“El periodismo debe buscar la verdad y guiarse por el servicio y el amor a las personas y a la sociedad»

Bogdan Piotrowski,literato y filósofo polaco.

Por Guillermo Romero Salamanca- Comunicaciones CPB

Bogdan Piotrowski, un literato y filósofo polaco, formó parte del jurado seleccionador de los Premios al Periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), en este 2024.

Enamorado de la literatura y los paisajes colombianos. Casado con la colombiana María Consuelo Orjuela; tiene tres hijos: Jorge, Marianna y Olenka, así como tres nietos, Victoria, Salvador y Lucas. Disfruta esta tierra desde cuando abandonó Częstochowa natal, hace más de cuatro decenios, y partió a Bogotá, localizada a más de 9 mil 300 kilómetros, para dedicar una vida a su pasión: los libros.

Es muy raro no verlo caminar con su maletín repleto de obras, escritos y apuntes.

Estudió a Colombia desde el mismo momento de su llegada al aeropuerto de Bogotá. Los contrastes para él fueron permanentes como la autopista Eldorado, sus nuevos autos y de pronto el paso de unas vacas. Le impresionó la cantidad de preguntas en un saludo y algunas frases que siempre recordará.

Es miembro de la Academia Colombiana de la Lengua desde el 1 de agosto de 2016 y fue el primer decano de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana.

Es también magíster en Literatura Hispanoamericana por el Instituto Caro y Cuervo de Colombia y en Literatura Francesa por la Universidad Jaguelónica (Polonia), así como especialista en Literatura y Lengua Francesa por la Universidad de Grenoble (Francia) y doctor en Ciencias Humanas por la Universidad de Varsovia.

Es un experto en la obra literaria de Karol Wojtyla, el papa Juan Pablo II, de quien fue traductor oficial al español.

Políglota, domina, además de su lengua natal, el español, el francés, el inglés, el italiano, el ruso y el alemán.

Desde hace varios lustros ahonda en la idea del panhispanismo y lo consideran pionero en humanidades digitales.

Ha recibido numerosas condecoraciones y admira profundamente la poesía colombiana, entre otros de David Mejía Velilla y de Maruja Vieira, a quien reemplazó en la Academia de la Lengua.

–Este año el tema ha sido “Ética y credibilidad” como base para el Premio. En su opinión cómo analiza la actual situación del periodismo en Colombia. ¿Para dónde vamos? ¿En qué está fallando el periodismo? ¿Qué se debe corregir?

–Como en otras partes del mundo, los medios dependen de sus dueños, lo que implica ciertos condicionamientos. Sin embargo, también aquí se va fortaleciendo el periodismo independiente que tiene una loable tradición. Estoy convencido de que el periodismo debe buscar la verdad y guiarse por el servicio y el amor a las personas y a la sociedad.

El profesor Piotrowski, miembro del jurado del Premio CPB 2024

–En su entender, ¿cuál debe ser el papel de CPB en estos momentos de la historia? 

–El CPB ocupa un lugar relevante en la historia de Colombia y en su cultura, gracias a sus eximios fundadores y los que seguían y siguen llevando la antorcha de la libertad de expresión y la lucha por la veracidad de la información.

–En este año se anuncia el auge total de la Inteligencia Artificial en los medios de comunicación y se anuncia que podría producir las noticias y la información. ¿Cómo analiza esta situación?

–La IA ya es una realidad tan arraigada entre nosotros, como imprevisible. Es muy viable que produzca la información, pero el quid consiste en el enfoque que le atribuyen los programadores. En su visión es decisiva la fundamentación ética, centrada en la persona humana. 

–¿Qué le gustó de Colombia?

–Todo. Su gente, su topografía, su naturaleza, su comida y, desde luego, su tradición cultural, especialmente, la música. 

–¿Quién está escribiendo bien en Colombia?

–Son numerosos los autores colombianos que gozan de mucho prestigio en el país y en el mundo entero. 

–¿Qué aconsejaría a las nuevas generaciones de periodistas de Colombia?

–Colombia es reconocida como el país de poetas y el lenguaje de sus habitantes. Es preciso conservar esta loable tradición, aunque los vientos parecen adversos. El neohabla hace mucho daño. 

No menos importante es la ética. Su falta cobra caro a todos.

–¿Qué escrito le llamó más la atención de San Juan Pablo II?

–Fue un gran poeta y dramaturgo que no es suficientemente conocido, por la censura comunista y la necesidad de usar pseudónimos. No obstante, escribía desde niño hasta poco antes de su muerte. 

Aún existen los prejuicios por haber sido sacerdote, pero ya está entrando a la historia de la literatura universal. Su obra fue y es llevada al teatro y al cine con mucho éxito. 

Un lugar especial en su legado cultural ocupan sus últimos libros: el poemario “Tríptico romano” que, enlazando la antigüedad y el presente, reflexiona sobre la humanidad, y el ensayo “Memoria e identidad” que despliega luces sobre el mundo actual, ambos muy vigentes y que tuve el privilegio de traducir al español. 

–¿Qué representó para usted reemplazar a Marujita Vieira en la Academia de la Lengua?

–Con la inolvidable y admirada Maruja tuvimos una amistad de más de cuatro décadas.  El año pasado, cuando la visité la última vez, estaba lúcida como siempre, jovial y me regaló esta aura de humanidad única. 

Escribí en polaco un artículo crítico sobre su poesía, comparándola con la poeta canadiense Cécile Cloutier y la Nobel Polaca Wislawa Szymborska. 

Siento que debo trasladar más sus versos a mi lengua natal y elaborar una antología. 

–¿Cómo califica la producción de libros presentados para el Premio de Periodismo CPB?

–Junto con Gustavo Álvarez Gardeazábal tuvimos que escoger entre 34 libros. No fue una tarea fácil, todo lo contrario. Su nivel es altísimo. Había varios géneros, entre otros, magníficas biografías, sesudas columnas y profundas investigaciones. No obstante, coincidimos de manera asombrosa.

–¿Qué aprendió de Jorge Yarce, filósofo y periodista quien lo invitó a escribir y a presidir algunas de sus famosas tertulias?

–Jorge Yarce es mi amigo desde los inicios de mi estancia en Colombia. Lo conocí unos días después de mi llegada a Bogotá, en febrero de 1980. Las tertulias me permitieron entender más a Colombia y entablar amistades que aún conservo, aunque con algunos no siempre nos vemos con frecuencia. 

Yo ya publiqué antes, en Polonia y en España, pero es cierto que mi primer artículo en Colombia apareció en la revista “Arco” que él dirigía. Después, salieron las publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, la antología “Infierno poético de Polonia” y otras. 

–¿Hacia dónde va el idioma castellano? ¿Se llenará de extranjerismos?

–La lengua es reflejo de la realidad que vivimos y el misterio que la rodea. 

Los extranjerismos siempre se filtraban y lo siguen haciendo. El mundo digital prima. Sin embargo, prefiero usar el enlace que el link. 

–¿Cuál fue la palabra utilizada en Colombia que más le gustó?

–Al inicio de mi estadía en Colombia, me sorprendían los saludos: ¿Cómo te ha ido?, ¿cómo te va? ….y, especialmente, ¿cómo me le va? No entendía si se referían a mí o a otra persona. Además, tomaba en serio las preguntas y relataba las historias de los últimos días. Desde luego, con el tiempo, también entendí: “Tenemos que vernos”. 

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