Por: Jairo Ruiz C.
A propósito de la muerte de don José «Pepe» Douer, fundador de Pat Primo, recordé una anécdota que decidí contarles para estos plácidos días de final de año como un abrebocas de cómo, hasta hace pocos años que cambiaron radicalmente las cosas, se influía sobre el comportamiento humano.
Diez años de mi vida los dediqué a trabajar en la publicidad. Lo hice porque en ese momento me pareció menos nocivo vender mercancías y servicios, aunque fueran licores y cigarrillos, que al político de turno.
Tan pronto entre en el “negocio” caí en la cuenta de que no debía dirigirme al intelecto de las personas sino provocar sus emociones y, si lo lograba, podía inducirlos sin que se dieran cuenta de hacer lo que el anunciante deseaba…
Lo segundo que aprendí era que, si quería sobrevivir en ese universo, debía participar en los concursos, como la mejor manera de ·venderme” en un mundo tan competitivo pues, en esa época, pagaban tres y hasta mas veces lo que uno ganaba como reportero. Nunca me había gustado participar en ningún concurso; solo lo hice cuando me fui para Venezuela y comencé a trabajar con un sueldo muy cercano al salario mínimo y me di cuenta de que la única manera de mejorar era participando en el Premio Nacional de Periodismo. Lo obtuve, y de la noche a la mañana comencé a ganar, en la segunda agencia de publicidad del mundo y la mejor de esa época en Caracas, Kittay-Gray Advertining, cinco mil dólares mensuales.
Presidente Leoní entrega premio de Periodismo a Jairo Ruiz
En Colombia nunca necesité hacerlo pese a que jamás permanecía mas de dos años en ninguna empresa y solo “me ajuicié” cuando después de los 40 la familia me dijo que debía quedarme en Inravisión para obtener una pensión. ¡Gracias a Dios les hice caso!
Mi único contacto con los concursos en el pais fue el participar seis veces como prejurado del concurso del CPB, después de pensionado pues antes alguien me propuso para formar parte de ese exclusivo grupo, pero la Junta Directiva me descartó acatando la tradicional norma, que hasta este año dejó de cumplirse, de no nombrar en el Jurado empleados públicos así tuvieran la mas alta calificación profesional.
El Ombligo del Cuento
Pero, en fin, dejemos estas disquisiciones y vamos al ombligo del asunto:
Don . José «Pepe» Douer, era un empresario progresista, Echao pa´lante” como decían en la Costa, que estimulaba continuamente a sus publicistas a ser creativos y muy originales, cosa indispensable en eso de la moda donde el era el rey” por haber inaugurado el sistema “pret a porter” en Colombia.
Era tan novedoso que a veces se hacían hasta cuatro lanzamientos de nuevas modas al año.
Yo trabajaba en Puma Publicidad, propiedad del español-costeñizado José Reventos, que le hacia la propaganda a Pat Primo, y para el lanzamiento de una colección de nuevos conjuntos de blusa y pantalón habíamos seleccionado cuidadosamente las modelos, tomado las medidas por parte de modistos enviados por don Pepe desde la fábrica con ese fin, para que, en las pantallas de cine, a todo color, las modelos lucieran toda su elegancia. En esa época la publicidad en colores era costosísima porque había que viajar con las películas a Nueva York para revelarlas y costaba alrededor de un millón de pesos el segundo.
Pero se dio la circunstancia de que el día de la filmación la modelo mas bajita se enfermó y en su lugar nos enviaron una que, para completar, era precisamente las mas alta. Indignado ordené que ella se pusiera la ropa de la modelo faltante, ella lo hizo, pero salió llorando porque “se le veía el ombligo” Ordené que le retocaran el maquillaje y asi se filmó la cuña.
José Raventos estaba muy preocupado porque si el cliente rechazaba la cuña, las pérdidas para la agencia eran enormes.
Después de la presentación, que siempre se hacía con gran solemnidad en el Teatro Colombia, hoy Jorge Eliécer Gaitán, Don Pepe preguntó:
-¿Y como carajo es que a una modelo se le ve el ombligo?
– Señor Douer, le contesté, como la mujeres comenzaron subiéndose la falda y bajándose el escote, ahora decidimos comenzar por la mitad a ver qué pasa.
-Bueno, vamos a ver qué pasa, respondió José «Pepe» Douer, riéndose.
¡Semanas después, comenzamos a ver “sardinas” con el ombligo al aire!
Don Pepe Drouer puso a sus diseñadores de inmediato a elaborar prendas “ombligueras”, y Pat Primo y Publicidad Puma ganaron mucho mas, sin contar tres Indias Catalina que ganó la agencia en Cartagena y uno de la Asociación de Anunciantes por el la cuña de cine mas innovadora.
Pero si ustedes quieren alarmarse de como la manipulación publicitaria es un pecado venial frente a lo que hoy ocurre, les recomendamos ver “El Gran Hackeo” en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=xjnF4D3TJ-Q.
Me estoy leyendo el libro-testimonio que escribió la protagonista para en enero resumirles en detalle como se eligió en Colombia a Juan Manuel Santos “teniendo presente que en Colombia reina la corrupción” y como llegaron “individualmente” a 440 millones de norteamericanos de cada uno de los cuales tenían mas de cinco mil datos para que se abstuvieran o votaran por Donald Trump