Andrés Hoyos
Supongo que los lectores tienen presente que en el año del título vienen unas elecciones presidenciales en Colombia. ¿Qué factores serán preponderantes entonces en un sentido u otro?
Empecemos por el ELN, las Disidencias de las Farc y demás grupos armados que hoy, más peor que mal, están negociando con el Estado colombiano. Pues bien, si de aquí allá siguen traficando, secuestrando y delinquiendo, si se siguen fortaleciendo, si el 70 % del ELN sigue por fuera de la mesa de negociación, el candidato ganador será quien prometa, como lo hizo en su momento Uribe, meterlos en cintura, generándoles bajas serias en la comandancia y, después, como lo hizo Santos, negociar con ellos el fin del conflicto. En todo caso, la idea de financiar con impuestos al ELN de aquí hasta las elecciones es imprudente. Por si acaso, ellos reciben mucha plata del narco. No tiene ninguna presentación que los colombianos y la comunidad internacional debamos pagar a cuotas los secuestros que ellos decidan no cometer si es que lo deciden.
¿Qué otros factores van a pesar ese año? Pues el estado de la economía será importante, la cual va muy regular, con su nadadito de perro. Y de la energía ¿qué? Pues si no hay un apagón, como algunos lo prevén, este factor no será decisivo. Si sí lo hay, adiós petrismo y adiós izquierda por mucho tiempo.
Para el año de las elecciones ya se sabrá el destino de las reformas promovidas por el gobierno. En particular la de la salud, que se basa en un diagnóstico equivocado, pues el sistema colombiano sí tiene problemas, pero al mismo tiempo sus costos son bajos y su cubrimiento es alto, hecha la salvedad de las zonas apartadas a las que poco llegan médicos, servicios y medicamentos. Ya se verá si en el Congreso las mayorías, que hoy distan mucho de ser gobiernistas, se dejan meter la mano en la boca y sacar las coronas de oro. Ojalá que no, pero, si sí se dejan, los electores les pasarán cuenta de cobro a los candidatos que así procedan. Y no hablemos de las obras públicas porque no se ven.
Va a haber dos opciones, además de la izquierda. Uno aspira a que el centro, que ganó las elecciones en Bogotá con Carlos Fernando Galán y en Cali con Alejandro Éder, tenga buenas ofertas. ¿Claudia López a lo mejor? Un conocido de ella me dijo que la veía muy pesimista sobre el estado del país para entonces. Igual, tampoco se puede olvidar de la política electoral por varios años, quizá pensando en repetir alcaldía de Bogotá. Y, si pierde, su carrera no se acaba. De resto, no le veo ninguna posibilidad a Sergio Fajardo, dados los garrafales errores cometidos, como preferir a Robledo contra Galán. Y ya que menciono ese apellido, tampoco creo que Juan Manuel, el hermano mayor del alcalde, tenga chance en las presidenciales. Dirá la gente que ya está bien con un Galán en el poder en Bogotá.
En fin, al actual fiscal, Francisco Barbosa, y a Daniel Quintero, lo más probable es que los terminen de enterrar. En cambio, uno ve muy activo a Germán Vargas Lleras, quien llevaba una cruz encima tras la elección de Duque. A mí no me da ninguna confianza, aunque acepto que conoce el país. Encarnaría la derecha, en competencia con el centro y la izquierda.
Lo último que veo claro es que, en la medida en que se acumulen los errores de Petro y su grupo, el péndulo oscilará para el otro lado. Lástima grande en últimas, porque un verdadero ensayo de izquierda moderna y socialdemócrata le hubiera servido al país.