Contraplano: Periódicos que se nos fueron

Y muchos más se extinguirán

Por Orlando Cadavid Correa

A muchos amantes del hermoso oficio que en tiempos pretéritos llamaban “el cuarto poder”, les agrada jugar de vez en cuando a las carambolas con los nombres de los periódicos que en el siglo XX pasaron a mejor vida en algunas ciudades colombianas.

Iniciamos la enumeración de  los impresos que se nos fueron en distintas épocas en Bogotá,  la ciudad capital: El Liberal, del  presidente Alfonso López Pumarejo, que tuvo  como director a Alberto Lleras Camargo; El Diario de Colombia, de Gilberto Álzate Avendaño; La Paz, de Alberto Acosta Penagos, con el auspicio  tras bambalinas del  dictador Gustavo Rojas Pinilla; Intermedio (sustituto temporal de  El  Espectador  durante la dictadura) y El Vespertino, de los Canos  Isaza; El Espacio, de Jaime Ardila Casamitjana; El Periódico y El Bogotano, de  Consuelo de Montejo; El Catolicismo, de la Arquidiócesis de Bogotá; La Nueva Prensa, de Alberto Zalamea, y las revistas  Nueva Frontera,  del presidente Carlos Lleras Restrepo; Guión, del presidente Misael Pastrana  Borrero;  Antena y Deporte Gráfico.

Salieron de circulación en Medellín los cotidianos paisas El Diario, El Correo, La Defensa y El Mundo, y los semanarios Sucesos Sensacionales, Pantalla, Pomponio, El  Bateo, Proyección y El Obrero Católico. Sobrevive El Colombiano, de la familia del canciller Fernando Gómez Martínez.

Desaparecieron en el Valle del Cauca El Pueblo, Occidente, El Caleño y Relator. Supervive en Cali El País, de los Lloredas Caicedo.

Murieron en la costa norte colombiana Diario el Caribe, El Diario de la Costa y El Diario Vallenato. Manda la parada en Barranquilla El Heraldo, de la descendencia del ministro Juan B. Fernández. Y en Santa Marta sigue vigente el sexagenario cotidiano El Informador.

En Manizales apagó para siempre, tiempo ha, su rotativa el diario La Mañana, del recordado gobernador Ramón Marín Vargas. Quedó solo, mandando la parada en la capital caldense, el centenario cotidiano LA PATRIA.

En Pereira sobrevive El Diario, que dirige Óscar Osorio.  Desaparecieron por sustracción de materia La Tarde y El Imparcial. En Armenia está solo en el parque La Crónica del Quindío.

En Cúcuta subsiste el diario La Opinión, que tiene como jefe de redacción al colega y amigo Ángel Romero Bertel. Ya no es del mundillo periodístico nortesantandereano El Diario de la Frontera.

La apostilla: Cuando la crítica escasez de avisos se pone color de hormiga para los periódicos esporádicos, éstos dejan de ser diarios, semanarios o quincenarios y se convierten en ‘cadapuedarios’.  No les queda más remedio.

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