El arma es la mentira

Una reforma agraria para alimentar un país. Foto El Espectador

Por Carlos Alberto Ospina M.

Poca diferencia hay entre la gente marrullera, solapada e intrigante. El común denominador está representado en la mala intención, el sentido acomodaticio y el uso del arma de la mentira. Acá no existe el acuerdo ni la conmoción repentina, tan solo el individuo actúa seguido por esa propensión a la perversidad.

Sus pensamientos obedecen a la astuta costumbre de buscar aliados de poca monta que no le hagan sombra y sepan menear el saco de la adulación sin merecimiento alguno. Este tipo de sujetos no viven al corriente de las dificultades propias de un proyecto específico ni saben trabajar en equipo debido a las actitudes inconstantes, la ambigüedad conceptual y la disimulada inseguridad.

En diferentes contextos imponen una visión unilateral a partir de la posición de poder o el cargo nominal que desempeñan. Con facilidad desestiman las ideas originales de otros, rebuscan argumentos para desafinar lo que bien suena e interrumpen cualquier discusión constructiva, valiéndose del pretexto “de que así no se ha hecho antes”. Una vez que los sacan de la zona de confort y ponen a prueba las capacidades para operar desde una nueva perspectiva, ellos se resisten al cambio de método y de procedimiento.

Los aplausos son propios y los eventuales reveses pertenecen a aquellos que se obstinaron en ser creativos y en proyectar escenarios modernos. Por esto, a la hora de los reconocimientos hablan en primera persona y en el discurso ignoran a los demás que fueron parte esencial del asunto. Por desgracia, la alabanza de méritos inicuos baila de espaldas a la realidad.

Gente de instinto traicionero, tirios y troyanos se apilan con el fin de buscar el mejor lugar para salir en la foto que registra el puntual acontecimiento. Al instante, se comen unos a otros peleándose la inmerecida autoría, las imaginarias recomendaciones y el supuesto sentido de pertenencia que llevó a efecto el resultado en mención. Pura humildad afectada.

La poca compasión, la insensibilidad, la falsa afabilidad y la hipocresía de unos nada tiene que ver con la naturaleza humana ni con declarar que cada cual por su camino. A primera vista se trata de personajes atraídos por las apariencias y destinados a padecer el efecto búmeran de utilizar el instrumento de la mentira. Aun siendo así están en todas partes. 

Enfoque crítico – pie de página. El borrador de decreto del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural “Por medio del cual se promueve la movilización y organización campesina por la reforma agraria” es una clara instigación a la guerra civil y no un reconocimiento del campesinado como “sujeto de derechos y de especial protección”. (sic – borrador del mencionado Decreto). El solo ítem del llamado considerando y el articulado propuesto es un manifiesto ideológico de lucha de clases sin puntos medios ni adecuado desarrollo argumental a la luz de la igualdad, la expresión ciudadana general y las garantías constitucionales para todos los colombianos. 

Petro no dejará el discurso incendiario para después señalar a otros como culpables del deterioro del estado de cosas. Vamos de mal en peor. ¡Qué desgaste!

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