Contrabando, una práctica milenaria y posiblemente eterna: Colombiatelas

Contrabando, una practica ilegal y milenaria contra la economía.

Por Germán Enrique Núñez T

(Diario La Economía)

Actualmente este flagelo sigue causando pérdidas, pero es necesario buscar mecanismos para hacer del comercio una práctica legal que conduzca a empresas formales y prospectivas.

El contrabando, esa práctica oculta de comercio que involucra bienes en aras de buscar un lucro importante por parte de unos actores que pretenden a toda costa desfalcar al Estado por la vía de omitir el pago de aranceles o evadiendo tributos nacionales o locales, es una práctica demasiado añeja que llegó como respuesta a los monopolios comerciales que sostenían una posición dominante con la elevada imposición de gravámenes de aduana.

El flagelo se ha practicado en todos los tiempos y de diversas maneras, por citar un ejemplo está la valiosa y demandada seda, una materia prima para la confección que llegó a valer más que el oro y otros bienes suntuosos o demasiado básicos. En los tiempos en que se fabricó esta fina tela hubo ejecuciones y murieron quienes quisieron filtrar el secreto de su obtención o intentaron exportarla.

La producción de seda arrancó según los expertos en 2460 antes de Cristo cuando por accidente una joven emperatriz china de 14 años extrajo de una taza de té un capullo que cayó desde un árbol de morera conocido por producir hojas básicas en la dieta de los gusanos. La seda que era usada exclusivamente por la familia imperial, pasó con el tiempo a exportarse a valores descomunales e inclusive a canjearse por otras materias primas de elevado costo.

Muchos, a sabiendas que exportar seda irregularmente podía costar la vida, hicieron operaciones para costear la guerra de los enemigos del imperio, básicamente de agresivos guerreros en busca de fortuna que venían del norte y que tenían como foco la dinastía Han. En ese tiempo nacen las dos rutas de la seda, la del occidente que fue terrestre que iba del Gobi y partía al Mediterráneo y el mar Negro y otra totalmente oceánica que buscaba los puertos del Golfo Pérsico y el mar Rojo.

Dicho trayecto sirvió para todo, tránsito de gente, culturas, prostitución, formas de pensar y las mismas enfermedades. La famosa seda llegó a ser tan cualificada y apreciada que conllevó a los comerciantes persas al contrabando con una manera muy peculiar, dejaban el fino raso en un punto determinado y partían, luego regresaban por el pago acordado en oro, joyas o hierro.

Los romanos viendo las bondades de la tela satinada no dudaron en ingresar al negocio hasta convertirse en grandes importadores. Fueron rutas difíciles en la antigüedad, el comercio de la seda estuvo acompañado de soldados, mercaderes, mujeres y todo tipo de actividad, la suave tela terminó siendo esencial para los pueblos, pero originó disputas, contrabando y espionaje industrial, uno de los primeros casos conocidos.

El contrabando toma fuerza en el Nuevo Mundo a partir del Siglo XVI cuando en plena colonia las autoridades eran burladas para impulsar el comercio ilegal con mercancías que viajaban en barco desde el otro lado del mundo. En ese mismo tiempo fue posible comercializar esclavos negros, deplorable actividad que inició John Hawkins después de la mitad del ciclo, un comercio que mostró la vulnerabilidad de las zonas de frontera.

Según el investigador económico Joaquín Viloria quien adelantó una exploración para el Banco de la República, las actividades comerciales en el territorio de La Guajira colombiana, así como las limitaciones institucionales y naturales a que se vieron sometidos sus comerciantes entre las décadas de 1870 y 1930 le dieron vía libre al contrabando. El estudio plantea que en La Guajira se desarrolló una economía de frontera, caracterizada por la escasa presencia institucional, prácticas económicas con escasa vigilancia estatal, amplia presencia de población indígena, zonas inhóspitas para la colonización y activo comercio con países vecinos. La falta de Estado permitió que los negociantes adelantaran sus actividades sin mayores controles. Los empresarios y dirigentes regionales vinculados a las actividades extractivas como sal, perlas, palo de tinte, así como al comercio, no pudieron crear las instituciones ni el ambiente empresarial propicio para que en la economía guajira se consolidara un tejido productivo basado en la producción endógena, con empresas competitivas y un mercado de trabajo ajustado a la legislación nacional.

Como vemos, el contrabando es un mal de siempre y ha ocasionado pérdidas a los gobiernos, con tan enorme magnitud que no solo implica desfalco y menos dinero sino para el fisco un drama para los fabricantes formales que ante la arremetida de los contrabandistas se ven forzados a cerrar factorías y a dejar a muchas familias sin el sustento, este problema fundado en la antigüedad no cesa, y la situación obliga a tomar medidas para que menos empresarios terminen injustamente en la calle padeciendo los rigores del asfalto.

En charla con Diariolaeconomia.com, el presidente de Colombiatela José Miguel Piedrahita, aseguró que en el mundo se ve contrabando en todo lado pues hay países en donde no hay facturas ni papeles que acredite la compra, de manera elemental los compradores pagan en dólares, le empacan sus mercancías y parten, nadie exige la factura porque el régimen es otro y el mandarín es casi que exclusivo de los chinos. En ocasiones, precisó, los negocios se hacen a señas, es decir que se maneja contrabando, informalidad y evasión.

La diferencia entre países en vía de desarrollo y desarrollados es que la base empresarial es sumamente estructurada, la idea es que en esos lugares todos aporten con el progreso vía impuestos pues para no ir tan lejos en Estados Unidos quien compra una puntilla recibe factura que paga TAX, un impuesto como el IVA en Colombia. De todas maneras hay espacios en ese país en donde se puede comprar sin factura, es decir que igual existe contrabando e informalidad, un asunto global.

Lo interesante, explicó Piedrahita es cuando los gobiernos se responsabilizan del tema formal y por eso hay que seguir insistiendo con la formalidad porque en diez años Colombiatela ha sido viable por el lenguaje que utiliza su presidente, made in Colombia, hecho en Colombia y cómprele al país, una razón de peso para que lo sigan y busquen sus aliados estratégicos, porque saben que la firma no les vende un metro de importado, un cultura que debe seguir creciendo y consolidándose porque da resultado, empuja país y ya está en la mente y el corazón de muchos compradores.

Consideró que lo importante es crecer y ser posibles desde la orilla de la riqueza, no caminar desde el empresariado bajo sombras de decrecimiento porque la idea no es que en Colombia todos aguanten hambre pues la idea es surgir entre todos y dejar la miseria atrás, un ejercicio económico en donde haya felicidad resultado de buenas ventas y mayores movimientos, flujo de caja y caída del inventario.

Un asunto llamativo dentro del flagelo del contrabando es que no solamente se da de China para el mundo sino desde Estados Unidos para China y para el resto del planeta. El presidente de Colombiatela informó que los norteamericanos despachan bienes de manera informal para Europa y otras partes del mundo.

A criterio de Piedrahita, el contrabando es un mercado o práctica difícil de controlar en cualquier latitud. En sus 42 años en Bogotá y 37 dedicado al comercio, puede decir que no hubo un solo año en el que no hubiera renta por ese flagelo en varios frentes, cigarrillos, licores, suelas, carros, relojes, repuestos y en todo porque es un tema generalizado, con estructura que se hace difícil controlar, entre otras porque utiliza la corrupción como una de sus estrategias, un fenómeno igual ecuménico.

El asunto es elemental, si el gobierno chino dice que no hay luz verde al contrabando, de ese país no sale un solo buque, el lío es que de hace país parten 5.000 barcos cada hora a distintas partes del mundo, algo que no tiene control.

A borde de una guerra y sin aprender de la pandemia

Hoy el mundo ve cómo crecen los conflictos y la manera como se acerca una Tercera Guerra Mundial, en principio fueron encendidas las alertas por Rusia y Ucrania, pero el tema geopolítico se exacerbó con la Franja de Gaza. Hoy la humanidad se pregunta si debe estar lista para acrecentar su agricultura, dedicarse a mejorar la oferta de materias primas y asegurar alimentación así como calidad de vida, dicho de otra manera preparar al globo para una economía de guerra.

Lo triste de todo, puntualizó Piedrahita, es que el mundo no aprendió de la pandemia porque en ese momento todos mostraron su lado amable y solidario, todo se colaboraron y por eso hubo alimentos, bienes y dinámica en medio del encierro, una razón obvia porque no entraba nada del exterior, todo era colombiano y el producto colombiano entró de lleno en el servicio a domicilio, una ayuda importante, oportuna y afortunada.

“Tristemente abrieron nuevamente las puertas y aparecieron los buitres del contrabando y de un mercantilismo agresivo, Hace unos meses era usual ver los mares llenos de buques que partían de China como quien dice nos olvidamos de la pandemia y de todas sus enseñanzas. La pandemia nos hizo extremadamente solidarios, de hecho así somos los colombianos que nos estamos alejando de esa condición por el discurso de odio tan en vigencia, un discurso que no ve lo hecho por el empresariado y que pasa por alto la realidad de Cuba en donde requieren una apuesta decidida del capital para recuperar desarrollo, Argentina con un inflación de 140 por ciento es otro espejo de que las cosas hay que hacerlas bien y sin deber favores a nadie”, declaró el señor Piedrahita.

Narró que resultó triste ver como en Argentina un empresario de toda la vida cerró, acabando por fuerza mayor el ingreso de 120 personas, hoy en serias dificultades. Históricamente, y reconociendo que ha habido problemas, Colombia ha hecho crecimientos sostenibles, pero igual responsables.

Actualmente la empresa comercializa una tela que logra con el 40 por ciento de hilo recuperado y con PET, el tropiezo es que cuando se vende esa tela resulta más costosa que el hilo virgen. Hace 40 años, indicó, las fibras vírgenes costaban mucho más, hoy el asunto es a la inversa porque la tela virgen es más económica que la hecha con recuperado ya que tiene tres procesos adicionales.

A la fecha un metro de tejido plano con hilo virgen se vende en Colombiatela a 15.000 pesos y con hilo recuperado vale 20.000 pesos, es por eso que el cliente se va con el hilo virgen que da un color mucho más nítido.

Destacó la responsabilidad de las empresas colombianas dedicadas a los textiles y anotó que firmas como Protela, Fabricato, Lafayette, Sutex, Facol y otras cuentan con plantas de tratamiento de aguas residuales que son reutilizadas para tinturar, luego hay un compromiso frontal con el ambiente, un tema, no de ahora, sino de vieja data, cuando los padres formaban y educaban a sus hijos con un mandato claro bajo la premisa de valores, respeto, cuidado y hacer caso.

“Si el Gobierno me dice que compre colombiano, lo menos que espero como empresario es que el Estado demande bienes y servicio nacionales. La institucionalidad que da tres dotaciones al año es una buena oportunidad para las confecciones y los textiles, pero uno sabe que esas prendas son importadas”, es deplorable, pero es así.

Textiles y confecciones, un año también para el olvido

Al indagar por el cierre del año en la empresa y en el sector textil-confección, la respuesta fue contundente, el 2023 en cifras fue peor que el lamentable 2022, este periodo cierra con más empresas en banca rota, menos empleo y un impacto económico y social muy complejo de subsanar.

Los que llevaron de bulto, subrayó el presidente de Colombiatela, fueron los empresarios de la micro, pequeña y medianas empresa, porque la gran factoría no tuvo tanto tropiezo, de todas maneras la base productiva que puede ser más del 90 por ciento de empresas Mipyme sigue muy decepcionado por la dinámica económica se les ha dado en el último año en donde no hay panorama ni hoja de ruta. Hoy las empresas están asustadas por la incertidumbre que sigue campeando y por el cierre en el ejercicio económico en terreno negativo, eso con un agravante, mucha gente se está pasando al andén de la informalidad dejando la urgente formalización como un pendiente adicional, pero como una considerable amenaza.

Los empresarios de cinco empleados que tuvieron que cerrar dejaron cinco personas sin nada que hacer que muy seguramente encontrarán en la calle y en la creciente informalidad la única opción de poner pan en la mesa, engrosando una falsa economía por cuanto se mueve el dinero por fuera de la institucionalidad, un contexto lastimoso porque hay días de lluvia en que no se cierran ventas y por consiguiente la familia no tendrá el mínimo recurso para comprar alimentos o dignificar su existencia, caso opuesto de quién está en una fábrica que tiene salario y ahorro.

Un debate interesante es la manera como el empresariado debe apoyar las economías populares, pero genera inquietud el cómo porque no se trata de dar plata sin que haya o se construya un piso empresarial, no es dar determinada suma sin un plan, un seguimiento, el debido plan de enseñanza y hasta la consecuente interventoría, ese recurso terminará como Familias en Acción, en bares, estancos o sitios de mala muerte.

Esa figura aparte de crear piso empresarial, debe generar ahorro y manejos transparentes en su ámbito contable, el tema no es quitar plata de la eficiencia para dársela irresponsablemente a quien no sabe cómo hacer empresa o a quien ve en ese monto, una opción para parrandearse los dineros de la nación.

El pasado 26 de septiembre Colombiatelas cumplió 10 años de existencia tiempo en el que su fundador no encontró todo hecho, debió escalar y escalar hasta llegar a un punto en dónde tendrá que seguir escalando para lograr la tan mentada sostenibilidad, ello sobre estrategia y pilares de honestidad, apuesta por el producto local y el ofrecer el mejor producto colombiano, una maniobra que funciona, algo que dice que una cosa es el discurso y otra muy diferente los hechos.

El campo es hoy el más grande tesoro en proveeduría

Ante la complicada situación geopolítica, sobrevivirá a la distancia del conflicto quienes tengan alimento, agua y tierras listas para sembrar y cosechar comida, pero igual fibras y otras materias primas, eso porque más allá que la guerra no toque a América Latina, lo más obvio es que causará problemas logísticos, de abastecimiento y encarecimiento.

La primera opción, dijo José Miguel Piedrahita, está en el campo, en la actividad agrícola y pecuaria que debe aumentar áreas cultivadas, pero igual en el renglón pecuario que debe propender por más ganado y cría de aves de corral como también de especies menores.

Los empresarios del campo y los labriegos se han complicado en estos tiempos porque hace 45 años la familia Rivera que cultivó plátano y otros productos vio abonos costosos, climas inexorables, aguaceros pavorosos y todo tipo de problemas, pero las crecientes que salían del cauce inundaban los cultivos, pero como la fe mueve montañas, después de dos días el agua se iba y los cultivos recibían como mana del cielo unos abonos orgánicos de espectacular calidad, tan así que se cosechaban plátanos de mejor tamaño y óptima calidad, dejando la urea como un recuerdo de lo que el río se llevó.

En esas épocas los campesinos eran dueños de sabiduría, tenían conocimiento natural y eran felices sembrando en suelos vivos, es por eso que hace décadas, si tanto protocolo, las producciones eran prominentes y la gente lograba alimentarse más y mejor, sin riesgos para la salud.

“Las 220.000 hectáreas que tuvo Colombia sembradas en algodón, arrebatadas por narcotráfico y apertura económica, no se ven en franca recuperación, si bien hay cultivos, el país está muy lejos de retomar esa fibra tan necesaria para la industria textil en volúmenes importantes, ahora bien hay una realidad complicada y es que los cultivos tradicionales no dan plata y el campesino necesita una remuneración justa para ser feliz y vivir tranquilo en su tierra, viviendo de lo que provee la naturaleza. Los labradores no necesitan paneles solares porque saben moverse en la oscuridad o con la luz que ofrecen la luna y las estrellas, conocen de orientación y agradecen la fruta que alegre baja del árbol”, dijo Piedrahita.

El tema que sigue sobre la mesa, añadió, es la proveeduría y hay algo cierto, existen ciertos productos o soluciones que Colombia jamás tendrá, más ahora que le quitaron plata a la ciencia y la tecnología, igual a la innovación, todo para inyectar recursos en organizaciones comunales que no tienen idea de cómo hacer un puente. Recalcó que hay que revisar el programa de las 60 universidades porque no habrá trabajo para tanto profesional, algo que se puede cambiar por educación o formación técnica.

Acentuó que la economía solidaria debe estar basada en pisos empresariales, evocó los tiempos en que vendió perros e hizo parte de la economía informal hasta que abrió los ojos y se propuso pasar al equipo de la formalidad pues de seguir sin ley no sería nadie. Hubo días o noches de lluvia intensa en que José Miguel no vendió, no acopió un solo peso y perdió 300 salchichas de marca.

Al cambiar el chip logró entrar a la universidad Central y en esa época el asunto era trabajar de día y estudiar de noche, eso con esfuerzo y poner la totuma bajo la figura de víctima o digno de consideración, no, su credo fue el esfuerzo, el sacrifico y la disciplina, lo que se ganó lo cobró con sudor en la frente y como buen paradigma no solicitó nada gratis.

Un tema paradójico es que mientras unas empresas cierran porque van a banca rota o reducen su planta de trabajadores, otras lo hacen porque hay escasez de mano de obra. Hoy jóvenes y costureras que ganaban un sueldo no quieren trabajar porque priorizan los subsidios y el malsano asistencialismo, toda una política de mal enseñar, propender por pereza y malos hábitos.

Hoy el sistema moda atraviesa por una enorme dificultad de mano de obra tal y como acontece en los campos hay notoria angustia, la reindustrialización acabó con sastres y modistas, pero aún hay quien quiere que le hagan sus vestidos, chaquetas o pantalones en el barrio, en menor proporción, pero siguen cerrando su ciclo los últimos costureros.

Otro ítem para la preocupación es la reforma tributaria y su precaria concepción, hubo una de 14 billones que reventó al país luego llegó la de 30 billones que dejó sin oxígeno al sector real y ya viene una más tenaz que seguramente castigará el bolsillo de las personas naturales. Jamás un mandato como el actual pensó en eliminar las exenciones, bajar el IVA de manera importante y el mismo impuesto de renta, de manera elemental se perdió una buena oportunidad y nuevamente los organismos multilaterales ganaron el pulso.

Arancel del 40 por ciento, una mano a los grandes empresarios

En opinión de Piedrahita, el arancel del 40 por ciento a textiles y confecciones pudo haber sido una muy buena estrategia, pero en el momento en el que toda la cadena estuviera beneficiada. Expuso que desafortunadamente el país no entendió que el controvertido gravamen tan solo favorecería a los grandes empresarios porque al micro, pequeño y mediano empresario lo afectó inmensamente porque de todas maneras no mermaron los costos de producción ya que el costo de la inflación sigue galopando y el valor de los insumos no ceden.

Indicó que esta medida arancelaria le da la mano a los fabricantes de gran magnitud y a las grandes superficies porque sencillamente trasladan el costo final, incluido el impuesto, al consumidor final tarifa que se suma a la inflación aumentando exageradamente las prendas de vestir, ello en detrimento de los colombianos que tienen que pagar más por un producto básico.

Hoy por hoy cualquier empresa de gran formato tiene los precios disparados porque anteriormente una blusa que costaba 60.000 pesos antes del impuesto del 40 por ciento, ahora vale 100.000 pesos o más, y quien acude a esos almacenes termina comprándolo porque tiene capacidad de pago o tarjeta de crédito. Algunos en las grandes superficies dijeron que hicieron compras considerables antes de la medida, algo que cuestionó el presidente de Colombiatela porque el sistema moda varía día a día, es decir que las adquisiciones hechas hace más de un año son obsoletas y ya están por fuera de un verdadero mercado de moda en donde recurrentemente cambian los diseños.

“Si los almacenes de cadena y los que ingresan en gran formato importaron ropa hace más de un año, pues hay que decir que los cogió el tiempo y que están pasados de moda. Allá hay gente capaz que sabe de tendencias, diseños, estampados y colores, luego nadie es tan poco listo como para comprar muchísima ropa antes de que suba el arancel, las tiendas saben que las prendas tienen fecha de vencimiento, basta con saber que los diseños y colores varían cada quince días”, expuso José Miguel Piedrahita.

En colores, aclaró, el blanco y el negro permanecen porque son necesarios para combinar, pero hay otros que duran en el mercado máximo 30 días, un tema muy difícil de manejar con grandes inventarios de mercancía. Insistió que las grandes cadenas están comprando con el 40 por ciento de arancel, pero con el debido traslado al cliente.

El conocedor expuso que el problema con el arancel perjudicó demasiado al micro, pequeño y mediano empresario porque unos insumos costosos, el precio del dólar por las nubes y el mundo alborotado, hicieron todo más complejo porque esta franja de proveedores no importa y tiene la particularidad de trabajar con las uñas. Ahora por fortuna dijo el industrial, llega diciembre en donde la economía se mueve con el sistema moda, pero lamentó que este año por la imposibilidad de seguir con el infausto arancel del 40 por ciento, muchas empresas debieron cerrar sus puertas y despedir trabajadores.

Cuestionó las últimas estadísticas de empleo y dijo que el único gran empleador es el Gobierno que sigue impulsando contrataciones con burocracia, verbigracia el ministerio de la igualdad. Lo cierto es que el empleo que se genera en la micro, pequeña y mediana empresa, se está perdiendo.

“Hay empresas con cuatro o cinco empleados que tuvieron que cerrar”, afirmó Piedrahita.

Más allá que las políticas públicas le den luz verde al desarrollo, los verdaderos hacedores de país son los empresarios ya que pagan impuestos, fomentan crecimiento y contribuyen con el progreso, además generan bienestar y equidad en abundancia, no en decrecimiento que es una bandera del actual mandato.

Sobre las factorías y su papel en el desarrollo, Piedrahita dijo que es absurdo pretender que el país vea al empresario como enemigo puesto que es ese fabricante quien a través de la empleabilidad genera dinámica económica pues para nadie es un secreto que con ingreso se compran bienes y servicios.

El empresario insistió en que es urgente comprarle al país, creer en la calidad de la moda colombiana y entender que si invertimos en prendas nacionales habrá mayor empleo y crecimiento sostenido de la economía. El discurso del ejecutivo, apuntó, debe ser más coherente en vista que no queda bien salir a pedirle la gente que compre colombiano cuando se lucen calzados o prendas manufacturados en el extranjero y con unos precios increíbles.

Piedrahita expresó su desencanto con la venta de productos importados en momentos en los que es perentorio darles la mano a los campesinos que quedan, porque en Colombia se adquiere plátano del Ecuador, Cebolla de Perú, café de Brasil y otros alimentos importados. Dogmatizó que hay hipocresía en el trato a la ruralidad porque una cosa se dice y otra se hace pues no puede ser que Corabastos esté inundado de productos extranjeros a sabiendas que los produce el país.

Los centros de acopio y distribución deben ser los directos responsables de que los nacionales consuman productos colombianos. Manifestó que los campesinos son felices con lo que hacen, no les gusta la abundancia y el cuento forzado que deben tener los hace desdichados porque pierden lo que con amor atesoran y finalmente no pueden hacerse con las cantidades o metas solicitadas.

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