Claudia Sheinbaum hace historia al convertirse en la primera mujer que liderará México

Claudia Sheinbaum, al proclamar su triunfo electoral y convertirse en la primera mujer que ejerce el poder presidencial en México. Foto The New York Times

Por Natalie KitroeffSimon Romero y Emiliano Rodríguez Mega

Reportando desde Ciudad de México

Claudia Sheinbaum, científica medioambiental y exjefa de gobierno de Ciudad de México, ganó las elecciones de su país el domingo, en una victoria arrasadora que significó dos momentos trascendentales: se convirtió en la primera mujer y la primera persona judía en ser electa a la presidencia de México.

El conteo rápido indicaba que Sheinbaum, de 61 años, se impuso en lo que las autoridades electorales y que era la mayor votación en la historia del país, en la que han participado la cantidad más numerosa de electores y se han disputado la mayor cantidad de cargos.

Fue un cierre destacable para unas votaciones trascendentales en las que no una, sino dos mujeres se enfrentaron para liderar uno de los países más grandes del hemisferio. Y pondrá a una líder judía a la cabeza de uno de los países más poblados que son predominantemente católicos.

Sheinbaum, de izquierda, hizo campaña con la promesa de continuar el legado de su mentor y actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, lo que complació a las bases de su partido, pero generó inquietud entre sus detractores. Se consideraba ampliamente que los comicios eran un referéndum sobre su liderazgo y la victoria de Sheinbaum se percibe como un claro voto de confianza para López Obrador y el partido que fundó.

López Obrador ha remodelado por completo la política mexicana. Durante su sexenio, millones de mexicanos salieron de la pobreza y el salario mínimo se duplicó. Pero también ha sido un presidente profundamente polarizador a quien se le ha criticado por la incapacidad de controlar la violencia de los cárteles, perjudicar al sistema nacional de salud y socavar persistentemente las instituciones democráticas.

Aun así, López Obrador sigue contando con una amplia popularidad y su atractivo sostenido impulsó a la sucesora que eligió. Y, a pesar de todos los desafíos que aquejan al país, la oposición no logró persuadir a los mexicanos de que su candidata era una mejor opción.

“La queremos. Queremos que trabaje como Obrador”, dijo Gloria María Rodríguez una mujer de Tabasco de 78 años refiriéndose a Sheinbaum. “Queremos esa presidenta como Obrador”.

Sheinbaum ganó con al menos el 58 por ciento del voto, según los resultados preliminares, que indicaron que iba al menos 29 puntos por delante de su competidora más cercana, Xóchitl Gálvez, una empresaria y exsenadora que se postuló con una coalición de partidos de oposición.

Si los resultados iniciales se mantienen, Sheinbaum habrá obtenido una porción más amplia del electorado que ningún otro candidato en décadas.

Sparks fly from a purple platform that a line of people is standing on in front of a grand Mexican building.
Claudia Sheinbaum y sus partidarios celebrando el recuento preliminar de votos en Ciudad de México. Foto Cesar Rodriguez para The New York Times

En un discurso pasada la medianoche del lunes, Sheinbaum prometió trabajar por todos los mexicanos, reafirmó el compromiso de su partido y celebró su ascenso sin precedentes al cargo más alto de la nación.

“Agradezco también, porque por primera vez, en 200 años de la República, me convertiré en la primera presidenta de México”, dijo. “Y, como lo he dicho en otras ocasiones, no llego sola, llegamos todas, con nuestras heroínas que nos dieron patria, con nuestras ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas”.

Sheinbaum dijo que había recibido llamadas de Gálvez y del candidato que obtuvo el tercer lugar, Jorge Álvarez Máynez, para felicitarla por su triunfo. Poco después del discurso de Sheinbaum, Gálvez dijo a sus partidarios que el resultado del conteo rápido “no es favorable a mi candidatura” y que las tendencias eran “irreversibles”, señalando que acababa de comunicarse con Sheinbaum.

En una entrevista previa a la votación del domingo, Gálvez había dicho que “hay un voto antisistema” contra López Obrador que podía ayudar a impulsarla a la victoria. En realidad, dio la impresión de que muchos mexicanos siguen asociando a los partidos que la respaldaron con el sistema, parte de una clase política considerada ineficaz y corrupta.

“Xóchitl Gálvez ha sido incapaz de encarnar un cambio porque los partidos con los que compite encarnan el establishment”, comentó Carlos Bravo Regidor, un analista político en Ciudad de México. “La mayoría de los mexicanos desean una continuidad del cambio que trajo López Obrador”.

Muchos votantes parecieron decantarse por Sheinbaum como alguien capaz de institucionalizar los cambios que implementó su mentor. “Necesitamos un cambio más para el país”, dijo Evelyn Román, de 21 años, estudiante de ingeniería química en Ciudad de México que apoya a Sheinbaum. “Sí se notó el progreso en estos seis años”.

Sheinbaum cuenta con una amplia experiencia: tiene un doctorado en ingeniería energética, participó en un panel de expertos de las Naciones Unidas cuyo trabajo recibió un Premio Nobel de la Paz y gobernó durante casi seis años la capital, una de las ciudades más grandes del hemisferio.

Conocida por ser una jefa exigente de comportamiento reservado, Sheinbaum ha subido en los escalafones políticos al alinearse completamente con López Obrador, quien fundó un partido en torno a su enorme personalidad. Durante la campaña, Sheinbaum respaldó muchas de sus políticas más contenciosas, como los cambios constitucionales que los críticos afirman que erosionarían severamente el sistema democrático de pesos y contrapesos.

Como resultado, Sheinbaum ha tenido que combatir la percepción, que comparten muchos mexicanos, de que será poco más que un peón de su mentor.

Light slants across a masonry wall, with several people standing next to a white sign that reads “El voto es libre y secreto.”
Una casilla de votación en México el domingo. Dos mujeres son las principales contendientes a la presidencia. Foto Fred Ramos para The New York Times

“Está esta idea, porque la dicen muchos columnistas, de que yo no tengo personalidad”, dijo Sheinbaum ante la prensa este año. “Que a mí me dice Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, todo lo que tengo que hacer; que cuando llegue a la presidencia me va a estar llamando todos los días por teléfono”.

A pesar del amplio mandato que los electores le brindaron, enfrentará desafíos significativos cuando asuma el cargo en octubre.

López Obrador se benefició “de una popularidad invencible de un líder muy carismático, cosa que Claudia no es”, dijo Paula Sofía Vásquez, una analista política basada en Ciudad de México.

La violencia de los cárteles sigue flagelando al país, desplazando masivamente a la población y avivando uno de los ciclos electorales más letales en la historia mexicana reciente: más de 36 personas que buscaban un cargo de elección popular han sido asesinados desde el verano pasado.

Carlos Ortiz, un funcionario local de 57 años, que trabaja para la alcaldía de Iztapalapa en la capital, dijo que la violencia lo había motivado a votar contra Sheinbaum.

“Quiero que todo cambie”, dijo, recordando las decenas de candidatos locales asesinados en los últimos meses. “Ya no quiero un país encendido”.

López Obrador ha dirigido la atención del gobierno hacia los factores que impulsan la violencia en lugar de declararle la guerra a las bandas criminales, una estrategia que llamó “abrazos, no balazos”.

Los homicidios han disminuido modestamente, pero siguen rondando niveles récord, mientras que los reportes de personas desaparecidas han aumentado. La inseguridad era una de las preocupaciones principales de los electores.

Sheinbaum ha prometido seguir enfocándose en las causas sociales de la violencia, pero dijo que también trabajará para disminuir las tasas de impunidad y fortalecer la Guardia Nacional.

Several police officers standing on a city street as people pass.
Agentes de la policía en una casilla de votación el domingo en Ciudad de México. La violencia de los cárteles sigue asolando al país. Foto Cesar Rodriguez para The New York Times

En el plano económico, las oportunidades son claras: México es actualmente el mayor socio comercial de Estados Unidos y se está beneficiando del reciente distanciamiento respecto a la manufactura desde China. La moneda es tan fuerte que se la ha denominado el “superpeso”.

Pero también hay problemas latentes. El déficit fiscal se disparó a alrededor del 6 por ciento este año, y Pemex, la empresa petrolera paraestatal, está operando bajo una montaña de deudas, lo que pone a prueba las finanzas públicas.

“No habíamos estado desde hacía décadas en un riesgo fiscal como el que estamos corriendo en este momento”, afirmó Mariana Campos, directora de México Evalúa, un grupo de investigación de políticas públicas.

No está claro cómo es que Sheinbaum lograría cumplir una serie de promesas de campaña —desde construir escuelas públicas y nuevas clínicas de salud hasta la ampliación de los programas de bienestar— dado el estado actual de las finanzas públicas.

“El problema que yo veo es que un montón de propuestas están orientadas a gastar y no hay de dónde sacar el dinero”, dijo Vásquez, la analista política.

Otro desafío gira en torno a los nuevos poderes otorgados a las fuerzas armadas, a las cuales se les ha asignado la gestión de puertos y aeropuertos, la operación de una aerolínea y la construcción de un tren a través de la selva maya. Sheinbaum ha afirmado que “no existe militarización” en el país, mientras ha sugerido que está dispuesta a revaluar la implicación de las fuerzas militares en las empresas públicas.

Además de estos desafíos nacionales, el destino de la próxima presidenta estará entrelazado con el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

La reelección del presidente Joe Biden proporcionaría continuidad, pero el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca probablemente generaría algo mucho menos predecible. Los planes de Trump de detener masivamente a personas indocumentadas y deportarlas a sus países de origen, una medida que podría afectar a millones de mexicanos que viven en Estados Unidos. Ya ha amenazado con imponer aranceles del 100 por ciento a los automóviles chinos fabricados en México.

The smiling faces of candidates are depicted on campaign posters affixed to poles as people pass.
Propaganda electoral el fin de semana en la capital. Las elecciones se perfilaban para ser históricas de distintas formas; son las votaciones en que más cargos se disputan en el país. Foto Cesar Rodriguez para The New York Times

También está el enconado asunto del fentanilo, el cual, según el gobierno de Estados Unidos, los cárteles producen en México utilizando productos químicos importados de China. Trump ha sugerido tomar acciones militares para combatir su comercio.

Sheinbaum ha dicho que México tendrá “buenas relaciones” con Trump o Biden como presidente, y su equipo de campaña ha declarado que continuará trabajando para controlar los flujos migratorios.

Manejar esa presión de Washington, incluso en forma de retórica de campaña incendiaria, podría ser complicado.

Los votantes expresaron confianza en la capacidad de Sheinbaum para enfrentar dichos retos. Daniela Mendoza, una psicóloga de 40 años que vive en Villahermosa, en el estado de Tabasco, dijo que hacía mucho que apoyaba a López Obrador, durante sus intentos anteriores e infructuosos de llegar a la presidencia.

Mendoza, complacida con los programas de bienestar social del presidente, votó por Sheinbaum.

“Claudia sigue la línea, quizás con mejores ideas”, dijo Mendoza. “Y tener una mujer presidenta por primera vez en el país es un logro”.

James Wagner colaboró con reportería desde Tepetitán, Mexico.

Crowds amass in a public plaza, with some people waving flags and others holding up photos.
Simpatizantes de Claudia Sheinbaum celebrando en Ciudad de México el domingo por la noche. Foto Cesar Rodriguez para The New York Times

Natalie Kitroeff es la jefa del buró de redacción del Times en Ciudad de México, que lidera la cobertura de México, Centroamérica y el Caribe. Más de Natalie Kitroeff.

Simon Romero es corresponsal en Ciudad de México, y cubre México, Centroamérica y el Caribe. Se ha desempeñado como jefe del buró del Times en Brasil, jefe del buró andino y corresponsal internacional de energía. Más de Simon Romero.

Sobre Revista Corrientes 4560 artículos
Directores Orlando Cadavid Correa (Q.E.P.D.) y William Giraldo Ceballos. Exprese sus opiniones o comentarios a través del correo: [email protected]