestionamientos al periodismo que se está haciendo hoy en Colombia. Uno de ellos es que se trata de un periodismo estancado en el presente. No indaga en el pasado para buscar el contexto de los hechos, ni se pregunta lo que podría suceder en el futuro. Pareciera existir, dice Restrepo, un desprecio por todo lo que está más de la inmediatez. En este punto cita a John Tebbel, uno de sus autores preferidos: «noticia no es lo que ya pasó sino lo que pasará».
Paradigma y maestro de la ética, siempre le recordaba a sus alumnos de la Fundación, que la ética no era una condición ocasional sino que debía acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón.
Precisamente, El zumbido y el moscardón fue, justamente, el título que Javier Darío le puso al libro en el que recoge las memorias de los talleres que dicto para la Fundación Nuevo Periodismo, en diferentes países de América Latina. En el prólogo de ese libro, Tomás Eloy Martínez escribió lo siguiente: «en los tiempos de tentación autoritaria y pérdida de fe en las instituciones democráticas, el periodismo suele ser el último refugio de los sensatos. Y aun en las épocas menos aciagas, la comunidad vuelve sus ojos hacia él, en busca de respuestas responsables a problemas complejos. Javier Darío Restrepo es, quizás, el profesional latinoamericano con mayor autoridad para disipar esas dudas».
Que los principios de Javier Darío nos orienten.