En sus marchas, listos, fuera

Indígenas de varias regiones del país acampan en el Parque Tercer Milenio en la víspera de la Marcha por la vida, hoy en Bogotá. / CARLOS ORTEG

NICHOLAS DALE

Hoy comienza en forma la campaña por la alcaldía de Bogotá. O no. Depende a quién le pregunten. A la hora que les llega este boletín a sus bandejas de entrada se estarán movilizando hacia la Plaza de Bolívar de Bogotá los manifestantes convocados por el Gobierno para apoyar sus reformas y para escuchar un discurso del presidente. Sí, otra vez. Además de cuantos ciudadanos hayan salido a marchar, hay un contingente de indígenas que llegaron a la capital desde diferentes puntos del país, así como varios sindicatos que también aseguraron que estarían presentes y artistas que darán un concierto gratuito después de las palabras de Gustavo Petro. El éxito o fracaso de la concentración será un termómetro de la fuerza de la izquierda en la capital.

Oficialmente, no es un acto de campaña para las elecciones que se celebrarán en un mes, pero la oposición y la Procuraduría han alertado de que el Gobierno está usando la concentración para apoyar al único candidato del Pacto Histórico en las regionales, Gustavo Bolívar. Las acusaciones han sido rotundamente desmentidas por el Gobierno y también por Bolívar, quien ha ido a las redes para anunciar que asistirá, pero a la vez pedir que nadie salga con mensajes alusivos a su campaña, y así evitar más acusaciones. La “marcha por la vida”, como fue bautizada por Petro a través de X, antes Twitter, es en apoyo a las reformas, nada más, insisten.

Navegar la fina línea entre la campaña y el apoyo que naturalmente tendrán sus propios candidatos es siempre un peligro para un gobierno en las elecciones regionales, puesto que la Constitución prohíbe hacer proselitismo desde el Ejecutivo. Pero este Gobierno parece estar jugando con fuego. No solo por la marcha de este miércoles: el jueves y viernes el gobierno de Petro se “toma Bogotá” con la nueva edición de su programa “Gobierno con el pueblo”. De manera similar a como se hizo en la Guajira hace unas semanas, el Gabinete se trasladará, sin mucho viaje necesario, en este caso, a algunas zonas de clase media de la capital -Kennedy, Engativá y Suba- para demostrar su presencia y apoyo.

Esto no sería controversial en cualquier otro contexto, pero con el difícil panorama que se erige para Petro y su Pacto Histórico en las elecciones regionales que están a la vuelta de la esquina, lo es. Solo una victoria de Bolívar en Bogotá, que está de segundo en las encuestas detrás de Carlos Fernando Galán, podría salvar a Petro de un revés electoral sin paliativos, ya que en ninguna de las otras diez ciudades más importantes del país su partido, amalgama de muchos otros más pequeños, tiene un candidato viable.

No es sorpresa, entonces, que Petro esté moviendo todos sus músculos para intentar salvar algo en la capital. Pero no son actos de campaña, insisten, y, por lo tanto, no están violando ninguna ley. Sin embargo, aunque el mundo de la política electoral no es blanco y negro, sus grises tampoco engañan a nadie. Sea cual sea la mirada final de la Procuraduría u otro ente que intervenga -y que si lo hace también habrá quienes lo interpreten como una acción que interfiere con las libres elecciones- esta semana, a un mes de la votación, Bogotá está en boca de todos, y el modo “campaña” estará encendido hasta nuevo aviso.

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