Colmillos retorcidos

El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo defiende así la reforma a la salud. Foto El Tiempo

Por Carlos Alberto Ospina M.

La estridencia ligada a las sucesivas mentiras y fanfarronadas, de por sí, se constituye en un acto de irrespeto hacia las distintas audiencias. Al igual que, Petro, el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez muestra los colmillos para manifestar debilidad y ausencia de estructura argumental en defensa del proyecto de Ley 339 de 2023 y en general, sobre el sistema de salud que pretenden destruir a base de supuestas prebendas a congresistas.

El septuagenario, Jaramillo Martínez, busca hacerse temer a gritos, a partir de las amenazas, la demora en los desembolsos a las empresas prestadoras, la visión caótica de la actual situación y la narrativa mesiánica de que él llegó a construir el bienestar general de los colombianos. Esa actitud agreste y ponzoñosa está muy lejos de pretender encontrar consensos y más cerca del método anárquico.

El cuento de lanzar injurias a todos lados, mencionar inexistentes datos estadísticos, expulsar palabras ásperas y narrar fragmentos de la teoría de la conspiración, ilustran a la perfección el estado de salud mental del ministro del ramo. Una cosa es el rostro descompuesto y el resoplido cual bestia enjaulada; y otro asunto, consiste en una especie de delirio o paranoia que intenta inocular a la fuerza de los chillidos de la irracionalidad.

A veces, Guillermo Alfonso, padece episodios de alucinaciones e incapacidad para afrontar las consecuencias de sus actos. A reglón seguido, asume la personalidad del ‘Chavo del 8´o ‘El Chapulín Colorado’ para quedar en evidencia y cagarla más. «Es que no me tienen paciencia», «fue sin querer queriendo», «bueno, pero no te enojes», «me estoy lavando los ojos de adentro para afuera», «que no panda el cúnico», «no contaban con mi astucia» y la cereza encima del postre, «síganme los buenos». 

Cómo seguir la bandera de este obstinado seudoprogresista que encubre la interinidad en el Invima, el vencimiento de las vacunas bivalentes contra el COVID y la escasez de medicamentos, desviando la atención acerca de su ineficacia al frente de la cartera de Salud, con la infame aseveración que a las EPS durante la pandemia “les pagaban por cama abierta de cuidados intensivos… Nos vimos obligados a convertirnos en un experimento; todos los ciudadanos colombianos que han sido vacunados fueron parte del experimento más extenso realizado en la historia de la humanidad” (sic – ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez ante la Comisión Séptima del Senado). Respecto a tal versión ni borracho rectificó. No es de extrañar que tenga el hábito de vilipendiar, similar al desequilibrio psíquico o adictivo a su jefe inmediato.

A ese el ritmo, el ministerio de Salud y las entidades adscritas se han convertido en un nido de ineptos, despóticos de diferente índole, corruptos y descerebrados, cuyo único mérito en la carrera de administración pública, es la capacidad de repetir diversas genuflexiones ideológicas.

Por esto, 75 sociedades científicas, 14 clínicas y 10 entidades universitarias se unieron para rechazar las afirmaciones del presunto garante de la salud pública de los colombianos, llamando a la responsabilidad y el respeto. “Estas declaraciones no reflejan la realidad. Durante la pandemia, hubo un aumento significativo en el número de camas de UCI a nivel mundial, con países como Italia, España y Estados Unidos que las duplicaron o triplicaron…El hecho de acceder a una cama de Cuidado Intensivo, para los pacientes que la requirieron, implicó una disminución fundamental de la mortalidad. Si estas personas no hubieran logrado un cupo en una UCI, su probabilidad de muerte habría sido mayor al 90%”. (sic) 

Según el Colectivo Científico Nacional “la expansión de las UCI fue una respuesta necesaria ante una crisis sanitaria sin precedentes, que ameritó esfuerzo colectivo global para salvar vidas, lejos de cualquier interés comercial.” (sic- Comunicado del Colectivo de profesionales de la salud del Consenso colombiano de atención, diagnóstico y manejo de la infección SARS-CoV-2/COVID-19, Bogotá 7 de diciembre de 2023).

Quizá, la involución senil o la atrofia cognitiva ponen a delirar a Guillermo Alfonso Jaramillo, creyéndose todopoderoso. Ministro, ¿está bien? A lo sumo, deja la imagen de ser un sujeto cascarrabias, tramposo e intransigente que cada hora enseña los colmillos retorcidos. 

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