Contraplano: Unas lecturas para el domingo

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Por Orlando  Cadavid Correa

“El eclecticismo representa una actitud cómoda que procura quedar bien con Dios y con el diablo, y termina no encontrando butaca ni en el cielo, ni en el infierno” (José Gobello, autor de “La crónica general del tango”).

“La radio que todo lo acerca, que vence distancias” (segmento del tango “Esta noche en Buenos Aires”, del poeta Erasmo Silva Cabrera, cantado por Alberto Serna, con la orquesta de Antonio Rodio).

“No somos viejos, sólo que hace mucho tiempo somos jóvenes” (Jorge Luis Borges, escritor argentino).

“Hay un tiempo de callar y un tiempo de hablar” (Napoleón Bonaparte).  

“No puedo vivir sin ti, Felice, pero tampoco soy capaz de vivir contigo” (Franz Kafka, escritor checo).

“El matrimonio debe combatir sin tregua un monstruo que todo lo devora: la rutina” (Honorato de Balzac, escritor francés).

“Seis honrados servidores me enseñaron cuanto sé. Sus nombres son: ¿cómo, cuándo, dónde, qué, quién y por qué?” (Rudyard Kipling).

“La palabra PALABRA es la más linda de todas las palabras” (Ignacio Ramírez Rincón, escritor colombiano).

“En el mundo  hay dos clases de mujeres, mi madre y las demás” (Enrique Santos Discépolo. poeta argentino).

“Pacho Santos, menudo volcán que ruge con voz de tiple” (Héctor Osuna, caricaturista y columnista de  El Espectador).

“Comprendo que en la vida se cuidan los zapatos andando de rodillas” (Homero Expósito, compositor argentino).  

”Un egoísta es aquel  que se empeña en hablarte de sí mismo, cuando  tú   estás muriéndote de ganas de hablarle de  ti” (Jean Cocteau).

“Todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hemos llegado” (Francisco  de Quevedo).

El mejicano Juan Rulfo sostenía que después de «Pedro Páramo» y  «El  llano en llamas», no volvió a escribir porque  murió su tío Celerino, que era el que le contaba todas las historias.

De don Francisco de Quevedo y Villegas: «Las palabras son como las monedas, que una vale por muchas, así como muchas no valen por una».

«No tomes la vida muy en serio, jamás saldrás vivo de ella» (Jesús Quintero, «El loco de la colina»),

Un sabio griego decía que «todos somos ciegos, sólo que algunos vemos».

Del presidente Virgilio Barco decían sus críticos que «era tan gago, que emitía sonidos guturales».

La apostilla: Turno para la venganza alimenticia.  Entran dos  pollos bien emplumados a un restaurante del centro de Medellín, y corre a atenderlos un solícito mesero. ¿Qué van a ordenar los señores pollos?  “Joven, tráiganos un arroz con gente, pero volando”… 

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