Por Octavio Quintero
Portentoso discurso pronunció el presidente Gustavo Petro ante la comunidad indígena de Caldono, departamento del Cauca, el 12 de octubre, Día de la Raza, al decir de los españoles; o Día de la Resistencia Indígena, que por primera vez, en 500 años, conmemora un presidente de Colombia.
Parece que la política nacional, y toda la administración pública, se está estremeciendo como un tsunami en el fondo del mar… Pero, para que salga a flote, precisa el Presidente, “necesita de millones y millones de personas en las plazas, en las calles, en la universidad, en el campo y en la gran ciudad dispuestas, de verdad, a presionar por el cambio… El triunfo no fue en junio… El triunfo está por construirse. Estos cuatro años no pueden pasar sin pena ni gloria porque, si pasan, será como la sangre de Gaitán corriendo otra vez hacia la alcantarilla”.
El arranque de Petro hace recordar a los expresidentes López, (padre, 1936, e hijo, 1974), llegados a bordo de una promesa revolucionaria que se truncó, la primera con el asesinato de Gaitán (1948); la segunda en manos de la “tiranía de los mandos medios”, como definió el hijo la lucha interna que libró contra el realismo político de su época, que Petro califica hoy de “enemigo interno”.
Y, entonces, los medios descontextualizan su discurso haciéndolo aparecer como un enfrentamiento personal con el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, a quien empiezan a inflar de “cancerbero de las salidas en falso, hasta del mismo Presidente”. Petro, perceptiblemente ofuscado, increpa al primer periodista que editó su discurso, llamándolo “cizañero”.
El rifirrafe, no hace sino confirmar el aserto del Presidente al denunciar que el principal rival del gobierno está en su interior, representado por creencias y maneras de pensar que traban los cambios… “Eso es lo que vamos a enfrentar”, agrega, y pone cuatro ejemplos, el primero (en nuestra enumeración), precisamente contra los medios:
1). Sobre la reforma pensional, que tildan de expropiación del ahorro depositado en los fondos privados, “se olvida –dice–, que ese ahorro ya ha sido expropiado por los dos banqueros más ricos de Colombia… Pero ahí si no hay prensa; ahí si no hay escándalo; ahí si no hay pedagogía… ¿Y por qué? Porque esos medios de comunicación son, precisamente, de los banqueros más ricos de Colombia”…
2). La reforma tributaria, que propone gravar a los más ricos, la acusan de dañar la economía… “¿No les pareció dañino gravar con IVA la leche?, pero sí, que ellos tengan que pagar los impuestos”…
3). La compra de tierras fértiles para reforma agraria, que dicen que no se puede con TES… “Y en esta discusión pasarán los meses y los años, y se nos va el tiempo”…
4). Las normativas y procedimientos construidos durante décadas por terratenientes y privilegiados, “que no son propiamente los que nos han elegido”, que los han enriquecido enormemente.
El Presidente predice más trabas… “Y así sucesivamente encontraremos, no solo una oposición interna dentro del gobierno, sino una oposición externa tratando de articular fuerzas sociales que logren tal contundencia que detengan las reformas del gobierno.
En síntesis, si le suena la flauta a Petro, se ve venir una profunda cercanía entre el poder político y la sociedad, y a eso apunta, o apuntaba, su reforma política, porque en su paso por la Comisión Primera del Senado quedó hecha trizas. Tal vez, pensando en este eventual fracaso legislativo, es por lo que pide, aprovechando la conmemoración del Día de la Resistencia Indígena, millones y millones de personas en las calles empujando el cambio, “si el gobierno se chichipatea”, una expresión muy coloquial que describe a personas flojas y de poca monta.
Conclusión: queda claro que contra ese “cizañero” enemigo interno, el Presidente quiere meter pueblo que empuje el cambio. Ojalá que hoy no aparezca, como en 1948, otro iluminado que nos diga “el poder para qué”; y, ojalá que Petro logre está vez vencer esa “tiranía de los mandos medios” de 1974.
Fin de folio.– Los congresistas votaron seguir con la financiación mixta, Estado y empresa privada, en sus campañas. Debe ser que les resulta más rentable quedar “eternamente agradecidos”…