Por Orlando Cadavid Correa
Nuestro progenitor –el corista, organista y tendero Carlos Cadavid Sarrazola, de ancestros vascos– siempre sostuvo que “el amor es una locura que cura el cura con la locura mayor”.
Rescatamos esta máxima porque de vez en cuando nos topamos en unas iglesias con algunos oradores que desde los púlpitos arrancan carcajadas sonoras a la fiel clientela de feligreses que copan sus templos.
Desde el púlpito de la Iglesia de la Inmaculada en Medellín, en un sermón titulado “La pareja armónica”, el joven clérigo Jaime Humberto Henao Franco con su cara de debutante soltó, entre otros, estos chispazos:
–“Después de los 30 años de casados, la pareja anda con las mismas ganas, pero en camas separadas”…
–“El matrimonio, al que no lo mata, lo desfigura, porque consiste en una virgen menos y en un cristo
más… Pero ya no quedan ni cristos, ni vírgenes”.
–“El hombre, separado para irse con otra, cambia de jaula, pero no de gorila”.
–“A una pareja de sordos, al contraer matrimonio, le pareció haber oído que el padrecito, cuando les echó la bendición, les dijo: “Los declaro jodido y mujer”.
–“El matrimonio sometido a largo desgaste por el correr de los años es el que duerme en camas separadas como dos buenos hermanitos”.
–Consulta a un confesor: “Padre, yo soy divorciado, ¿puedo comulgar?” Respuesta: “De ninguna manera. Pídale a Dios que se le muera la primera esposa, y ahí sí puede comulgar tranquilamente”.
–“El matrimonio es como los tres tipos de gaseosas que embotella la “Coca-Cola”: empieza dulce, sigue light y después… zero.
Una ñapita con ex clérigo a bordo: Está próximo a contraer nupcias el telepadre samario Alberto José Linero, el mismo del programa “El Man está vivo”, del canal Caracol. Algunos reporteros faranduleros andan de cacería, tratando de descubrir la identidad de la muchachona que llevó al predicador costeño a colgar los hábitos. La joven no da entrevistas por recomendación de su Romeo.
La apostilla: Se dice que muchas veces, al salir desposados de la Iglesia, después de dar el Sí ante el sacerdote que les leyó la epístola de San Pablo, en el atrio ya comienzan a marchar mal las cosas entre los recién casados.