El asiento de los bobos

Ilustración IEEPCO

Por Carlos Alberto Ospina M.

Diversos candidatos a las elecciones regionales del 29 de octubre fingen ser de lo que no hay. Hablan de virtud moral, pudor e independencia cuando su pretérito anterior está plagado de malversación, corrupción y mediocridad. 

Parten de engañarse en la mitad del justo precio. ¿Qué quiere decir eso? Confunden unos cuantos lameculos e incipientes seguidores con afinidad ideológica, carisma o liderazgo. El primer error consiste en interpretar señales inexistentes de aceptación, asegurar lo contrario de lo que creen saber y levitar encima de la realidad del mundo exterior. Otra extravagancia inherente a los politiqueros.

La expresión de ‘ese bollo no se ha cocido en su horno’ ilustra las reencauchadas prácticas de adoctrinamiento, el círculo vicioso de la deshonestidad, la desbordada ambición y la manipulación del elector como plato de segunda mesa.

Nada de bondad, generosidad y altruismo; por el contrario, despliegan el proselitismo a favor de grupos privilegiados y en nombre de la democracia contraponiéndose al derecho fundamental a la libertad de pensamiento. De la mano va el clientelismo. Tanto de ello, que el delito de constreñimiento al sufragante cambia de color según las condiciones de soborno e intimidación, las cuales marchan encima de buses urbanos hasta disimuladas reuniones de juntas de acción comunal, pasando por la amenaza y la retención de cédulas. 

La mayoría de campañas políticas producen repugnancia debido a la falta de principios éticos, el uso permanente de dados falsos, la ausencia de acreditada sensibilidad social y la puesta en escena de la bajeza de ánimo por parte de incuestionables aspirantes. Sobre el asiento de bobos están los mezquinos, los torcidos y los reincidentes para robarse el erario y abusar del poder; a fin de cuentas, la pobreza y la ignorancia son los ingredientes del perfecto cóctel despótico.

Enfoque crítico – pie de página. Con risa de conejo este gobierno hace perder la paciencia a base de sofismas de distracción e inadmisibles propuestas de subsidios dando, por cierto y por verdad, que es la manera de solucionar los problemas de desigualdad social, cuando mucho no pasa la prueba de viabilidad fiscal ni sostenibilidad en el tiempo. A tontas y a locas ideas anda este país.

A semejanza del presente lugar común, expresado en su momento, por Charles Darwin: “La progresiva degeneración de la especie humana se percibe claramente en que cada vez nos engañan personas con menos talento”.

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