Salomón Kalmanovitz
La tragedia de Cuba es que llegó tarde al socialismo, antes de que colapsara la Unión Soviética, que nunca tuvo la voluntad ni la riqueza para apoyarla suficientemente. Más recientemente, el régimen de Putin ha reducido sustancialmente la ayuda que Rusia solía prestar a la isla. Hoy Cuba enfrenta racionamientos fuertes de bienes de consumo y de servicios.
Aunque el bloqueo de los Estados Unidos fue la causa de la quiebra de su sector azucarero en los años 60, este nunca fue suficientemente productivo como para defenderse en el mercado mundial de la competencia de otras islas caribeñas y de la alta eficiencia y la privilegiada geografía que tenía el cultivo en el Valle del Cauca colombiano o en las Filipinas.
En efecto, el hecho de que la inversión norteamericana dominara el cultivo de la caña y la producción de los ingenios de azúcar en la isla fue lo que llevó al gobierno de Estados Unidos a mantener altos subsidios para su venta en el mercado doméstico. Desaparecido este apoyo, el cultivo alcanzó a sobrevivir mientras la Unión Soviética subsidiaba sus precios de venta, pero esta política se fue opacando. La Venezuela de Chávez le suministró petróleo subsidiado, pero la crisis profunda que la sacudió a partir de 2017 le impidió continuar apoyando la economía de la isla. Sin embargo, nada pudo sustituir en suficiente cuantía la cercanía que tenía Cuba de Miami y que la integraba profundamente a su economía, garantizando su prosperidad.
Más recientemente, uno de los sectores más golpeados por la pandemia y que todavía no volvió a los niveles previos es el turismo, una de las principales fuentes de ingreso del país. La Oficina de Estadística de Cuba reportó la llegada de 2,4 millones de viajeros y visitantes internacionales en 2023, un 43 % menos que los registrados en 2019, y un 31 % por debajo del objetivo gubernamental para el año pasado. Hoy Cuba no alcanza a producir azúcar ni para el consumo doméstico. Otros sectores antes promisorios son la explotación de níquel y la industria farmacéutica. La inflación está rondando el 30 % anual y vuelve a golpear la frágil economía de los hogares cubanos sometidos a racionamientos de agua y de energía eléctrica.
“El contexto del primer semestre del año (2023) se caracteriza por un complejo escenario, alto déficit fiscal y emisiones monetarias por encima de lo recomendado, insuficientes ingresos de divisas, limitaciones con el combustible y la energía, elevada y persistente inflación e insuficientes encadenamientos efectivos entre actores de la economía”, advirtió el periódico oficial Granma (para los que no lo recuerdan, Granma fue la embarcación que llevó la expedición guerrillera de Fidel Castro a la isla y que derrocó al dictador Fulgencio Batista). Cuba fue liberada de la dictadura voraz de Batista para caer en la dictadura socialista de los hermanos Castro. Es como si existiera una estructura social en la isla proclive a las dictaduras sin importar su color político.
Hoy Cuba depende del turismo para obtener las divisas que requiere para abastecerse de petróleo y de otros insumos básicos. Ha sido una de las áreas más dinámicas, pero solo creció 1,8 % en este primer semestre de 2024, comparado con igual período de 2023 con menos de dos millones de visitantes, el 50 % de lo alcanzado antes de la pandemia de COVID-19. En 2023, su oficina de estadística informó que la contracción del Producto Interno Bruto en 2023 fue de casi 2 %, que se suma a la caída de 11 % en 2020 y los modestos avances de 1,3 % y 1,8 % en 2021 y 2022, según un informe especial de la cadena CNN.
El ingreso por habitante de Cuba en 2023 fue de 8.820 dólares. En 1958, Cuba ocupaba la posición 29 entre las mayores economías del mundo. Hoy en día está cerca a Colombia, ocupando la posición 60. El éxodo hacia Estados Unidos alcanzó un millón y medio de personas en los últimos dos años. Los jóvenes cubanos sienten que no tienen futuro si permanecen en su terruño.